¿Tenemos un socio para la paz?

altCuando comenzó el año 2012, Israel y los palestinos se sentaron en Jordania y hablaron por primera vez en más de un año.  Las conversaciones fueron impulsadas por un plazo límite del Cuarteto y acompañadas por un relativo desinterés tanto de la sociedad palestina como de la israelí.  La conversación puede haber sido sustantiva o solamente merecer la frase diplomática de “fructífera”. Por un lado el hecho que no sepamos está bien, porque negociaciones realmente fructíferas nunca tendrán lugar bajo las brillantes luces del escrutinio público y periodístico.
Al mismo tiempo, el progreso real sólo tendrá lugar en la medida que las sociedades israelí y palestina estén ambas interesadas en el resultado y preparadas para sus consecuencias.  Si falta esto, los líderes de ambos bandos se estarían exponiendo a demasiado como para estar dispuestos a correr verdaderos riesgos.

La mayoría de los israelíes se ha vuelto cada vez más escéptica de la buena disposición de la sociedad palestina para dar estos pasos.  No sé si este escepticismo está justificado o no.  Lo que sí sé es que se ha convertido en la base sobre la cual, o la hoja de higuera tras la cual nosotros, también, nos hemos convertido en una sociedad que habla menos de la paz y que en términos generales la ha quitado del escenario de sus políticas y aspiraciones.  Bajo estas condiciones un futuro que sea un espejo del actual estatus quo será una profecía que se realizará a sí misma.

El Rabino Soloveitchik, en su obra Kol Dodi Dofek, jugando con la oportunidad perdida en el bíblico Cantar de los Cantares, cuando el amante golpea a la puerta de su amada y en vez de ser recibido con brazos abiertos es bienvenido con, en esencia, un “Vuelve más tarde,” argumenta que nuestro desafío como judíos es siempre estar dispuestos a responder al golpe en la puerta.  Aunque no está hablando de un proceso de paz, sus argumentos son igualmente relevantes para éste.  ¿Qué necesitamos como sociedad para poder identificar un verdadero socio para la paz o un punto de inflexión cuando se nos cruza por el camino?  Aún más ¿qué debemos hacer como sociedad para hacer todo lo que está en nuestro poder para facilitar un momento así?
Permítanme sugerir tres áreas que necesitan transformación, uno es el área de los valores, el segundo es el del lenguaje y el tercero el de la política. 

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Los matrimonios mixtos, su aporte a un mundo mejor

altCada Matrimonio Mixto interreligioso, o sea entre un hombre y una mujer cuyos orígenes religiosos son diferentes, como por ejemplo: un judío con una no judía, un cristiano con una mahometana, etc., es un acto de amor que debe enfrentar prejuicios y derribar barreras culturales y religiosas, motivos por los cuales estas parejas suelen tener que enfrentar desafíos y riesgos distintos a otras parejas. Por ello, en los Matrimonios Mixtos interreligiosos se ponen en juego las mejores capacidades del ser humano para comprender y convivir con lo diferente. Esto requiere, entre otras cosas, hacer una valiente revisión y reprogramación de la identidad cultural y religiosa de cada integrante de la pareja, y realizar una cuidadosa reflexión sobre su identidad social y sobre la educación que le darán a sus hijos; con frecuencia frente a la mirada cuestionadora, a veces prejuiciosa y acusadora, de los familiares más queridos, y de los grupos de pertenencia religiosos y sociales. Los integrantes de Matrimonios Mixtos, desde su experiencia de vida en sus hogares, conviven estrechamente, como nadie, con culturas y religiones diversas. Desde ese lugar construyen los mejores puentes de comunicación entre las personas de diferentes religiones, culturas y pueblos. En un mundo en el cual abunda entre los pueblos la violencia, la discriminación, la intolerancia, los Matrimonios Mixtos interreligiosos constituyen el mejor ejemplo para las sociedades de que es posible, beneficiosa y deseable la convivencia Inter - religiosa y multicultural. La máxima expresión humana de las capacidades de: tolerar, aceptar, respetar, amar, al diferente, se concreta en cada Matrimonio Mixto interreligioso. Los Matrimonios Mixtos son un ejemplo importante para la construcción de un mundo mejor, ya que demuestran que las diferencias pueden ser positivas, que cada uno aporta con su singularidad al otro, construyendo así espacios comunes enriquecedores. Los Matrimonios Mixtos, aportan a la construcción de una ecología humana en la que pueden crecer mejor las bases para la comprensión, la tolerancia, el respeto y la convivencia armónica entre las personas, eliminando la contaminación que produce la intolerancia, el prejuicio, y la discriminación. Solo la información adecuada posibilita luchar eficientemente contra los prejuicios de todo tipo, que llevan a la intolerancia cultural y religiosa, a dividir la humanidad y promover la violencia que nos amenaza con destruirnos a todos con armas de destrucción masiva, por eso la mirada desde los Matrimonios Mixtos interreligiosos es especialmente valiosa para aportar a una mejor comprensión de las discriminaciones en general, y en particular la que existe, en algunos sectores en todas las religiones, hacia los Matrimonios Mixtos.

"L'Etat c'est moi" versión Siria

“Siria ganará. La victoria está cerca.Y yo, aquí me quedo”. Este fue el mensaje central del patético discurso pronunciado el martes al mediodía por el Presidente sirio Bashar el –Assad en la Universidad de Damasco. A su modo de ver, el levantamiento contra su régimen despótico no es tal y lo que hay en el terreno es un ataque a Siria. “El Estado soy yo”-la conocida frase atribuida-al parecer equivocadamente- al Rey Louis XIV de Francia en el siglo XVII, simbolizando su gobierno absolutista, apareció en Damasco, “a la Assad”.

La creciente represión que el régimen del Presidente de Siria Bashar el-Assad impone a sus ciudadanos en los últimos diez meses, tiene ya el cruento saldo de 5.000 muertos y muchos miles más de heridos y desaparecidos en las cárceles y salas de torturas. La presencia de 165 expertos en el marco de la fuerza de Observadores de la Liga Arabe en territorio sirio- que comenzó a funcionar el 22 de diciembre- no ha puesto fin al fuego y cada día se agregan titulares sobre las nuevas decenas de muertos.

Lo lamentable es que el mundo se haya acordado tan tarde…Si se hubiera luchado antes por la defensa de la democracia  en el mundo árabe, sin condescendencias con líderes autoritarios y déspotas diversos, esos 5.000 muertos se habrían evitado.

Ahora está de moda espantarse por lo que está sucediendo en Siria…¿pero acaso se puede hablar de verdadera sorpresa?

Los tanques del ejército se esconden en los garajes de las intendencias cuando saben que llegan observadores, los francotiradores se alejan por un rato cuando andan los enviados árabes merodeando por la zona,pero de fondo, nada ha cambiado. El Presidente Assad hasta tuvo el tupé recientemente de decirle a la conocida periodista norteamericana Barbara Walters que él no ha dado ninguna orden de matar “porque el ejército no es mio…sino del pueblo sirio”. Sería para reírse, si no fuera para llorar..o mejor dicho para comprender que lo único que puede explicar  tal declaración es la convicción de que tiene todo el derecho de disparar a mansalva para mantenerse en el poder.

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Shemá, respuesta a "Gazpacho", artículo escrito por Darío Sztajnszrajber

El 28 de diciembre pasado me tomé un Gazpacho (que la inocencia me valga). Debo tener el estómago delicado, porque me afectó la comprensión y me quedan más dudas que certezas.
La “época de clonaciones,  microcirugía láser, del GPS, de las netbooks” ¿no habla más de unidad que de diversidad? ¿No es producto de una humanidad que habiéndose tomado –quizás demasiado- a pecho aquello del Dios único ahora pretende un hombre único, el Hombre Global? ¿No será que la idea del Dios único “encaja” exageradamente con la realidad que vivimos?

Cuando la naturaleza era misteriosa e indomable, se la convertía en dioses del viento, el fuego, la tierra.  Para no creer que los artefactos tecnológicos “resuelven mucho más rápido y con más eficiencia” las mismas cosas que Dios, ¿no bastará con conocer un poco su proceso de factura y, por tanto, su naturaleza dominable y definitivamente poco misteriosa?

Es muy posible que los bueyes pintaran a sus dioses con cara de buey. ¿No es una maravilla que el judaísmo se haya negado a pintar al suyo?

Si la diversidad es valiosa y merece ser preservada, ¿no estaremos yendo por mal camino al intentar absorber en nosotros mismos todos los matices? ¿No nos volveríamos, entonces, definitivamente iguales? Sólo porque no soy el otro y el otro no soy yo es que hay diálogo posible entre nosotros. El judaísmo, en ese sentido, combina la fe en la unidad con un imperativo que no obliga a todos sino sólo a quienes son parte del pacto. ¿No es ésa una buena base para aceptar lo relativo mientras se aspira al absoluto?

Si debe haber lugar para todas las creencias posibles, sin anular las diferencias ¿no hay lugar para ser judío, para creer en la unicidad de Dios? Claro que también hay lugar para no serlo, y merece respeto. Incluso cuando en ése lugar se ubiquen quienes parecen sufrir por haber dejado de ser lo que consideran perimido.

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Recuerdos, Yaffa Yarkoni

¿Cómo se construyen los recuerdos? Cuando uno recibe la noticia acerca del fallecimiento de alguien como Yaffa Yarkoni, aun cuando durante años nada se supo de ella, es como si fuera el fallecimiento de un vecino a quien uno ve a diario en la calle. Hay vecinos con quienes uno no habla, a veces difícilmente se salude con ellos, sin embargo sabemos que están allí, con sus rutinas que se cruzan con la nuestra. Sucede que en algún momento, por el paso inexorable de los años, ese vecino deja de salir, hasta que un día, muere. Siempre estuvo allí, y ahora ya no está, pero en nuestra percepción nada ha cambiado demasiado porque lo que queda es el recuerdo. Así pasa con la muerte de Yaffa Yarkoni: atravesó nuestra vida durante la niñez, contribuyó en la construcción de nuestra identidad como judío, sionista, e israelí, desapareció muchos años víctima del paso del tiempo, y ahora acaba de morir. Sin embargo, siempre estuvo y siempre estará.

Los recuerdos más emblemáticos de la Yarkoni son su pelo corto, su rostro angular y fuerte, sus grandes ojos, y sobre todo, su voz: ronca, profunda. De su hebreo poco puedo decir, me falta autoridad, pero representa una época largamente perdida, en que se hablaba un hebreo aprendido y cuidado, como una reliquia arqueológica hallada en una excavación que quiere volver a usarse, sin que se rompa; ese fue el milagro del Hebreo moderno, y Yaffa Yarkoni desde el escenario fue una de las tantas que contribuyeron a fortalecer el idioma. Fue la versión ashkenazi de su amiga y colega de origen yemenita Shoshana Damari. Para mí siempre representó mucho más Yaffa que Shoshana. Cuando escucho a ambas, una es virtuosismo y folclore; la otra es una tía que canta para mí mientras juego o miro un libro. Yaffa fue familia.

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La línea entre el heroísmo y el fanatismo

A medida que Jánuca y su celebración llegan a su fin, tenemos la oportunidad de reflexionar acerca de la implicancia de esta festividad en nuestras vidas como judíos, en especial aquí en Israel. Jánuca es la festividad sionista por excelencia.  Es en esta festividad  más que en ninguna otra que el “nuevo judío” que está siendo creado en la Tierra de Israel encontró a sus héroes y el heroísmo que estaba buscando como modelo para los valores sobre los cuales el Estado de Israel debía ser fundado.  A diferencia de Pésaj cuando Dios peleó nuestras batallas, y Purim, donde el heroísmo se expresó en apelar al rey a pesar del peligro personal, en Jánuca, con Judas el Macabeo, Israel encontró al guerrero que estaba buscando.  Los macabeos sin embargo fueron héroes cuando se trataba de luchar contra los asirios, pero fanáticos cuando se trataba de luchar contra los judíos helenizados de su tiempo.  ¿Cuál es la diferencia entre un héroe y un fanático? ¿Es solamente una cuestión de perspectiva, según la cual a veces el héroe para una persona es el fanático para otra? Tanto el heroísmo como el fanatismo comparten en su esencia una disposición a luchar y sacrificarse por sus valores y principios.  A veces trágico y a veces victorioso, hay una pureza en el carácter del héroe que corta a través de la ambivalencia ideológica y el temor personal y le hace tomar una postura firme, y al hacerlo nos recuerda los valores con los cuales deberíamos estar comprometidos, y que los valores sólo merecen ese nombre cuando estamos dispuestos a pagar un precio por ellos.

Lo que distingue al fanático del héroe no es la naturaleza de los valores por los que están dispuestos a luchar sino la intransigente naturaleza de su lucha.  Aunque un héroe está dispuesto a sacrificarse especialmente a sí mismo, el heroísmo requiere proporcionalidad entre el valor y su costo.  Es cuando ese costo es transformado en, “a cualquier costo,” en especial para otros, es que las cualidades del fanático emergen.  

Uno de los grandes desafíos que enfrenta el moderno Israel es que tenemos internalizado demasiado bien la complejidad de los macabeos.  Hemos ciertamente desarrollado y cultivado el valor del heroísmo.  Confrontados con las constantes amenazas externas para nuestra supervivencia, el moderno Israel ha producido generación tras generación de jóvenes ciudadanos que han estado dispuestos a pagar el precio individua más alto, su vida, para que Israel pudiera ser establecido, sostenido y protegido.  

Nuestro problema es que para la mayoría de los israelíes la expresión de los valores del heroísmo está demasiado a menudo confinada a enfrentar a nuestros enemigos externos, mientras que cuando se trata de los valores e ideales de Israel como un estado judío y democrático, todas las señales de heroísmo se disipan y en su lugar hay timidez y pasividad.  Al mismo tiempo en ciertos segmentos dentro de nuestra sociedad, se ha desarrollado un ethos de heroísmo vis a vis a la naturaleza y calidad de nuestras vidas dentro de nuestras fronteras, una visión del futuro de Israel que es ajena y alienante para la mayoría de los israelíes. 

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Gazpacho

altSigo pensando que en tiempos de clonaciones, microcirugías láser y global positioning system, e incluso para no ir tan lejos, en tiempos de netbooks, capuccinos instantáneos y preservativos saborizados, hay una idea de la naturaleza de Dios que ya no cierra. Tal vez sea éste finalmente el destino de lo divino: que no cierre, que no encaje, que sea un resto. Un Dios que reste. Un Dios kitsch, inactual e intempestivo, una metáfora fuera de moda, un ideal para nadie, un cuento para los niños que hoy son abuelos. El problema es que se supone que Dios fue creado para que todo cierre o que todo podía ser reducido a una ultimidad metafísica donde Dios era lo único real, pero ya de adolescente nos preguntábamos: si Dios es uno, ¿por qué hay tantos? El politeísmo es tan de sentido común que el monoteísmo es casi un triunfo quijotesco: hay que poder sostener que Dios es uno y que además hace todas las cosas que ahora resuelven mucho más rápido y con más eficiencia una serie de artefactos tecnológicos y un par de Alplax. Y sin embargo la metáfora sigue vigente. Jenófanes en el siglo VI a.C. ya cuestionaba las creencias de los suyos: “si los bueyes tuvieran manos, pintarían a sus dioses con cara de buey”. Pero nuestra solución resultó peor: los cristianos, los judíos y los musulmanes pintamos al mismo Dios del mismo modo, pero lo insertamos como protagonista de relatos diferentes. Todo terminó en un conflicto más de derecho de autor, donde los polemistas eran en este caso los representantes del mismo actor protagónico. Como recuerda Michel Onfray, un único Dios nos lega una única verdad. Y si hay una verdad, no puede existir la diferencia. Incluso generamos hipervínculos en el mismo texto sagrado, ya que Ismael, padre del pueblo árabe, es el hijo echado de Abraham con una esclava; y Jesús es el producto perfecto final de todas las profecías veterotestamentarias. Diversidad en realidad tenemos con los chinos o con los mbuti; pero entre los lectores del Libro tenemos los mismos problemas que teníamos en el colegio con la Profesora de Lengua y Literatura cuando nos decía: usted ha escrito cualquier cosa, está desaprobado.  

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Entrevista a Danny Dayan

altDanny Dayan nació en Buenos Aires. Desde 1971 reside en Israel, habiendo inmigrado primero a Tel Aviv e instalándose en 1988 en el asentamiento Maale Shomron. Fue candidato a la Kneset, es Licenciado en Economía y  Ciencias de la Computación, y tiene un Master en Finanzas. Creó años atrás una compañía de tecnología de información y es  docente en la institución considerada la “universidad de Judea y Samaria”, el Colegio de Ariel. Desde julio del 2007, se desempeña como Presidente del Consejo YESHA, el ente representativo de las comunidades judías en Judea y Samaria.
Esta es la entrevista que nos concedió hace pocos días.

P: Danny, en los últimos días se han registrado serios incidentes de violencia en Judea y Samaria (Cisjordania), entre ellos inclusive en una base importante de las Fuerzas de Defensa de Israel, con ataque a los propios soldados y oficiales, insultos, pedreadas… escenas muy duras. ¿Cómo ha tomado usted lo sucedido, perpetrado por jóvenes que viven justamente en localidades judías de la  zona?

R: Con mucho dolor, con vergüenza. Creo que también es una muestra de ingratitud atacar a las tropas que protegen a nuestras comunidades. Te diré más, yo mismo soy un Mayor en la Reserva en esa brigada cuyo comandante fue atacado. Así que, por supuesto, todo el fenómeno este de violencia, contra palestinos inocentes, contra el ejército, contra equipos del ejército, son en mi opinión tanto inmorales como estúpidos. Inmorales, es evidente por qué: violencia  contra inocentes, es algo inmoral. Pero también digo que es estúpido, nada inteligente, porque perjudica de una manera muy clara, de modo estratégico, nuestra presencia en Judea y Samaria. Los que cometen estas acciones no sólo son delincuentes sino que tampoco son inteligentes. Esa gente no habla en nuestro nombre. Está claro que no nos representan.

P: Según el Ministro de Defensa Ehud Barak habría que considerarlos inclusive “terroristas”...

R: Bueno… yo creo que no es una cuestión de terminología. Pero la verdad es que yo no lo denomino así, porque para mí, como quien vive en Israel hace más de 40 años y en Judea y Samaria hace más de 20, terrorismo es la masacre de Itamar, es un terrorista escondido para tirar  a un coche que pasa aunque haya en él mujeres, niños, ancianos. Eso es terrorismo. No digo que no hubo casos de terrorismo judío, hubo. Pero no creo que este es el caso. No hay que perder las proporciones. El terrorismo en Judea y Samaria, y en Israel en general, es el terrorismo árabe. Hubo casos aislados de terrorismo judío, pero son la excepción y no la norma. No creo que sea correcto llamar a este tipo de violencia, a este tipo de disturbios, terrorismo. Y lo digo sin minimizar en absoluto tanto la importancia del daño como de la inmoralidad de estas acciones.

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Carnage

alt"Carnage" es una comedia de humor negro que se desarrolla en tiempo real, la trama es caótica. Este caos se incrementa a medida que los personajes deambulan por un apartamento de Nueva York. La película se convierte en un retrato alarmante de personas delirantes, sobre todo para un público físicamente atrapado en la habitación con ellos.

Carnage,"Carnicería", es una fiel adaptación de Roman Polanski de la obra teatral "God of Carnage". En el escenario, es posible adoptar un enfoque selectivo, centrándose en el comportamiento individual al obtener el cuadro completo de sus neurosis colectiva. En la versión cinematográfica esto se vive de una manera diferente, es más restringido por los disparos y cortes. Polanski lucha para hacer el material más cinematográfico, jugando con la inteligente puesta en escena para mostrar las tensiones en aumento. Sin embargo, en repetidas ocasiones sufre de una tensión interna entre las posibilidades de dos medios de comunicación en desacuerdo uno con otro.

Cuenta con un elenco de lujo: Kate Winslet y Jodie Foster, Christoph Waltz y John C. Reilly que  juegan a ser dos parejas acomodadas de Nueva York, una de ellas interesada en el arte y más bien liberal en cuanto a actitudes políticas, la otra dentro de los cánones yuppies ocupados en abrigos de cachemir y menos exenta de puntos de vista reaccionarios, ambas en definitiva formas de vida de la nueva burguesía surgida de los mercados financieros. Ambas parejas tienen hijos de la misma edad y se reúnen tras una pelea de sus vástagos de 11 años en el hogar de los padres de la víctima para intentar una solución amistosa vía conversación.

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Januca: resistencia y milagro

Estamos familiarizados con la historia de Januca, la celebración de las luminarias y el carácter milagroso del aceite que sirvió para que las ocho velas ardieran a lo largo de los días, luego de que el Templo de Jerusalén fuera recuperado. La celebración parte de una situación de resistencia, la de los Macabeos, en el contexto de una guerra política frente a los helenos.

La resistencia.

¿Qué significa resistir? Podríamos decir, en un principio, que en Januca hay dos formas de resistencias: una político-militar y la otra político-cultural. La primera es la que involucra la defensa del lugar, del hogar, del Templo, de la casa y de la comunidad. La resistencia del cuerpo, materialmente. Estar frente a ese que quiere lo propio y resistir sus embates. Allí, erigidos, los macabeos, constituyen el judaísmo de las armas, de este cuerpo que se para frente al enemigo.

La segunda resistencia es, la resistencia (o también supervivencia) judía por antonomasia: la conservación de la identidad, difícil, que es la judía. La resistencia cultural y política de la tradición. Aquella frente a las imposiciones del otro, del imperio, del gobierno, que no van al cuerpo sino a la forma de vida. Aquello que exige ser el otro o comportarse como él. En el contexto de Januca, el mundo griego era este otro.

En un apasionante y polémico texto, Jan Assmann explica que dentro del Antiguo Testamento habitan dos religiones: una sacerdotal y, por otro lado, una deuteronómica. La primera, funciona como manual para la base del culto en el Templo mientras que la segunda tienen las bases doctrinarias para construir una guía de vida y un ordenamiento social común: el judío. Sin embargo, y por ello la complejidad del escrito del egiptólogo alemán, ambas religiones se encuentran en una situación de coexistencia como parte de la Biblia hebrea y es gracias a esta convivencia en que se hace posible explicar, desde la perspectiva del autor, la existencia del judaísmo. Esta duplicidad es justamente el pasaje entre una religión arcaica hacia el monoteísmo, a través de una revolución propia del pueblo judío que Assmann llama “la distinción mosaica”.
Si retomamos por un instante la hipótesis de Assmann podemos entender, cual metáfora, que el judaísmo nunca fue (ni será) uno: el judaísmo es el culto del Templo y es su transformación deuteronómica. El judaísmo es la religión de los sacerdotes y la religión revolucionaria de los rabinos. El judaísmo es la resistencia político-militar y la resistencia político-cultural; resistencia y milagro. Es por ello que debemos tener una mirada aún más amplia que la de una cosa u otra, que la de un milagro de la luz por sobre la vida del cuerpo que resistió ante el otro; como tampoco debemos perder la mirada lumínica del milagro sobre la historia del pueblo: para poder hacerse de la experiencia lumínica del milagro es necesario tener tanta fe como capacidad de confiar en el mundo como situación supra-humana.

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