Voces por la paz

Un coro de jóvenes voces, proveniente de la ciudad árabe y judía de Yafo, transmite a la comunidad un mensaje diferente en clave musical: la paz es posible, la convivencia se genera día a día, y debemos predicar con el ejemplo. El coro juvenil Voces por la Paz, integrado por chicos y adolescentes israelíes cristianos, judíos y musulmanes de Yafo –la bíblica Jaffa, hoy suburbio de Tel-Aviv–, cuyo repertorio musical incluye canciones en hebreo, árabe e inglés, busca tender puentes de tolerancia, comprensión e integración entre las diferentes culturas, religiones, idiomas e idiosincrasias que lo componen.


Establecido en 2002 por el conocido cantautor israelí Shlomo Gronij y el Centro Comunitario Árabe-Judío de Yafo, el coro juvenil Voces por la Paz se ha presentado con gran éxito tanto en Israel como en numerosos países, ante las más distinguidas personalidades –entre ellas el Papa Benedicto XVI, el Presidente israelí Shimon Peres o el ex-presidente estadounidense George Bush– y en innumerables festivales, recitales y funciones en vivo y televisadas.

El conjunto pretende enviar un mensaje de esperanza y tolerancia entre pueblos y culturas, utilizando la música y la educación como medio para divulgarlo a su audiencia y a la sociedad en su conjunto. Cada chico aprende a conocer a su compañero, respetando sus diferencias y resaltando los valores en común y el reconocimiento del otro como clave para la convivencia.

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Auténtico

"En  Auténtico  -dice el actor-, aparecen cinco personas que están atravesadas por el discurso del sexo. Lo que observamos es cómo aparece el sexo diariamente en nuestras vidas, desde las minorías. En ese recorte está Mariela, con el discurso de la mujer feminista, con un tema muy fuerte, que es la trata de mujeres; Bordoni lleva adelante el discurso del heterosexual; Diego, Emiliano y yo nos hacemos cargo de las cuestiones gays, con diferencias muy grandes. Diego apunta a la búsqueda del amor; Emiliano plantea qué pasa con lo «trans» en nuestra sociedad, y yo refiero una visión muy personal, que me obsesiona, acerca del sexo sin cuidado. En función de esos cinco discursos, aparecen temas que se relacionan con mi dramaturgia general. Eso empieza a desplegar humor y se transforma en el costado más político del espectáculo, más central o más comprometido en cuanto a contenido."

Una nueva propuesta de José María Muscari para su público que lo sigue desde siempre y para los que no lo probaron todavía.
Un espectáculo que habla sobre la diversidad sexual, el amor, las minorías, la violencia y el arte.
Un show musical, emotivo y tecnológico.

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El oficio de la pasión

En vidas como las nuestras, donde todo parece destinado a transformarse, la vocación se manifiesta como un fenómeno anó­malo: resiste, indoblegable, el paso del tiempo; expresa, en su constancia sin mengua, la magnitud de su misterio.

La vocación, digámoslo desde ya, no es una elección. Hay, entre una y otra, radicales diferencias. La elección es siempre obra del sujeto; la vocación, en cambio, da forma al sujeto, lo constituye. Sí, la vocación nos elige. Ella dispone de nosotros, se nos impone.

Podemos, es cierto, desatenderla; no obrar en consonancia con su signo. Pero ese desapego acarrea un costo y ese costo, invariablemente, es el de un profundo desasosiego. Es que al no aceptar ser lo que hacemos, difícilmente podamos llegar a ser lo que queramos. Es fácil, sin consecuencias, dejar a un lado esto o aquello. Gustos, aficiones, y hasta intereses pueden soslayarse sin riesgo. Pero no una vocación.

Del vigor de una Vocación, sin embargo, no sólo habla su te­naz persistencia en el tiempo. Mucho dice de él, además, la em­pecinada decisión con que enfrenta el rechazo que a veces le evi­denciamos. Porque si es cierto que quebrantar una vocación equi­vale a perderse, no haberse visto impulsado alguna vez a terminar con ella implica no haberla sentido en toda su compleja intensi­dad. Es que una vocación tiene, también, mucho de insoportable. Por naturaleza es absorbente, despótica, inflexible. No tolera am­bigüedades ni deserciones, no soporta siquiera claudicaciones ocasionales ni deserciones en su asunción. Exige obediencia, es­tricto acatamiento. Y lo exige bajo el doble imperativo de la ple­na subordinación a su mandato y la total consagración a su senti­do. Todo ello, como se ve, convierte a la vocación también en una penuria. Porque si es cierto que en su cumplimiento encuentra quien la sirve una de sus máximas satisfacciones, esa misma entrega hace con que los padecimientos que su realización impone alienten, por momentos, el deseo de olvidarla o, al menos, de alternar entre su yugo férreo y alguna opción menos perentoria y acaso más amena. Es que a veces se hace imprescindible sentir, aunque sea fugazmente, que es nuestra voluntad y no nuestro destino la que comanda el rumbo de nuestra vida, libre al fin del oscuro y poderoso mandato que la ha escogido como su voce­ra. El que alguna vez anhelemos vernos sustraídos al imperioso tener que obrar dispuesto por la vocación, no deja tampoco de vincularse al hecho de que jamás se sepa a ciencia cierta si es re­cíproca la pasión que une al creyente con su fe. Podrá compren­derse con claridad, en un momento dado, qué exige de nosotros la vocación pero difícilmente llegará el instante en que nos sintamos persuadidos de está sirviéndola como se debe.

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Historietas reales

Uno. La década del 50 está por concluir. Dora Bardavid, 16 años, trabaja en un archivo en Berlín clasificando documentos nazis capturados por los norteamericanos al final de la guerra. Su padre murió asesinado en los campos de exterminio nazis, en tanto que su madre, sobreviviente, reside en París. Esta tarea en el archivo le permite descubrir la estructura burocrática de la maquinaria criminal desarrollada por el gobierno de Hitler.

Dos. La protagonista viaja a Argentina, más precisamente a la localidad bonaerense de Vivar. Allí la espera Judith, su amiga que no ve desde la infancia transcurrida en Marruecos. El viaje lo financia un agente secreto israelí con el objetivo de capturar al famoso criminal nazi Joseph Mengele.    

Las dos historias corresponden a las historietas “20874” y “Rat-Line”, escritas y dibujadas por Ignacio Minaverry para la revista Fierro y compiladas a fines de 2009 por La Editorial Común, emprendimiento del dibujante Liniers, bajo el título de Dora N°1.  

Minaverry utiliza líneas minimalistas, con un predominio de fondos blancos y negros. En 20874 hace un uso expresivo del color, reservado para mostrar las diferentes insignias con que los nazis identificaban (o mejor dicho: les quitaban la identidad) a los judíos, gitanos, Testigos de Jehová y otras minorías de presos en los campos de concentración.  

El recurso del color permite destacar ciertos aspectos de la historia, otorgarles una jerarquía, un poco como ocurre en La lista de Schindler, de Steven Spielberg, en la escena de la niña vestida con un saco rojo, que se diferencia del blanco y negro predominantes.  

En Rat-Line el color aparece para ilustrar algunos mapas y pensamientos de Dora y las alucinaciones que sufre al tomar un somnífero en su viaje a Argentina, como si el color en este caso fuera un escape a esa insoportable realidad en blanco y negro. También aparece el color al final, cuando Dora asume el duro desafío que implica convertirse en cazador de nazis. 

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Fuerza Bruta

No hay butacas, el público se encuentra de pie y va modificando su estado emocional.  Habitualmente terminan todos bailando o saltando. Es un paseo de sensaciones donde la música y la emoción, juegan un rol fundamental.

Fuerzabruta tuvo además un brillante debut en Taipei e inició el tour asiático donde tiene prevista más de 120 presentaciones. Cuentan con tres sedes (Argentina, EE.UU., México) que trabajan de manera paralela. Además Fuerzabruta continúa presentándose en ciudades importantes del mundo como Lisboa, Londres, Miami, Bogotá, Edimburgo, Berlín, México, Caracas y San Pablo.

Cuando se lo consulta de cómo es el show, Diqui James, creador del espectáculo, responde con entusiasmo: "Se encontrarán con un gran espectáculo en vivo que cuenta con dramatismo, humor y tiene un gran impacto visual. Acá se prescinde de escenografía, decorados e iluminación. Se entra a un espacio que no es convención al de un teatro.”

El espectáculo ya fue visto por más de 900.000 personas en distintos puntos del mundo, asombrando a 270.000 espectadores en Nueva York, 100.000 en Londres, 25.000 en Edimburgo y 50.000 en Berlín, y en casa una de las plazas en las que se presentó cosechó aplausos y excelentes críticas.

FuerzaBruta" es, sobre todo, movimiento. En el aire, en el suelo y en cualquier lugar del recinto, los actores no paran de desplazarse. Corren, "vuelan", nadan y bailan como si nada fuera imposible, como si ninguna superficie estuviera fuera de su alcance.

El escenario cambia de lugar constantemente. Puede estar en el centro, en una esquina o incluso sobre las cabezas de los espectadores. Cada número es una sorpresa que se vive desde dos sentidos: la vista y el tacto.

Una de las apuestas más fuertes de la noche se da con una pileta transparente y movediza que se posa sobre el público. Allí, cuatro actrices se convierten en "sirenas" por un rato y se desplazan por ese enorme espacio que baja hasta quedar al ras del público. Las chicas se mueven, saltan, y patelean en el agua mientras, desde abajo y plástico de por medio, los asistentes interactúan con las bailarinas subacuáticas.

Los actores chocan con muros de papel, de cartón y plaquetas de espuma pero nada los detiene. Tampoco el viento ni el agua que se crea mediante una impactante puesta en escena. En ese momento los espectadores también forman parte de esa ida y vuelta constante con los protagonistas. El líquido los alcanza y los papeles vuelan sobre los cuerpos que se amontonan y cambian de lugar al compás de los movimientos del escenario y de la música que acompaña en todo momento.

FuerzaBruta logra su cometido: que la gente sea partícipe de un hecho artístico. Acrobacias, murga, destrezas en el agua y en el aire, teatro y una especie de "rave" completan una original propuesta que nació de las entrañas de "De La Guarda" y hoy triunfa alrededor del mundo.


De errores y falsedades

Cortesía de Guysen

Cada vez que ocurre un incidente que involucra a Israel de inmediato se desata una guerrilla mediática en que el Estado judío termina invariablemente en el banquillo de los acusados. No importan demasiado las razones. Incluso gente que se considera demócrata y presume de izquierda, no vacila en alinearse rápidamente con las posiciones de quienes sustentan una ideología anti-occidental y por sobre todo lesiva de la idea de la libertad y dignidad humanas. ¿Qué sostiene, si no, el movimiento Hamas? ¿Qué sostienen los grupos terroristas islámicos? ¿No hemos oído hablar una y otra vez al propio gobierno iraní, un Estado que se sienta en Naciones Unidas, que Israel debe desaparecer de la faz de la tierra? ¿No saben que en ese mundo reaccionario con atmósfera de inquisición medieval la mujer es un sujeto sin derechos, sometido a un estatuto de esclavitud? ¿No oyeron nunca que los atentados terroristas de Nueva York, Madrid y Londres pretendían agredir al corrupto Occidente y sus valores?

El viejo reflejo anti-israelí de los tiempos del comunismo sobrevive y se emparienta muy fácilmente con los grupos neo-nazis que hoy crecen en Europa. Instalando enseguida el terrorismo verbal y la descalificación maccarthista para todos aquellos que pretendamos razonar distinto.

Con esto no negamos que el operativo del ejército israelí contra el buque Mavi Marmara fue un error. Una operación publicitada, que permitió una planificación pensada, nunca debió dar margen a una acción como la que ocurrió. No había -ni hay- dudas, de que se trataba de una acción publicitaria dirigida a quebrar el bloqueo militar de Gaza. Nadie podía imaginar, entonces, que dadas la finalidad y el método, el abordaje de un buque iba a ser una operación pacífica. No se trató de un episodio sorpresivo, de los tantos que se producen, en situaciones de enfrentamiento, sin que nadie lo disponga. En el caso, habían mil y un modo tácticos de impedir que esos buques arribaran a Gaza, sin correr el riesgo que se corrió y sin producir un sangriento resultado.

Las investigaciones en curso podrán arrojar resultados complementarios y aclaraciones, pero cualesquiera sean ellos, estamos ante un error que, desgraciadamente, ha tenido repercusiones políticas muy negativas para Israel. No sólo en la opinión pública mundial sino en los EE.UU. y en Turquía, que ha abandonado la relación que lo vinculaba al Estado judío, de un enorme valor estratégico y político.

Dicho esto con claridad, reaccionamos sin embargo ante el disciplinado coro de quienes siguen hablando de una "flotilla de la libertad" de intención humanitaria, cuando su propósito era político-militar y no se trataba de auxiliar a un país democrático, gobernado democráticamente, sino a un territorio conducido por un movimiento terrorista, una condición que nadie de buena fe puede negar. En una palabra, quienes allí se dirigían tenían claro a quien estaban apoyando. ¿De dónde, entonces, "flotilla de la libertad"?

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Israel en colores

Muchas cosas se pueden decir de Israel, menYour browser may not support display of this image. os que es un país descolorido. Si hay algo de lo que puede estar orgulloso es de su rica paleta cromática.

Sin ir más lejos, las últimas semanas las calles de algunas ciudades – y por lo tanto también los noticieros – fueron inundadas por un mar negro. Si bien este tinte fue consecuencia de una situación dramática y por demás oscura, felizmente no fue provocado por una tragedia, como mal podría suponerse dada la natural asociación del más oscuro de los colores con ceremonias fúnebres. (Supongo que a esta altura los 'entendidos' estarán tentados de corregirme, ya que por definición, el negro no es un color, sino la ausencia del mismo, o algo por el estilo.)

La invasión callejera surgió en repudio del dictamen de la Corte Suprema, que prohibió a una escuela religiosa de la ciudad de Emanuel (en Cisjordania) discriminar a las alumnas de origen oriental (respecto a las de origen 'ashkenazí') educándolas en aulas separadas. Aclaración importante: judías unas y otras. Varios sectores de la comunidad ultraortodoxa (ashkenazí) salieron a las calles a protestar, tiñiéndolas ipso-facto de negro con sus típicos levitas y sombreros. 

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Concepciones del antisemitismo desde el antagonismo Sionismo vs. Hanna Arendt. Su relevancia en la actualidad

Todo debate acerca de la legitimidad, justicia y conveniencia del proyecto sionista (o sus calificativos opuestos exactos) involucra una forma de caracterizar al fenómeno antisemita. Una reflexión sobre la actualidad del sionismo no puede pasar por alto esta cuestión. Ahora bien, al llegar este punto el lector podrá preguntarse: ¿actualidad del sionismo? ¿Qué es eso? El movimiento sionista ha cumplido sus propósitos, el Estado de Israel existe, las organizaciones de la comunidad judía lo reconocen y se colocan bajo su ala. ¿Tiene sentido entonces pensar al sionismo como parte de un debate actual? Quizá sería conveniente, para no responder mecánicamente con la política de los hechos consumados, recordar que hace tan sólo un puñado de décadas el sionismo constituía una posición minoritaria entre los judíos europeos y que, de hecho, esta variedad de nacionalismo hebreo representa todavía un trazo breve, brevísimo en la historia milenaria del pueblo judío. Hasta hace unas décadas la frágil supervivencia del sionismo como ideología dependía de que pudiese ganar la batalla del pensamiento frente a las concepciones mayoritarias de religiosos y bundistas/socialistas. El núcleo central del debate consistía precisamente en la caracterización del antijudaismo que entonces hacía insoportable la vida de miles de personas.

En el siguiente escrito quisiera recorrer el debate sobre la naturaleza del fenómeno antisemita tomando como eje el antagonismo entre la visión sionista de los hechos y la perspectiva de Hanna Arendt. Creo que es esta pensadora la que puede aportar la mayor tensión y polarización de opiniones en su enfrentamiento con el pensamiento judío pro-israelí dominante en las organizaciones de la comunidad. Mostrarnos sensibles hacia (es decir, dejar entrar en nuestro campo visual) las notables diferencias en la caracterización del fenómeno antisemita significa ser capaces de captar una brecha ideológica materializada en acciones políticas.

Hanna Arendt fue muchas veces señalada por voceros de la comunidad israelita organizada como una de las pensadoras de origen judío que más sistemáticamente han defendido el “asimilacionismo” (es decir, la asimilación de los judíos a las sociedades en las que habitan, la renuncia a sus rasgos particulares y diferenciadores elevados a la categoría de características étnico-nacionales, como solución a “la cuestión judía”). Otros señalan a Arendt como una continuadora más sofisticada y académica del pensamiento bundista (del Bund), es decir, aquél que a principios del siglo XX llamaba a la solidaridad y auto-defensa de los trabajadores judíos de Polonia, Lituania y Bielorrusia y se oponía terminantemente al movimiento sionista como “desviación burguesa y contraria a los intereses de las masas trabajadoras”. Para no hablar de los burdos análisis que incluyen a la pensadora dentro de la categoría de los Self-hating Jews (judíos que se odian a sí mismos) por creer que la renuncia a las aspiraciones nacionales y territoriales de los judíos alcanzaría para detener el terror racista, parándose así en la perspectiva de los hostigadores y buscando “agradar al enemigo para evitar sus ofensas”. En todo caso, hay algo que no se puede dudar: asimilacionista/ bundista/ auto-odio son formas de nombrar (no sin estremecimiento) a una posición que se aleja de la oficial en el campo judío.

Repasaremos cuáles son los principales aspectos de discrepancia entre Arendt y la postura oficial sionista en torno a la caracterización del fenómeno antisemita:

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Francia

El director uruguayo incorporó en el reparto a su propia hija, Milagros Caetano, para cumplir con el mismo papel de la pareja protagónica.

En Francia, Adrián Caetano apuesta a la poética infantil y se arriesga a la experimentación después de la realización de filsm como Pizza birra y faso, Bolivia o Un oso rojo.

En líneas generales, el film presenta el retrato de una familia escindida. Los padres, separados, comparten la custodia de la niña, mientras intentan sobrellevar sus respectivas dificultades económicas. En un momento determinado, se plantea la posibilidad de que el padre, Carlos (Lautaro Delgado), implicado en un caso de violencia doméstica, ocupe una habitación libre de la casa en que viven su hija, Mariana (Milagros Caetano, hija del director), y su ex-mujer, Cristina (Natalia Oreiro) ¿Cómo reaccionará la niña ante este nuevo escenario? ¿Sabrán los padres sostener este pacto antinatural? Caetano se propone descifrar las claves de este microcosmos familiar combinando dos estrategias aparentemente incompatibles. En primer lugar, abordando la acción desde un realismo crudo, cronológico y en plano fijo. Y en segundo, planteando una lúdica, fragmentaria y experimental aproximación a la subjetividad de la pequeña Mariana.

En realidad, la pulsión experimental de la "mirada infantil" de la película termina contaminando a la "mirada adulta". Así, el retrato de la cotidianeidad de Carlos y Cristina también se ve afectada por las agresiones a la ortodoxia fílmica. La conflictiva realidad laboral de Cristina (como asistenta doméstica) se ilustra mediante un largo plano-secuencia a cámara lenta, con el sonido no sincronizado, en el que afloran las tensiones de clase, marcadas por la neurosis de una burguesía decadente (no muy lejana a la de las películas de Lucrecia Martel). Luego, la reunión que mantienen los padres con las maestras de Mariana se convierte en un juego de "cambio de posiciones" de los personajes que remite al Godard de los años '60.

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Cirque du Soleil - Quidam

Tras el éxito de sus espectáculos "Saltimbanco" y "Alegría", el Cirque du Soleil regresó a Argentina para presentar "Quidam", un show de circo moderno con una estética onírica y pasajes mucho más oscuros que otras producciones de la compañía.

La premisa de "Quidam" es la aparición de un extraño personaje sin cabeza que le deja a una niña, Zoé, un sombrero que le permite viajar con la imaginación. A partir de allí, la pequeña hará un mágico recorrido en el que será testigo de distintas escenas.

Así se sucederán números como el de la rueda alemana, en la que un intrépido artista gira dentro de un círculo de metal; el diábolo, con cuatro pequeñas asiáticas que hacen malabares para el asombro; el salto de la soga, con una colorida coreografía; o el "balanceo en las nubes", en el que una trapecista realiza increíbles movimientos sobre una soga que cuelga a varios metros del piso.

También hay lugar para momentos más sombríos como el número de contorsiones en tela, que culminará con una metafórica muerte de la acróbata tras un sensual despliegue de movimientos; y numerosas imágenes poéticas, como un hombre con cara de diario que camina sobre el aire y unos simpáticos personajes vestidos con mamelucos blancos y capuchas que sólo dejan al descubierto sus ojos.

Además en "Quidam" hay un fuerte protagonismo del humor, con las intervenciones de John (Mark Ward), un insólito maestro de ceremonias; y del clown argentino Toto Castineiras, quien se encarga de hacer dos intervenciones cómicas con participación del público que son las mejores que el Cirque du Soleil presentó hasta el momento en el país.

Palabras aparte merecen la música en vivo, mezcla de folclore balcánico con pop y rock, y el deslumbrante vestuario y maquillaje que ya son una marca registrada de la compañía canadiense.

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