Las metas de Israel para el 2021: Educación, educación y educación

altTambién Israel, así como ya lo hicieron muchos otros países, respondió a la conocida atracción sobrenatural que ejercen los números redondos sobre los humanos, líderes incluídos, afilando, en el umbral del nuevo decenio, sus metas para el 2021.

El 12 y 13 de enero se llevó a cabo en el Centro de Convenciones Binyanei HaUmá en Jerusalén, la Conferencia Israel 2021, convocada por el periódico especializado en economía The Marker (tal es su nombre en Israel, en inglés) que lidera, junto con el Instituto Rehut, un proceso de definición de objetivos y elaboración de estrategias con el propóstio de conducir a Israel, durante la presente década, al "gran salto" tan ansiado, en el ámbito socio-económico. El evento, que constituyó una especie de «lluvia de ideas», fue la «cereza del postre» del proceso.

Entre los numerosos participantes figuraron destacadas personalidades de las altas esferas, empezando por el presidente, Shimón Peres; el premier, Biniamín Netaniahu; cuatro ministros; y numerosos expertos, de Israel y del exterior, del ámbito político, financiero, académico, empresarial; municipal y de diversas ONG; entre ellos,  Michael Spence (ganador del premio Nobel en Economía en el 2001) que afirmó: «la economía de Israel es impactante. Es, tecnológicamente, de avanzada y rica en capital humano».

El evento se llevó a cabo en el contexto político, social y económico efervescente que caracteriza al país en general, y a Israel de principios del 2011 en especial, en vísperas de la sorpresiva partida del actual ministro de Defensa Ehud Barak  del partido Laborista, que se tradujo en la fundación de un nuevo partido («Atzmahút» = Independencia); de la decisión del premier Netaniahu de implementar las recomendaciones de la Comisión Sheshinski, respecto a las innovaciones en la política presupuestaria que llevan a incrementar los tributos a pagar por la explotación de las reservas naturales; y en el área de la Educación, poco tiempo después de darse a conocer los resultados del examen internacional PISA, que sitúan a Israel en el lugar 41, en el área de Ciencias y Matemáticas, entre los 64 paises que participaron, y el 36 en Lectura, que, dentro de todo, aunque pocos atractivos, fueron recibidos con relativo optimismo por superar los resultados anteriores. Algo es algo.

Precisamente, la Educación fue uno de los temas protagónicos alrededor de los cuales giraron los múltiples debates simultáneos que se llevaron a cabo durante la Conferencia, junto con los tópicos relacionados con el mercado laboral, la competividad, la inclusión de la sociedad árabe, el salto económico y la efectividad del gobierno y del sector privado.

"Establecer una estrategia es algo inevitable –dijo Netnahiahu–. Si existe una buena extrategia con una realización mediocre siempre le va a ganar a una estrategia mediocre con una realización excelente. Por lo tanto, nuestro objetivo es presentar una estrategia excelente para Israel y llevarla a cabo.» Al referirse al tema del incremento tributario arriba mencionado, informó que la intención es crear un fondo nacional destinado a los objetivos básicos: educación y seguridad, y al enumerar las metas específicas que conducirían a Israel al ambicioso objetivo que estipuló, «en la primera mitad del decenio podremos estar entre los 15 países líderes en PIB por cápita», recalcó la quinta (después de apuntar a incrementar la participación laboral y la construcción, aprovechar la ventaja geográfica y continuar sobresaliendo en el rubro de alta tecnología): «educación, educación y educación».

Participación laboral baja
Según Yarom Ariav, ex Director General del Ministerio de Finanzas, los tres problemas más cruciales con los que Israel tiene que enfrentarse a lo largo de este decenio son: el sistema educativo; el sector público; y la participación en el mercado laboral, refiriéndose puntualmente a los sectores  ultrarreligioso y árabe.

También Tziona Kenig, la responsable, dentro del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo, de supervisar el cumplimiento de la ley de igualdad de oportunidades laborales, sostuvo, al referirse a los cambios necesarios que "todo empieza en la educación" y subrayó el hecho de que en Israel trabaja el 40% de la población que «es un porcentaje bajo». Al referirse a los sectores de la población que aún no agotaron su potencial de participación en este mercado, mencionó a la población árabe, ultrarreligiosa, etíope y las mujeres, «se puede ver en los niveles directivos, las mujeres aún no ocupan, en absoluto, su lugar en la sociedad israelí», afirmó. Respecto al «techo de cristal», como se define al obstáculo invisble que impide a las mujeres crecer profesionalmente, dijo: «es más transparente. Aún existen barreras. (…) la repartición de la responsabilidad parental tiene que cambiar, no sólo para las mujeres sino también para los hombres».

El flamante «ex» ministro de Bienestar Social, Buggi Herzog (quien durante el congreso aún ocupaba el cargo, al que renunció a raíz de los cambios en el partido laborista), se lamentó: «me frusta el hecho de que el mundo que yo represento y lidero no ocupe en absoluto un lugar central en los foros económicos. Soy la única persona del ámbito de Bienestar Social que llegó al congreso».

La intención de los participantes de la Conferencia era concreta y promisoria: establecer objetivos a largo plazo y definir las estrategias para lograrlos, de tal manera, que las metas de Israel 2021 logren subsistir a los cambios de coyunturas de toda índole, que seguramente se irán dando a medida que transitemos esta década. Algo quedó muy en claro: el casi unánime mantra de que la meta primordial es la educación. La respuesta a la pregunta si este objetivo se verá cristalizado a través de un presupuesto educativo digno, nos esperará cuando lleguemos a la otra orilla de este decenio.

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