Iom Kipur: ¿Por qué no funciona fuera de la sinagoga?

El judaísmo es una religión aspiracional que, a la vez que acepta la realidad del fracaso, confía en la capacidad humana de trascender y alcanzar niveles de excelencia en nuestras vidas cotidianas. "Sed santos, porque yo, Dios, vuestro Señor, soy santo." (Levítico 19:2) "Tu serás para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." (Éxodo 19:6) Éstos son apenas dos de los ejemplos más claros de la calidad aspiracional de nuestra tradición y de su inmenso respeto por la capacidad inherente con la que cuenta el ser humano. Como seres creados a imagen y semejanza de Dios, no hay nada que no podamos hacer, un factor que generó una tradición definida por las mitzvot y las expectativas.
  Una manifestación significativa de este futuro es la mitzvá de la teshuvá. Tenemos la expectativa de que la gente evalúe honestamente el contenido y la calidad de sus vidas, lamente y admita sus fracasos, y se comprometa a encaminarse en una nueva dirección. Esta expectativa es llevada a su punto culminante durante Iom Kipur, cuando el vidui (confesión) que se encuentra en el núcleo de la liturgia de Iom Kipur nos enfrenta a las realidades de nuestros pecados y nos desafía a enfrentar con honestidad lo que hemos hecho con nuestras vidas.

Por lo tanto es profundamente preocupante tener que reconocer el fracaso profundo de Iom Kipur como una fuerza motora para el cambio. La pasión, la seriedad y la devoción que nos acompañan a muchos de nosotros a lo largo de Iom Kipur se va apagando progresivamente hasta convertirse en una especie de amnesia mientras rompemos el ayuno y retornamos a nuestro comportamiento habitual.
 
Iom Kipur es una historia de éxito de las sinagogas. Aparece más gente que en cualquier otro día, golpeándose el corazón con gran devoción mientras gritan "Ashamnu". ("Hemos pecado.") Sin embargo, más allá de su impacto en el horario de verano en Israel, el impacto de Iom Kipur en la vida judía parece ser muy marginal.
  Esto no es un fenómeno nuevo. Quizás sea lo que se encuentra detrás de la crítica de Isaías sobre el pueblo judío y sus días de ayuno: La gente realmente ayuna, "mata de hambre a sus cuerpos", y "se viste de arpillera y ceniza", pero éste no es el día de ayuno que Dios desea, sino más bien un día en el que "se abran los grilletes de la iniquidad, se suelten las cuerdas del yugo y se libere a los oprimidos.” (Cap. 58) Parafraseando a Isaías, la calidad del arrepentimiento no es juzgada de acuerdo a lo que uno haga en Iom Kipur, sino por lo que uno haga después. El problema con Iom Kipur en la sinagoga es que es demasiado abarcativo y exhaustivo. Crea el mito de exponer toda nuestra vida y comportamiento para que sean juzgados, confrontándonos con cada uno de nuestros fracasos y arrepentirnos de todos ellos. La lista de pecados en el vidui es demasiado extensa como para incidir en la vida de una persona real. Está muy bien para una oración y dentro del entorno aislado de la sinagoga. Pero como fuerza para facilitar el cambio en la vida real, la naturaleza abarcativa de nuestro servicio lo torna imposible de ser un factor significativo en la vida cotidiana.

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Todo es midrash, todos los iom kipur

Hay judíos que conectamos con las festividades porque nos permite sentirnos parte de una historia. Una historia que nos toca escribir desde nuestro presente, resignificando lo judío en cada nueva pregunta, en cada nueva apertura, en cada nueva mixtura. Casi reescribiéndola, casi recreándola, casi representándola, en ese juego ambiguo en el cual el prefijo “re” nos habla tanto de repetición diferenciada, como de intensidad desbordada: escribir de otro modo lo mismo, pero con tal compromiso que lo escrito crea un mundo nuevo. Del mismo modo como pensaba Schleiermacher, cuando sostenía que los textos sagrados no debían ser interpretados al pie de la letra, sino que todo espíritu religioso debería ser capaz de escribir la suya propia. Es que una historia es siempre un texto, y un espíritu religioso puede ser entendido como la libertad de conectar con la letra desde nuestra propia subjetividad. De hecho, según la interpretación etimológica proveniente de Cicerón, el mismo término “religión” es asociable a la idea de “relectura”: se trata de volver a leer los mismos textos, la misma historia, la misma identidad, pero de modo diferente. Como aquel río de Heráclito, donde nadie puede bañarse dos veces, cada nueva lectura es otra, cada nuevo relato es una respuesta a relatos anteriores. Así, lo judío es ese devenir incesante de relecturas, donde la tradición que se transmite no es algo estanco y anquilosado, sino por el contrario, un impulso a la libertad interpretativa, algo espiritual. Una espiritualidad no metafísica, que se va conformando en ese punto de cruce entre los sentidos heredados y las interpretaciones que los transforman. Una religiosidad no religiosa, que desenmascara el dogmatismo de lo sagrado para sacralizar la diversidad de la comunidad de sus intérpretes. El espíritu de un texto es ese soplo de sentido con que se recrea la letra, ese acto creativo en el que se da origen a un nuevo itinerario interpretativo. Por eso, aunque pretenda lo contrario, la literalidad de toda lectura mata a la tradición, no le permite transmitirse, y la condena a repetirse vacuamente. Un texto que siempre nos dice lo mismo, un rito que en su automatización ya no dice nada. Es como si uno se juntara con sus amigos a repetirse siempre los mismos diálogos, o como si hiciera el amor siempre del mismo modo, o como si uno despertara condenado a vivir eternamente siempre el mismo día. Lo más sagrado de un texto es su capacidad de dar otros sentidos, de conmover, de decirnos algo, de generar diferencia. Lo más profundo de la vida es que cada segundo nos permita descubrir nuevas posibilidades. Cuando el texto se repite en la literalidad o cuando una identidad se repite en ritualismos vacíos, lo judío se muere: no se transmite nada, solo se idolatra la letra vacía.

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Luces y sombras israelo palestinas

Este lunes, un día antes de la víspera de Rosh Hashana, el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu se dirigió a la ciudadanía, como es costumbre,  para transmitir su mensaje de cara al nuevo año judío.

Es una buena costumbre ya que estos momentos- los grandes inicios, las fechas que simbolizan la esperanza y el deseo de mejora y superación – es necesario escuchar qué tienen para decir aquellos en cuyas manos y sobre cuyos hombros está la responsabilidad de hacer las cosas bien.

Por eso, fue bueno que Netanyahu destacó en su mensaje el tema de la  búsqueda de la paz. “Este año, tras muchos esfuerzos, han comenzado conversaciones directas con los palestinos.Este es un paso importante en nuestro intento de avanzar hacia un acuerdo de paz entre nosotros y ellos”- dijo el Primer Ministro.

Y de  inmediato pasó a las aclaraciones. “Digo que ésto es un intento ya que no es seguro que resulte exitoso. Ciertamente hay muchos obstáculos, numerosos escépticos y muchas razones para dudar, pero debemos tratar de alcanzar la paz”.
Es importante, aún antes de entrar en detalles y en matices políticos de cada uno- antes de que salten algunos a acusarlo a él y salten otros a acusar a los palestinos por la falta de paz- que Netanyahu haya recalcado  que la búsqueda de la paz debe ser el norte. Es como fijar la plataforma de base , la imprescindible para ver luego cómo se avanza en los detalles del escenario.

El problema, claro está, es que con la  base no alcanza. Por eso hace tanto resulta imposible avanzar....

Israel y la Autoridad Palestina fueron a Washington sin ninguna expectativa. Sin embargo, pocas horas después de la reunión, comenzaron a publicarse informaciones que daban a entender  que todo había transcurrido mejor de lo pensado, que cada parte consideraba que la otra tenía mejor actitud que lo que habían o temido y que esta vez, estaban decididos a que el resultado sea diferente.

Lamentablemente, a los dos días, se había vuelto a la “normalidad”.

En Jerusalem, el Ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Liberman salía a aclarar dramáticamente que un acuerdo de paz es imposible por mucho tiempo por la actitud de los palestinos. Lo escuchábamos y nos preguntábamos si Netanyahu es consciente de lo nocivo que resulta este hombre en un cargo tan delicado como el que tiene. Ni siquiera fue a Washington...señalizando de antemano que no cree nada en el proceso actual. Pues bien: tiene derecho a pensar diferente de Netanyahu. Además, hay motivos para albergar dudas. Motivos históricos y recientes, que llevan nombre y apellido, entre otros: los de los cuatro civiles muertos en un atentado en la víspera de la reunión en Estados Unidos.Pero entonces ¿qué hace en la Cancillería, un cargo desde el que supuestamente se intenta acercar posiciones y hallar términos medios? Personalmente, consideramos que el Primer Ministro tendrá que pensar también en eso, si algo avanza y se llega a etapas más serias del nuevo proceso.
Pero, claro, la “normalidad” significa también una serie de declaraciones descorazonadoras del lado árabe. Lo más significativo fue la entrevista que el Presidente Abbas concedió al periódico “Al Quds” de Jerusalem Este, diciendo que él no va a renunciar por nada a temas que son claves para los palestinos, como refugiados, fronteras del 67 , Jerusalem y retiradas y que si lo presionan al respecto, hace las valijas y se va.

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Judíos bien tangueros: dos muestras en Buenos Aires

Uno del casi millón de judíos asesinado por los nazis en Auschwitz fue
Marcel Lattes, pianista y compositor que Carlos Gardel había convocado para musicalizar sus películas “La casa es seria” y “Melodías de arrabal”.

Nacido en Francia, Lattes compuso junto con el Morocho del Abasto y Alfredo Le Pera la música de los tangos “Quiéreme” y “Cuando tú no estás”, en colaboración con Gardel, Battistela y Le Pera para “Melodías de arrabal”.

Esta es una de las historias presentadas en “Judíos bien tangueros” y “Judíos bien porteños” tales los títulos de la muestra conjunta inaugurada recientemente por el Museo Judío de Buenos Aires y el Museo Casa Carlos Gardel, y que a través de paneles, fotos, discos, partituras, afiches y reproducciones de artículos periodísticos de la época, dan cuenta de la presencia judía en el principal género musical porteño del siglo XX.

UN POCO DE HISTORIA

Entre 1880 y 1945, las sucesivas guerras y hambrunas europeas, forzaron la emigración de millones de personas de diversos países. Muchos arribaban al puerto de Buenos Aires con la esperanza de “hacerse la
América”. La capital argentina también recibió migrantes internos deseosos de construir un futuro en la Gran Ciudad.

En ese proceso, los “nuevos porteños” encontraron en el tango (y la milonga), ficción integradora por excelencia de la Metrópolis, un punto de expresión cultural y socialización, que en la actualidad devino prácticamente en un “producto for export”.

Los judíos, llegados al país como corriente inmigratoria fuertemente a partir de las últimas dos décadas del siglo XIX, contribuyeron a crear
la música ciudadana porteña. Compositores, pianistas, violinistas, bandoneonistas, cantantes, actores e incluso empresarios de la comunidad
forman parte de la historia del tango argentino.

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Iom Kippur: vida judía, perdón y memoria

Iom Kippur es el día más sagrado para la vida judía. Es sagrado porque la vida judía misma se vive con absoluta libertad. Y es libre, porque es un día de decisión. De hecho, se pone en juego el libre albedrío de modo radical: seguir o no seguir apostando a la vida judía. Apostar a la vida judía no es cosificarse en una única definición de lo judío. La vida judía libre es una apuesta a lo irresoluble. Es que la vida judía acontece. Es un conjunto de situaciones que nos conectan. Es un trasfondo que exige, un confín que estremece, un umbral que obliga. Pero nunca aquieta. Ni resuelve. La vida judía sobrepasa cualquier estigma conceptual y profundiza sus contradicciones. Es experiencia personal, es conexión estética, es condición ontológica, es construcción de valores, es una manera de preguntar, es diversidad en conflicto. Aquello que otros perciben como un problema, es vivenciado como libertad. Y esta libertad se manifiesta en su radical posibilidad, este día. Según la tradición rabínica, Iom Kippur es el único día en el cual Satán no nos puede hacer daño. Y por eso es el día más sagrado: porque la vida judía deviene libre. Jean Claude Milner sostiene que en tanto lo judío se conciba como un problema, se supone también que es necesario entonces que se resuelva. Resolver un problema es encontrarle una solución, y así el problema se disuelve, deja de ser problema. Los judíos sabemos bastante de soluciones, finales. Como no encajamos en definiciones estancas, generamos fobias. Y contra las fobias, llueven un aluvión de certezas, un recetario de soluciones. Por eso siempre se ha intentado delimitar la esencia de lo judío. Para estar en lo cierto. Para resolver el problema. Es que el problema judío pareciera poder resolverse como si fuera una operación matemática, o un juicio, o una inversión económica. Si así fuese, la solución sería muy simple: o bien arribamos a la certeza final (descubrimos la receta del judío verdadero), o bien se disuelve el problema (se acaba con lo judío). Así se resuelven los problemas, así se tienen que resolver, porque lo intolerable es que quede abierto. Lo intolerable es lo irresoluble. Y lo judío se vuelve intolerable, porque lo irresoluble abre. No encaja. No alcanza ninguna certeza, pero tampoco se disuelve. No alcanza nunca la naturaleza de lo genuino, y no por ello desaparece. Tal vez por eso Satán moleste 364 días del año (según la cabalística la numeración de Hasatán es 364); porque nos quiere recordar día a día que tenemos pendiente la resolución de nuestra identidad. Esa es su maldad: hacer de lo judío un problema. Menos en Iom Kippur. Menos el día más sagrado. Aquel donde la identidad se vive con absoluta libertad, donde la vida judía fluye sin diques conceptuales. Menos en Iom Kippur, donde lo judío se manifiesta como disfrute de lo irresoluble, donde Satán, según la tradición, nos ve vestidos de blanco y nos confunde con ángeles. Es que un ángel no es quien posee las certezas, sino quien se realiza en lo incierto de la vida, quien se anima a vivenciarse en sus contrastes, en sus tensiones, en sus mixturas. Los ángeles son criaturas mixtas. Ni humanos, ni divinos: amantes de la búsqueda. Los ángeles se regodean con el interrogante y por eso no son comprendidos en un mundo en el cual Satán exige una definición, promueve la resolución de la mixtura. Durante 364 días, Satán obliga a lo judío a una resolución, piensa lo judío como un problema. Salvo en Iom Kippur. Salvo el día más sagrado para la vida judía. Salvo el día más libre. Salvo el día en que la vida judía renueva su apuesta por lo irresoluble.

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Una cascada de tiempo y emociones compartidas.

El ciclo del año judío es una cascada de emociones, rituales y normas que nos hacen recorrer una travesía maravillosa por un tiempo paralelo al cotidiano, hacia las raíces de la Creación y del origen del Pueblo judío. Dentro de este complejo y variado ciclo de festividades, celebraciones y conmemoraciones, las festividades del mes de Tishrei ocupan un lugar privilegiado.
 
Desde la alegría y el encuentro familiar de Rosh Hashana,(Año Nuevo) con el toque del Shofar, pasando por la solemnidad e introspección de Yom Kipur,(Día del Perdón) hasta la alegría de Sucot(Fiesta de las cabañas) y Simjat Tora(Fiesta de celebración de la terminación y comienzo del ciclo anual de lectura de la Tora), tenemos casi un mes de experiencias espirituales que nos transforman y nos conectan con los fundamentos de la cosmovisión judía: Dios, la Tora, el Pueblo de Israel, el Pacto, la fe, la Teshuva(Arrepentimiento), la Tefila(oración), la Tzedacá(apoyo económico a los necesitados), la comunidad, la esperanza.

Vivir intensamente este mes significa redescubrir la capacidad de celebrar y valorizar los dones que tenemos y con los que hemos sido bendecidos y atesorar las memorias que nos dejaron nuestros seres queridos que ya no están aquí con nosotros.
Recientemente una amiga que viajó por Europa me comentó acerca de las bellas catedrales e Iglesias que se encuentran en las grandes ciudades del Viejo Continente y el gran desarrollo arquitectónico y artístico que tuvieron desde la Edad Media.
Estas palabras me recordaron un párrafo de Abraham Joshua Heschel (1907-1972),el gran rabino ,activista social y teólogo en su libro El Shabat y el Hombre Moderno:

    «Todos estamos fascinados con el esplendor del espacio, con la grandiosidad de los objetos en el espacio. Nuestra imaginación tiende a moldear todos los conceptos a su imagen… Es difícil para la mente primitiva abarcar una idea sin la ayuda de la imaginación, y es en el dominio del espacio donde la imaginación manifiesta su poder.
La imagen de los dioses ha de ser visible, pues donde no hay imagen no hay dios.La reverencia por las imágenes sagradas, por los monu­mentos o lugares sagrados, no sólo es inherente a la mayoría de las religiones, sino que ha sido conservada porel hombre de todas las épocas, de todas las naciones, piadosos, supersti­ciosos e incluso antirreligiosos; todos continúan rindiendo ho­menaje a estandartes y banderas, a santuarios nacionales, a monumentos erigidos a reyes y héroes.

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El problema de las bocazas

Debo ante todo, comenzar admitiendo que no tengo certeza si desde un punto de vista idiomático, el titular que dimos a esta nota está bien. No tengo el Larousse a mano para buscar “bocaza”, pero la expresión me salió natural al pensar en el desubique increíble que mostraron estos días un israelí y un palestino, ambos bastante conocidos, al hablar de más.

Todo comenzó con el Rabino Ovadia Yosef, líder espiritual del partido ultraortodoxo israelí  Shas, que en su encuentro semanal con estudiantes y seguidores, dijo que Mahmud Abbas (el Presidente palestino) “es un malvado que odia a Israel” y que “Dios debería golpearlos con una plaga”, agregando que “todos ellos deberían morir”.

A decir verdad, no nos sorprendimos demasiado, porque el estilo del mencionado rabino es tal que su lengua se ha desbocado en más de una oportunidad para atacar al elegido de turno: judíos seculares, árabes, mujeres, homosexuales y demás. No está claro si le gusta ser centro de polémica, pero lo indudable es que ha desatado varias tormentas con el correr de los años en el seno de la opinión pública israelí. Mientras sus seguidores lo admiran por su sapiencia en temas de religión y judaísmo, sus críticos lo aborrecen y consideran un ejemplo de pensamiento obtuso y anticuado.

El problema ahora, claro está, va más allá del plano interno israelí, ya que esta vez insulta y ataca directamente a quien debe ser el interlocutor de Israel en las negociaciones de paz, nada más ni nada menos que pocos días antes del reinicio de las mismas . El agravante es que el partido que él formó , SHAS, es miembro de la coalición,  y no es secreto que es su palabra la  que determina, siempre, cómo votarán los diputados en el Parlamento.  
 

Y aquí, Yosef no deseó muerte a los terroristas, a responsables de atentados, sino al propio Abu Mazen y a los palestinos en general. Desubicado, cerrado, poco inteligente, inaceptable, es lo mínimo que se puede decir del rabino en esta ocasión. Lo peor es que con ello hace olvidar lo que él mismo dijo años atrás al analizar qué es lo central al tomar decisiones de cara a las negociaciones con los palestinos: que la vida es mucho más sagrada que territorios.

Pero el problema no termina en lo condenable de las nuevas declaraciones del rabino, sino en lo desubicado de la reacción palestina. El enojo y la condena, por supuesto, son más que comprensibles y habría sido extraño que no publicaran comunicados contra las palabras del rabino Ovadia Yosef. Pero entre eso y lo que dijo el jefe negociador palestino Dr.Saeb Erekat, hay una diferencia.

Erekat, de palabra rápida y aguda en general, se apuró demasiado al afirmar que lo que hizo el rabino fue “incitar  a un genocidio de los palestinos”.

Tiene razón Erekat al exigir al gobierno israelí denunciar los comentarios de Yosef, y al alegar que no es suficiente lo que publicó la oficina de Netanyahu aclarando que “esas declaraciones no reflejan en absoluto la visión del Primer Ministro ni la posición del gobierno de Israel”. Pero entre eso y decir que “un miembro del gobierno israelí está exhortando a que nos maten a todos”, hay una distancia de años luz.

La bocaza de Yosef sirvió  de excelente excusa para que los palestinos pinten la situación actual de colores que no pegan con la realidad.

“¿Esta es la forma en que el gobierno israelí prepara a su público para un acuerdo de paz?”-se preguntó Erekat retóricamente. “Mientras la OLP está dispuesto a reanudar las negociaciones en forma seria y de buena fe, un miembro del gobierno israelí llama a nuestra destrucción”. Agregó que “ésto es un insulto a todos nuestros esfuerzos por avanzar en el proceso negociador” y exhortó a Israel a “hacer más en pro de la paz y dejar de diseminar odio”.

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Fábulas y leyendas del mar

Tusquets Editores. Barcelona, 2009. 282 págs.

 "La mar", como se obstinan en feminizar los peninsulares (y no les falta razón) es para Alvaro Cunqueiro (1911-1981) el lugar de proyección del variado misterio humano.

      A lo largo de decenas de textos escritos en distintas épocas se alterna  la  crónica realista con la fábula, el ejercicio mítico y por momentos el rapto místico pagano frente a una naturaleza abrupta, salvaje, con la que el autor se enfrentó y se deslumbró desde pequeño en su Galicia natal.

      En ocasiones emplea el humor y en otras logra, en breves pero decididos trazos, la pintura trágica y desgarradora de lo que en términos de las bellas artes se denominaría una "marina" realizada en "paleta alta".

Los textos recopilados se disponen en cuatro capítulos. La clasificación es más bien aleatoria y muchas piezas resultarían intercambiables.


La recopilación estuvo a cargo de Néstor Luján, que también escribió  el prólogo esclarecedor, donde informa que los textos habían aparecido en su mayoría en "La Hoja del Mar" y en "Sábado gráfico". Este origen explica la factura a trazo rápido, periodística, de muchos de ellos.

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Caminar, de Rosh Hashaná a Iom Kipur, del nuevo año a la renovación de la vida.

I.

Preguntarnos, siempre judío, siempre la pregunta, que se pregunta, interroga, que no conforme se vuelve duda, avanza, retorna, regresa; que quiere aún más: allá, atrás, acá… ¡Y en estos días del año, aún más!

Preguntarnos: de la celebración a la t’shuva; de lo nuevo a lo uno, a lo otro que hace de lo que hicimos, porque lo que hacemos es para con el otro y se refleja en la posibilidad de la existencia, renovada, como la vida. Franz Rosenzweig en su Estrella de la redención escribió que en el mundo judío todo tiene dos relaciones: una que se refiere a “este mundo, pero también se refiere al mundo por venir”. Oposición entre sagrado y profano, bendición que se ancla en este mundo, en el uso común del hombre pero que al mismo tiempo prepara el mundo venidero.

De esta misma forma la celebración del nuevo año, cabeza del año, se completa solamente con la vuelta a lo que hicimos, Iom Kipur, repaso de lo transcurrido y oración por lo que vendrá. Ayuno para el cuerpo y el alma, para conectarlos, tratando de hacer uno de nosotros, y nosotros de el Uno. Estamos de pie ante Dios y declara así el hombre declara su autonomía: “El hombre lleva a cabo su propia santificación en estar de pie ante Dios”, así relata Hermann Cohen uno de los valores esenciales del Día del Perdón en su Religión de la razón. Además, en uno de sus escritos judíos más importantes, Die Versöhnungsidee (La idea de la reconciliación) explica en en este día lo que existe también es la autonomía del hombre frente a la expiación de sus actos. La posibilidad de restaurar el carácter moral del individuo, que se encuentra en las raíces mismas del judaísmo. Para Cohen la doctrina bíblica judía de la expiación es recuperada como una de las fuentes de la idea Occidental moderna de autonomía. La asociación entre Dios y lo moral señala que allí el desarrollo de la religión no puede estar separado del desarrollo de la política y la ética, y por ello se culmina en un nuevo concepto de moral del ser humano implícito en un nuevo concepto de expiación en el que la integración de moralidad y adoración religiosa es la esencia del monoteísmo profético. El hombre es un agente moral, y su responsabilidad está puesta en sí mismo y en el pueblo; en el pueblo y en los pueblos: el Día del Perdón es también el símbolo de la redención de la humanidad.

II.

Iom Kipur es uno de los fundamentos del judaísmo: el día de la reconciliación o expiación, es el día de los días, shabat shabatón, sábado de sábados. El día del regreso, del retorno al camino de Dios –t’shuva: “día en el que deberán ayunar. Ésta es una ley eterna. (…) Ésta será para ustedes una ley para todos los tiempos: proveer expiación a los hijos de Israel una vez al año por todas sus faltas. (Vaikrá 16: 31 y 34).” El día del perdón, como dice en la Torá, “es un día sagrado que deberá afligir sus almas. Deberán ofrecer una ofrenda de fuego a Dios. En ese día no hagan ningún tipo de trabajo en absoluto. Es el día del perdón en el que ustedes obtienen la expiación ante Dios, Señor de ustedes. El que no ayune en ese día será cortado de su pueblo. Quien haga cualquier trabajo en este día especial, Yo destruiré a esa persona de entre su pueblo. No hagan ningún trabajo. Es decreto perpetuo para todas las generaciones en todo lugar donde habiten. Shabat shabaton será para ustedes, día en que deben ayunar.” (Vaikrá 23: 26-32).

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Entrevista a Orlando Petinatti

Si tuvieras que definir a Orlando Petinatti en algunas palabras, ¿cómo lo harías?
Oriental, casado, una hija, no hace otra cosa que laburar y responder preguntas como esta.

¿Cuánto tiene Orlando de Freddy?
De la cintura para arriba 100%. De la cintura para abajo 99%

¿Cómo fueron tus comienzos en la radio?
Muy buenos. En caso de tener que explayarme en la respuesta, continuo en la siguiente frase. Comencé en radio allá por 1987 cuando sali al aire por primera vez sin saber bien lo que estaba haciendo. Ahora tampoco tengo mucha idea de lo que hago pero me pagan por ello. En los primeros años, participaba en un programa haciendo personajes y creando secciones humorísticas. Estaba estudiando Derecho y quiso el destino que una radio instalara sus estudios frente a mi casa. Cambié los estudios de Derecho por los estudios de la radio. A partir de allí,  deje de escuchar radio para empezar a sentirla. En 1991 comencé con Malos Pensamientos.


¿Tenes alguna anecdota de aquellas epocas?
De mis comienzos tengo un monton de anécdotas. Lo que no tengo es buena memoria.
Llevo mas de 20 años de radio, tengo un monton de anécdotas. Creo que cada programa, por las cosas que se dicen y por lo que pasa al aire, es una anécdota en si mismo.


¿Cómo te llevas con el reconocimiento de la gente? Se podria decir que sos timido?
Soy timido, tanto que no me animo a responder esta pregunta.
Pero me llevo barbaro con el reconocimiento de la gente. Quienes trabajamos en los medios necesitamos del reconocimiento de la gente, es nuestro alimento para poder trabajar en lo que nos gusta. Me divierte que la gente se acerque a saludar o a comentar cosas que surgen en los programas. Comencé en esto muy joven por lo que creci humana y profesionalmente a la misma vez y eso ayuda a disfrutar tanto del trabajo como del reconocimiento de la gente. Por suerte, mi hija de 17 meses también me reconoce… como el padre.


¿Cuánto de las experiencias vividas de niño están hoy presente en tu trabajo en la radio?
De chico fui un niño introvertido, tímido, de poca comunicación. Ahora soy extrovertido, desfachatado y vivo de la comunicación, pero sigo siendo un niño.

¿Radio o Television?
Tengo las dos en casa, gracias. Pero si me dan a elegir me quedo con la radio. Espero que la televisión no esté leyendo esto.


¿Cuál es el secreto del éxito de Malos Pensamientos?
Y vos pensas que voy a contar asi nomas y gratis el secreto del éxito? No, no. En realidad, no lo cuento porque no se cual es.

Ahora que el programa pasa a emitirse por Azul, ¿habrán cambios?

El programa sale por Azul Fm 101.9 y también se transmite a todo el país y por www.malospensamientos.com.uy
Son 20 años de Malos Pensamientos y si bien la escencia sigue siendo la misma, al aire hemos hecho alguno cambios que renuevan la propuesta para seguir siendo los mismos. La comunicaicon con la gente es fundamental, lo demás va y viene.


¿Cuáles son tus planes a futuro?
Para empezar, terminar ya con la nota y luego ponerme a ver que tengo para hacer. Gracias.

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