Entrevista a Fernando Epstein

altFernando Epstein es uruguayo, productor de cine y editor. Creador  junto a Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella de la productora Control Z Films. Produjo películas como "25 watts”, “Whisky”, “La perrera”, “Acné” y “Gigante”.

Los comienzos
"25 Watts" fue el puntapié inicial. Era un trabajo que se venía dando desde la facultad con Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Habíamos sido compañeros y egresamos en el '97 de la Universidad Católica. Estábamos entusiasmados con hacer cosas juntos.  Ya habíamos trabajado en la facultad en varios trabajos curriculares y más o menos íbamos perfilando los roles que queríamos ocupar cada uno. Yo quería ser editor y trabajar de eso en productoras publicitarias. Mi sueño era editar películas. Lo primero que hicimos fue un videoclip y casi inmediatamente apareció "25 Watts". Era un guión bastante realizable dentro de nuestras posibilidades y así fue que nos decidimos filmarlo en el año 2000 y una vez terminada la película enviarla a fondos.  En un comienzo los tres éramos  productores, después cuando se acercó la época del rodaje es  que se  terminó concretando que los directores debían concentrarse en dirigir y como mi trabajo como editor comenzaba después,  pasé a ocuparme de la producción. Al ser un poco más grande que ellos y tener experiencia en la empresa de mi padre, me movía con otra soltura. Me gustó el trabajo. También me  tocó editar la película. Una vez que la película estaba encaminada en festivales,  lo que pasó fue medio insólito. En estos días hace 10 años que se estrenó la película en el Festival de Rotterdam. Fue como una puerta de entrada al mundo. Tuvimos la chance de entrar por un camino abierto, algo que ya lo había hecho el nuevo cine argentino.  Encontramos así que no sólo habíamos hecho algo que nos gustaba  sino que podíamos hacer de eso una profesión.

Percepciones personales
De lo único que tomo conciencia es de lo que genera en mi vida, no trabajo con la intención de provocar cambios.  A  "25 Watts" le fue bien, se puso el foco sobre los directores y eso dio lugar a que proyectos de otros directores uruguayos que estábamos intentando llevar adelante también tuvieran una cabida.

Control Z
Nunca nos planteamos esto como un negocio sino como una actividad que nos gusta y que nos permite vivir de esto. Nunca nos planteamos la producción como un negocio. Nunca produjimos un guión que nos trajeran, no nos sale naturalmente agarrar un guión de cualquiera y buscar fondos para realizarlo. Nos parece importante tener una relación de antemano, conocernos aunque no seamos amigos.
La productora fue la consecuencia de un trabajo que se venía profesionalizando. Vimos que podíamos ayudar a amigos que estaban dentro de la misma búsqueda cinematográfica, teníamos una puerta abierta y podíamos trabajar en eso. Empezamos entonces por  ayudar a proyectos que lo necesitaban y así fue cómo surgió "La Perrera", primer proyecto que nos lanzamos a desarrollar que no era dirigido por Juan y Pablo. "La Perrera" tuvo un desarrollo bastante más lento y más largo que el siguiente proyecto que hicimos, "Whisky". En muy poco tiempo logró el financiamiento a través de fondos y recursos a los que aplicamos, incluso pudimos adelantar el rodaje. "Whisky" fue otro aluvión: participación en Cannes, premios. Esto financió otros proyectos que vinieron más adelante, con la ayuda también de los contactos y el reconocimiento generados en el extranjero.
Creo que es probable que las películas que hizo Control Z compartan un mismo estilo, lo que no significa que ese sea el estilo de cine uruguayo. Lo que puede compartir una película nuestra con otra productora es el modo de producción en el cual se enmarca.



El cine en Uruguay

Este es un mercado con un techo muy bajo, nuestra taquilla y cantidad de espectadores es ínfima. En cuanto al apoyo estatal, recién hace dos años hay una ley de cine. En Argentina, por ejemplo, existe  un Instituto de cine (INCAA) que tiene un presupuesto multimillonario y que trabaja en el subsidio de las producciones nacionales para tener de alguna manera viva la industria cinematográfica. Una película no se conforma solamente  por productores y directores, sino que implica una movida de no menos de 150 a 200 personas.
Yo no creo que los inversores extranjeros apuesten al cine uruguayo, sino que apuestan a un tipo de cine. Es un tipo de cine que va en una corriente distinta de lo que es el cine de mercado que se hace en Estados Unidos y que domina las pantallas del mundo. El cine uruguayo es un cine más de autor, más basado en la visión del director por sobre las fuerzas de las estrellas, es un cine que de por sí tiene como una base de tozudez en su concepto, en donde importa más el arte y la expresión del arte.
En nuestro caso siempre nos planteamos historias chicas que fueran contables, y que aun así sigan siendo una película de cine. Pero hay otras producciones que apuntan a otras  cosas y que siguen siendo tan cine uruguayo y está bien. Los tipos de fondos que nos apoyan, miran cierto tipo de cine y no un cine de un país determinado. Es verdad que hay ciertas modas como fue el cine iraní o el cine rioplatense, después se fue hacia Europa del Este, ahora está más de moda Tailandia y esos otros destinos más exóticos.

Las coproducciones
Las películas son películas, son buenas o malas, quién juzga esto, es muy difícil de decir. De todas maneras es cierto que existen dos o tres festivales con prestigio que permiten que este tipo de cine sea posible, que le dan una cierta entrada al mercado en un escaparate de mucho prestigio.
Nuestro techo financiero nos obliga a salir a buscar recursos al extranjero. En general se piensa qué tipo de película se quiere hacer para luego planificar dónde se financia o dónde se busca la subvención necesaria. Este sistema de fondos y subvenciones tiene un cometido cultural y eso marca la cancha bastante fuerte.

Películas uruguayas en el exterior

"25 Watts" era una película que contaba la historia de tres pibes de Montevideo, al parecer una temática muy uruguaya. De repente me tocó ir a un festival en República Checa y encontrarme con pibes de la misma edad copados con la película, que se sentían identificados. Lo mismo pasaba con "Whisky" que se veía como una cosa super uruguaya y sin embargo pegó y enganchó mucho. Yo creo que en realidad no se trata tanto del uruguayo sino de temas humanos más profundos que las películas tratan. Al final todas las películas tratan de cinco o seis temas y la manera de tratarlas es un poco lo que hace la diferencia.
Hacer una película es un proceso que lleva muchos años y uno muchas veces pierde el rumbo. Particularmente cuando empieza la etapa de montaje, llega un momento que uno no sabe si lo que se está haciendo va por buen camino o no. Hasta que llega el momento de presentarla, un momento muy lindo e interesante. Siempre se realiza con un público absolutamente desconocido. De repente uno siente risas en partes de la película en las que no se buscaba. Son este tipo de cosas las que te sorprenden.

Nuevos proyectos

"3" es un proyecto que tiene ya muchos años. Lo  comenzaron a escribir Juan y Pablo después de "Whisky". Juan Pablo falleció en el 2006 y el proyecto quedó un poco guardado. A mí me parecía que era un guión buenísimo y a pesar de la tristeza, consideraba que había que filmarlo. Pablo en ese momento se animó a hacerlo. Viajó a España con la intención de trabajar en el guión, pero en lugar de trabajar en "3", trabajó en el guión de "Hiroshima" y lo trajo pronto y listo para filmar. Decidimos filmar "Hiroshima" antes porque tenía sentido ya que era manejable. Nos tiramos al agua con eso esperando que "3" tuviera su camino de desarrollo.
La película tiene como centro tres personajes: un odontólogo de 50 años y que siente un vacío en su familia actual, y sutilmente trata de recuperara el lugar en la anterior, con su ex esposa e hija. La historia va creciendo y confluyendo a un nuevo tipo de familia, un poco disfuncional, pero familia al fin. Ahora está en proceso de montaje. Cuando terminemos veremos cuál es su proceso de presentación. Sabemos que Cannes es en mayo y que queremos estar. Por otro lado tenemos que respetar el tiempo que la película requiere para terminarla. Presentarla en Cannes significa el prestigio de estar ahí y la posibilidad de generar nuevos recursos para nuevos proyectos.
También hay un proyecto de Ana Guevara y Leticia Jorge, "Tanta Agua", que se filmará este año.

Gustos cinematográficos

En general no me gusta el género de terror porque está asociado con cierto tipo de violencia que cada vez me gusta menos. Ya no me engancho con el terror psicológico, cada vez me interesa menos. No  podría involucrarme en un proyecto que que fuera sobre cosas en las que no creo.
Las películas que sí me interesaría hacer y que no tendría miedo a producir son las más ambiciosas, cosas que no sé ni cómo se hacen, y el desafío me divierte mucho, como ser ciencia ficción. Hace un año y medio me compré una colección de películas donde actuaba John Wayne, en un momento me di cuenta que me encantaría editar una buena batahola de taberna, con tipos que vuelan.
Hay películas que me impactan y quedan en mi memoria. "Pulp Fiction" en su momento me voló la cabeza, aunque ya no me emociona como antes. En los últimos años no he visto tantas películas que me encanten. Tampoco he visto tanto cine como cuando era estudiante. "Maldito Policía de Nueva Orleans" me pareción increible. Hace algunos años atrás vi una película que me emocionó: "Waltz with Bashir".

El cine uruguayo en 10 años
No sé bien qué va a pasar con el cine uruguayo en unos años. Hay una ley de cine que antes no existía. No hay leyes sólidas para poder bancar un viraje político importante. Se instaló  de todas maneras la necesidad de apoyo al cine, sin embargo el estado uruguayo llega como mucho a un 30% de financiamiento del presupuesto de películas.
En el plano internacional somos muy permeables a las crisis y a los cambios también. Hay muchas personas con proyectos esperando apoyo del extranjero. Para nosotros por ejemplo es medio incómodo presentarnos una y otra vez a los fondos de ayuda sabiendo que hay gente que viene atrás; por otro lado es la única manera que existe para hacerlo. Se desgasta todo.
Qué puede pasar de acá en adelante, no tengo mucha idea.


¿De qué lado estamos?

Como judíos nuestro grupo de afinidad natural es el de los oprimidos, éste ha sido el imperativo moral del judío desde nuestro Éxodo de Egipto.  En vez de servir solamente como una narración que describe el pacto de Dios con el pueblo judío nuestra tradición posicionó a la historia del Éxodo como el paradigma del compromiso de Dios con los impotentes y la masa oprimida.  Como judíos se nos ha ordenado emular a Dios, por lo tanto estamos obligados a crear una comunidad comprometida no sólo con judíos sin con todos aquellos que lo necesiten.

Cuando la gente sale a la calle y reclama los inalienables derechos de ser un pueblo libre, cuando pide que su gobierno sea del pueblo y para el pueblo, cuando aboga por una distribución equitativa y justa de los bienes de su sociedad, la respuesta natural de los judíos es de apoyarla.  “Amarás al extranjero como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.” (Levítico 19.)

En este caso, sin embargo, nosotros los judíos, y especialmente los judíos israelíes nos enfrentamos a un verdadero desafío.  Anhelamos un Medio Oriente democrático.  En el fondo, a menudo sospechamos que sólo en un Medio Oriente democrático lograremos la paz que aspiramos.  Sólo cuando la paz se haga entre pueblos libres, ratificada por sus gobiernos electos, tendrá un futuro viable y sustentable.

Sin embargo, nuestra experiencia es que todavía estamos por encontrar un pueblo así.  Todavía estamos por oír la voz en la calle, la voz que representa la voluntad de las masas que están dispuestas a reconocer nuestros derechos inalienables de vivir también como un pueblo libre en nuestra propia tierra.  Nuestra experiencia ha sido la opuesta.

Mi intención aquí no es echarle la culpa a otros, ni exonerar a Israel por el actual impasse en las negociaciones israelí-palestinas. Solamente estoy señalando el hecho que todavía tenemos que encontrar un movimiento “Paz Ahora” que haya surgido de entre la ciudadanía de los estados árabes.  La paz que hemos logrado ha sido solamente con regímenes autoritarios o monárquicos.

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De esta sangre, vendrán los nuevos tiempos

altHosni Mubarak ha elegido morir como un dictador. Morirá en Egipto, quizás, como él mismo dijo que desearía morir. Pero como van las cosas (miércoles a las 16:30 hs. de Uruguay), difícilmente sea como un hombre libre y digno. Probablemente preso o fugitivo. De los manifestantes de la plaza Tahrir (Liberación) nacerán los tiempos nuevos; ellos son los que están forjando una salida a la dictadura y no la tenue reacción internacional. Esta combinación podría precipitar un nuevo gobierno alentador solo si la decisión de las democracias obliga al tirano a abandonar el poder con mínimas contingencias.

El año 2010 fue un año difícil para la dictadura de Mubarak, pero las agencias internacionales nos informaron muy escasamente de ello. A poco de iniciar el año, Mohamed Mustafa el-Baradei, un hombre moderado y firme retornaba a vivir a Egipto con el deseo de dedicar sus últimos años a una tarea que le diera aún más prestigio que el que se había ganado en los últimos años como Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (1997 a 2009) donde resistió los embates de la Administración Bush. Su firmeza y su ponderación le valieron uno de los reconocimientos de mayor prestigio: el Premio Nobel.

Los datos económicos de Egipto son muy malos. Hambre y represión, no son sustentables…además de ser una fórmula antidemocrática e inmoral. Pero Egipto y Mubarak han sido para la región un mal menor frente a otros autócratas, que además de dictadores se caracterizan por su militancia anti Israel. A ellos, en los últimos años se sumó Irán y el vacío de poder y corrupción de Irak, obra maestra final de una administración republicana que aceleró la crisis estadounidense hasta llevarla a un deterioro cuya dimensión y profundidad no ha sido adecuadamente dimensionada.

Los cables revelados hace pocos meses por Wikileaks nos muestran que desde mediados del año pasado los Estados Unidos intentaban persuadir a Mubarak para que en el menor plazo posible comenzara un proceso voluntario de reformas que concluyeran en un ambiente menos tenso y más libre. Pero Clinton no logró persuadir a Mubarak. Esa señal era esperada, parsimoniosamente, por una oposición moderna y modernizadora nucleada en la aún débil Asamblea Nacional para el Cambio (http://www.taghyeer.net), una organización que parece nuclear más a intelectuales y diplomáticos, más occidentales, y a un amplio universo de estudiantes universitarios y jóvenes, que a multitudes provenientes de las zonas pobres, desclasadas y analfabetas.

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Memoria del Holocausto

altEl día 27 de enero se celebró el Día Internacional de Memoria del Holocausto y de prevención de los Crímenes contra la Humanidad. Sobre la historia de nuestro continente se yergue una sombra que envuelve en la tiniebla cada página, cada verso, cada línea. Cada año, pues, el mundo recuerda que aquí, en esta tierra, se exterminó a seis millones de seres humanos por ser judíos. Sólo a ellos se los busco por islas y bosques, por llanos y valles, de ciudad en ciudad y de puerta en puerta. En ese día, recordamos a todos aquellos que murieron a manos de los nazis y sus colaboradores.

¿Y luego? La pregunta es inquietante.

¿Qué ocurre al día siguiente? El mismo hombre que se conmovía recordando el sufrimiento de los niños judíos —un millón y medio- desnutridos, gaseados, estrellados contra las piedras; ese mismo, digo, acusa a Israel de los mismos crímenes que los nazis perpetraron.
Un día después de hacer memoria, el mismo señor que lloraba lágrimas sinceras por los jóvenes que murieron en los campos y los ghettos, por las madres huérfanas de hijos y los abuelos que jamás conocieron a su descendencia; ese mismo señor, digo, se pregunta por qué los judíos deben tener un Estado y justifica los atentados de Hamás y los ataques de Hizbulá como actos de resistencia.

No pasa mucho tiempo, sólo un día. Quien se indignó por el recuerdo de las humillaciones, las discriminaciones y el racismo —los judíos no podían comprar fruta fresca ni enseñar en centros educativos ni tocar en las mismas orquestas que los arios- esa misma persona, digo, llama a boicotear los productos y servicios israelíes como si la única democracia de Oriente Medio tuviese el estigma de haber logrado sobrevivir a las guerras y al terrorismo.

Tal vez sea que -para algunos- el recuerdo de un día justifica miles de olvidos. Quizás sea que evocar a los judíos muertos evita -para algunos- la necesidad de preocuparse por los judíos vivos. He aquí la perversión de la memoria.

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La bicicleta a la calle, el ciclista al poder

Cuando tenía 18 años lucía, como muchos otros adolescentes, un morral negro saturado de parches y prendedores con consignas anarko punk. El observador desprevenido rápidamente identificaría en mi bolso un pedazo de tela torpemente recortado y cocido con la leyenda “Si el trabajo fuese cosa buena se lo guardarían los burgueses para ellos solos”, otro aun más provocador exhibiendo a una familia de vacas sentadas en la mesa para devorar a un ser humano (de indubitable cuño vegano/ animal friendly), y el infaltable pin de los Dead Kennedys, mi banda punk de cabecera. Entre esta familia iconográfica se perdía en la soledad un pequeño prendedor que mostraba nada más (y nada menos) que una bicicleta. Al acercarse podría uno reconocer, flanqueando el círculo metálico, la frase: “Bicis al carrer”, voz catalana traducible como bicis a la calle.

Por supuesto: entre los 18 y los 20 años la bicicleta era para mí una política. El transporte sustentable, autopropulsado, saludable, amistoso con el medio ambiente, que reducía los accidentes hasta su mínimo imaginable. Y, principalmente, que igualaba a todos los integrantes de una comunidad en tránsito, no habiendo en el espacio público jerarquías ni estamentos, más que la cualidad de ser todos ciclistas.

Debo reconocer que el automóvil terminó venciéndome (o mejor dicho, las innumerables puertas de auto que se abren en tu cara, los colectivos encerrándote, las caídas en plena avenida). Ya desde hace años que no empleo la bici para transportarme de manera cotidiana. Por eso es que la Masa Crítica me tomó por sorpresa. Los crucé una vez en Palermo. Su visión tiene casi la fuerza de los espectáculos que ofrece la naturaleza: miles de bicicletas avanzando por el asfalto en un bloque variopinto, interminable, formando una bestia magnífica e incontenible. Los autos quedan por primera vez relegados, forzados a adaptarse al ritmo que impone la bicicleta. Se revierte al menos por una vez la dinámica en la que son los ciclistas y los peatones los que deben amoldarse al transporte motorizado. La Masa Crítica volvía visible a los proletarios de la circulación, al grito de “No bloqueamos el tráfico, somos el tráfico”

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A mi querida nieta

altTe dimos la bienvenida al mundo esta semana. Con tu nacimiento me sucedió algo raro, que no sentí con el nacimiento de mis hijos.  Te miré y empecé a calcular qué edad tendría yo cuando tú te cases o si estaré vivo para celebrar contigo la bar o bat mitzvá de tus hijos. A los 52 soy un abuelo joven, y Dios mediante me quedan muchos años por delante.  Sin embargo sentí tu nacimiento como el comienzo de una nueva era, que me di cuenta seguiría más allá de mí.  Una era que te formará y a la que tú también darás forma.  No quiero sobrecargarte ahora innecesariamente porque desde tu perspectiva tu más importante desafío en el momento es llegar a dominar el arte de alimentarte.  Pero escribo esto con la esperanza que un día dominarás esa tarea y otras, y podrás leer lo que te estoy escribiendo hoy.

Has nacido dentro de una gran tradición y un gran pueblo.  Uno de los desafíos de una tradición de 3.500 años es que con cada generación se convierte en más cargada de detalles, leyes e ideas.  En nuestra tradición a menudo es difícil distinguir los árboles del bosque, entender cuál es el corazón y lo esencial entre las millares de tradiciones que aparentemente no tienen fin. Obviamente cada generación tiene que identificar y responder a estas preguntas por sí misma.  Pero hay una respuesta que fue dada hace 2.000 años por uno de nuestros grandes rabinos de acuerdo a la cual he actuado durante toda mi vida y que espero te guíe a ti también.  Hillel el Viejo dijo “Lo que es odioso para ti, no se lo hagas a otros. Esa es toda la Torá, el resto es comentario.  Ve y estudia.”

Amo a nuestra tradición.  Pero muy a menudo, al igual que otras religiones, sufre de una enfermedad auto inmune en la que parte de la tradición se ataca a sí misma y socava sus propias metas.  Se supone que la religión debe ser una fuerza para el bien y una identidad religiosa una base para la grandeza.  Sin embargo demasiado a menudo parece que funcionara a la inversa.  En nombre de Dios, y por fidelidad a la ley, a menudo nos volvemos ciegos a lo que es realmente importante. Demasiado a menudo, la religión y el compromiso religioso se tornan en catalizadores para rendir por debajo de nuestra capacidad tanto moral como espiritual.

Hillel trató de guiarnos un poco a través de este laberinto.  Dijo, "volvamos a lo básico".  Primero, ser un judío es reconocer que debes tratar al prójimo como quieres ser tratado tú.  El fracaso moral es pocas veces el resultado del rechazo de los principios morales; es más bien la reducción de su aplicabilidad.  No es que no sepamos lo que es bueno, nunca tenemos dudas acerca de lo que creemos que son las obligaciones de los otros para con nosotros.  La fuente del fracaso es cuando anestesiamos nuestras conciencias por medio de racionalizaciones que nos permiten tratar a nuestro prójimo en forma diferente.

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Las metas de Israel para el 2021: Educación, educación y educación

altTambién Israel, así como ya lo hicieron muchos otros países, respondió a la conocida atracción sobrenatural que ejercen los números redondos sobre los humanos, líderes incluídos, afilando, en el umbral del nuevo decenio, sus metas para el 2021.

El 12 y 13 de enero se llevó a cabo en el Centro de Convenciones Binyanei HaUmá en Jerusalén, la Conferencia Israel 2021, convocada por el periódico especializado en economía The Marker (tal es su nombre en Israel, en inglés) que lidera, junto con el Instituto Rehut, un proceso de definición de objetivos y elaboración de estrategias con el propóstio de conducir a Israel, durante la presente década, al "gran salto" tan ansiado, en el ámbito socio-económico. El evento, que constituyó una especie de «lluvia de ideas», fue la «cereza del postre» del proceso.

Entre los numerosos participantes figuraron destacadas personalidades de las altas esferas, empezando por el presidente, Shimón Peres; el premier, Biniamín Netaniahu; cuatro ministros; y numerosos expertos, de Israel y del exterior, del ámbito político, financiero, académico, empresarial; municipal y de diversas ONG; entre ellos,  Michael Spence (ganador del premio Nobel en Economía en el 2001) que afirmó: «la economía de Israel es impactante. Es, tecnológicamente, de avanzada y rica en capital humano».

El evento se llevó a cabo en el contexto político, social y económico efervescente que caracteriza al país en general, y a Israel de principios del 2011 en especial, en vísperas de la sorpresiva partida del actual ministro de Defensa Ehud Barak  del partido Laborista, que se tradujo en la fundación de un nuevo partido («Atzmahút» = Independencia); de la decisión del premier Netaniahu de implementar las recomendaciones de la Comisión Sheshinski, respecto a las innovaciones en la política presupuestaria que llevan a incrementar los tributos a pagar por la explotación de las reservas naturales; y en el área de la Educación, poco tiempo después de darse a conocer los resultados del examen internacional PISA, que sitúan a Israel en el lugar 41, en el área de Ciencias y Matemáticas, entre los 64 paises que participaron, y el 36 en Lectura, que, dentro de todo, aunque pocos atractivos, fueron recibidos con relativo optimismo por superar los resultados anteriores. Algo es algo.

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En busca de la coherencia perdida

“…Toda crisis es pérdida para atrás y crecimiento para adelante. Sólo que la pérdida o rotura es algo que se te da y el crecimiento es algo que tú debes producir, que no viene solo y automáticamente…”.
Jaime Barylko.

El título puede sonarles al oído como cualquier canción de moda, pues por poco no es la tinta de Barylko. Casi. La única diferencia (y no solo por temas de copyright) es que no pretendo ahondar en lo mismo que este
magnífico escritor ya hizo. La palabra “valores”, aunque la utilizaré con frecuencia, no será el núcleo central de estas ideas, sino que, por el contrario, la protagonista principal será la “coherencia”. La Real Academia
Española la define como una “actitud lógica y consecuente con una posición anterior”. Puede sonar coherente, valga la redundancia, con lo que entendemos vagamente de la misma. No obstante, esta no será una lección de epistemología griega. Pretendo, opuestamente a ello, zambullirnos en un mundo que es tan real como la vida misma, y tan profundamente vivida
como una realidad soñada. Es, en síntesis, la voluntad de un grupo de jóvenes en tiempos posmodernos de intentar desafiar a todos los escépticos
del planeta y equilibrar, como balanceándose en un hilo, el mundo de ayer con el de hoy, las ideas con la práctica, su esencia con su forma y, en fin,
sus valores con sus propias vidas. Bienvenidos, por lo tanto, a nuestra
escuela de la vida.

La tnua no es solamente un movimiento educativo. Es, además, unconjunto de jóvenes que nos tambaleamos continuamente entre lo que soñamos ser y lo que somos, en la irrefrenable búsqueda por repararnos a nosotros mismos, en mejorar al Estado de Israel y al mundo que nos rodea
–tikun olam-. Ahora bien: esa luz que nos ilumina el paso, ¿quién la prendió? Y fuese quien fuese el iluminador histórico, aquél ideal que encendió, ¿acaso es relevante hoy en día? Si hace setenta años viajaban miembros de Habonim Dror a convertir Eretz Israel en Medinat Israel, nosotros, ¿somos ellos resurgidos en otros cuerpos? ¿Tenemos los mismos valores, las mismas ideas y los mismos desafíos? ¿Cuál es el equilibrio perfecto entre nuestro pasado, nuestro presente, nuestras ideas, nuestro corazón y nuestro alrededor?

Cuestiones semejantes a estas, y preguntas de todo tipo y color; dudas más difíciles de responder que de reformularlas, han sido, desde que tengo memoria en la tnua, la piedra en el zapato que nos molesta al caminar. No obstante, es ambigua: mientras nos duele y nos molesta, nos motiva a redescubrirnos, a salir de la crisis. La introspección es, por lo tanto, nuestro mejor remedio.

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La Ruta de la Cocina Sefardí en España

Un suave  aroma a clavo de olor, canela, tomillo y miel se desprendía de las pequeñas ventanas de las juderías de toda España.  Las estrechas callejuelas del  barrio judío de Segovia no diferían mucho de las de Córdoba, Sevilla, Toledo, o Girona. 


Sobre las piedras del camino transitaban rabinos, viudas bordadoras, novias recién  comprometidas y orfebres exquisitos. En las cocinas el pisto, la berenjena, el cordero, los frutos secos y las hierbas aromáticas anunciaban el final de cada día.  Sobre la mesa de la cocina  la luz de las velas ilumina el color carmesí del vino Kosher.  Mientras las mujeres  terminaban de preparar la cena,  el atardecer cubría con su manto de cantos litúrgicos todos los rincones de la judería. Así  era la vida cotidiana de los judíos españoles  que vivieron durante 1000 años en esta tierra. Tras la partida forzada de los judíos españoles en 1492 las aljamas  quedaron postradas en un silencio de siglos.  Durante 500 años los postigos  permanecieron cerrados.  Los fogones durmieron su fuego en cenizas y las ollas se amontonaron vacías en la oscuridad de los tiempos.  

Al partir,  una receta y una llave


Las abuelas judías guardaron en sus bolsos de viaje los recetarios y las llaves de sus casas. “Algún día regresaremos a nuestro hogar”, se prometieron. Y si no lo harían sus hijas, o sus nietas…   La memoria convertida en hecho gastronómico fue heredada de generación en generación. Fue la forma que encontraron en el exilio para no olvidarse nunca su tierra.  A fuerza de cocinar el pasado buscaron establecer un futuro reencuentro con su añorada España, su añorada Sefarad.
El recetario sefardí, cuenta  por lo tanto, la historia del pueblo que lo porta, y en su camino se fue enriqueciendo y transformando.  Se incorporaron los productos, las materias primas, y las influencias culinarias de cada lugar al que iban llegando. La cocina sefardí, la original, la que no tiene influencias de los lugares que luego han habitado, es muy difícil de rastrear. Porque la verdadera cocina sefardí  surge luego de la salida de los judíos de España.  El recetario original no se conoce con certeza.  La rememoración de lo que hacían en la península se mezcla luego con la de Grecia, Turquía o Italia. La cocina sefardí  original es  100% Mediterránea.

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El Estilo de tomar decisiones del Faraón y el nuestro

altEn las porciones semanales de esta época del año, leemos acerca de la respuesta de Paró cuando su mundo se viene abajo.  Plaga tras plaga, Paró se enfrenta a la realidad de que el estatus quo ya no puede ser mantenido, pero no logra actuar de acuerdo esto.

Cada vez que ocurre una calamidad, cuando la plaga está en su punto álgido y la devastación de Egipto es palpable, Paró cede y se ablanda y decide liberar al pueblo judío, sólo para revertir su decisión cuando la plaga decrece.  Como nos dice la Torá después de la plaga de las ranas: “Mas cuando Paró vio que había respiro, endureció su corazón y no los escuchó…” (Éxodo 8:11)

Una y otra vez se nos dice que el corazón de Paró se endurece, pero bien podemos preguntar cuál es la naturaleza de un corazón así.  ¿Por qué es este el rasgo que la Torá usa para describir por qué Paró está paralizado y sólo es impulsado a tomar una decisión en el momento en que ocurre una crisis y mientras esta dura?

En esencia el corazón de Paró  hace juego con su estilo de tomar decisiones: es reactivo.  Un corazón que es pesado y está duro es un corazón que es lento y está cansado.  Es inerte, un prisionero del destino, no un agente de cambio.  El corazón de Paró puede ser despertado sólo para responder a una crisis, fácilmente se engaña a sí mismo pensando que la crisis es temporaria porque anhela el estatus quo.

Hay mucho que podemos aprender de Paró.  La tradición judía siempre ha tenido una relación inquieta con el estatus quo.  La necesidad de progresar, de mejorar, de estar insatisfecho con como están las cosas, nunca está lejos de los textos o de las conversaciones judías.  Es un producto de nuestra experiencia como pueblo, es inherente al imperativo de seamos “un reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxodo 19:6)

Como judíos el estatus quo no es nunca algo que exaltemos, siempre conlleva los peligros de la autocomplacencia, de la superficialidad, de corazones duros y pesados.  Si nuestro objetivo es, como el de Paró, mantener el estatus quo estamos destinados al fracaso – un fracaso no sólo práctico sino también espiritual.

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