¿Dónde está el dinero?

altEl lunes pasado dormí profundamente. La noche anterior me había quedado respondiendo correos electrónicos y mensajes de texto hasta las 4:00 am, y además, por primera vez en muchos años, no debía cumplir un horario de trabajo, pues ya no tenía ninguno.

Me afeité, me hice el café y salí afuera a recoger los periódicos. Cuando abrí la puerta, había decenas de fotógrafos y equipos de televisión esperando. Me gritaban. Yo no lograba comprender del todo sus palabras, pero la idea general era que ellos querían saber por qué había decidido a entrar en la política.

Soy una persona con mucha experiencia, ciertamente frente a las cámaras; no obstante, aquello me resultaba extraño.

He visto ese tipo de escenas en películas norteamericanas, pero no en Israel. Me quedé allí por un momento, con el café en la mano, tratando de pensar la forma adecuada de resumirlo todo en una sola frase. Al final, logré hacer la única cosa que podía en aquel momento: sonreír a las cámaras y volver adentro con los periódicos. En la corta distancia que media desde la puerta hasta el seguro refugio de mi salón, tuve tiempo suficiente para enterarme de que mi salto a la política era el principal titular en todos lados.

Voy a entrar en la política porque creo que el tipo de discurso que circula en Israel está sumiendo a este país en el olvido, y yo quiero cambiar eso. Probablemente, ésta sea una misión muy ambiciosa, pero ¿valdría la pena abandonar mi cómodo asiento en el Noticiero de los viernes por algo carente de toda ambición?

Por otro lado, hay que ser modestos también. Si las reglas de la arena política definen la «posición» individual como algo que puede expresarse en dos palabras, no puedo eximirme a mí mismo de hacerlo. De hecho, actualmente me ocupo de la redacción de una detallada plataforma acerca de una serie de temas -que van desde el conflicto israelí-palestino hasta la urgente necesidad de una Constitución-, pero por el momento, necesito estudiar el teatro político, y quizá la primera fase consista en desarrollar la capacidad de comunicar mensajes pegadizos.

Por lo tanto, tuve que preguntarme a mí mismo si podían ocurrírseme dos o tres palabras que definieran de modo conveniente mi orientación política.

Sorprendentemente, la respuesta es «sí». Tengo tres palabras, pero las pronunciaré sólo con la condición de que los lectores prometan tener en cuenta que la discusión no se agota en ellas, sino que es ahí mismo donde comienza. Contrariamente a las exigencias expresadas por mis colegas políticos, esto no constituye lo esencial de mi doctrina política, sino apenas sus primeras manifestaciones. Estas son las palabras que, en mi opinión, debieran abrir el debate acerca del rumbo que el Estado de Israel lleva actualmente.

Estas tres palabras son: ¿Dónde está el dinero?

Esa es la gran pregunta que se hace la clase media israelí, clase en cuyo nombre he decidido ingresar en la política. ¿Dónde está el dinero? ¿Por qué es que el sector productivo, que paga impuestos, cumple sus deberes, realiza servicios de reserva en el ejército y carga sobre su espalda al país entero, no ve dinero alguno?

Leer más...

El holocausto gaditano

altCada 27 de enero se celebran a nivel mundial diversos actos en homenaje a los más de 6 millones de judíos que fueron cruelmente asesinados en los campos de exterminio. La ciudad de Cádiz no se libró de que sus ciudadanos pasaran por Gussen o Mathausen, tal como figura en una placa conmemorativa en la Diputación Provincial. Cuando tras más de 65 años se oyen todavía los testimonios de los descendientes de los deportados a esos campos de concentración, es difícil esquivar el sentimiento de tristeza, que no se acerca ni por asombro a todo el padecimiento que tuvieron que sufrir nuestros habitantes, fuesen del bando que fueren y pertenecieran a un credo distinto al que marcaba por aquella época por obligación el brazo político, sin olvidar aquellos que fueron tachados de vagos y maleantes por ser homosexuales.

Afrontamos un año clave en Cádiz, donde el Bicentenario invade cada rincón de nuestra ciudad y donde no se escatima esfuerzo y presencia alguna de nuestros representantes democráticamente elegido por el pueblo. Sin embargo su ausencia en este acto fue visible, aunque no por eso careció de la solemnidad que este recuerdo se merece. Celebrar un evento de conmemoración a una Constitución que entre otras cosas abolió el Santo Oficio, bajo el que tantos judíos perecieron, y no presenciar otro cuyos acontecimientos no se remontan a dos siglos atrás carece de toda concordancia posible. 

Leer más...

La historieta de Página 12 y el Día Internacional del Holocausto

La historieta que publicó Página 12 todavía levanta polvareda. Hoy, 27 de enero, el día que la ONU designó como fecha para conmemorar el Holocausto, puede ser una oportunidad para arrimar un par de reflexiones más.

El humor es transgresor; me cuesta encontrarle la gracia a un David Guetto que estimula a los judíos a bailar con la aprobación de un Hitler ansioso por lograr que el judeo-jabón resulte más suave, pero puede que algún lector de Página 12 lo haya logrado. En cualquier caso, no soy de los que creen que el autor de la historieta sea un antisemita ni me parece relevante determinarlo. Sí, en cambio, me pregunto –y me inquieta- qué llevó al diario a publicarlo. ¿Será puro desenfado?

Intento sin éxito un experimento mental: imaginarme al mismo diario publicando, por ejemplo, una historieta donde la siempre joven NaChe Guevara, acompañada por un prolijo y uniformado tacuara Firme Nicht, azuce a un grupo de detenidos-desaparecidos al grito de “vamos, mis muchachos, a bailar y mantenerse jóvenes y fuertes”, mientras Videla “reflexiona” “Hay que alimentar a los peces del Río de la Plata” y una frase final sentencia “la sangre derramada jamás será desperdiciada”. ¿Alguien puede imaginarlo? Es bastante más fácil, en cambio, imaginar las notas furibundas que hubiese publicado si cualquiera de las dos pseudo-historietas hubiesen aparecido en otros medios.

Página 12 tiene una larga historia de identificación con la defensa de los Derechos Humanos, que arranca en la época en que ése era el rótulo de la bandera más indiscutible en contra de la dictadura y el abuso del poder. Treinta años después, parece considerar que obtuvo “patente de bienpensante”, y que por lo tanto todo lo que diga y haga es insospechable. Y es ése el punto que me inquieta. Por un mecanismo similar es que, por ejemplo, el autor de muchas de sus contratapas, Juan Gelman, a partir de su condición de poeta, de padre de un desaparecido –y quizás de portador de apellido- parece habilitado para hacer “análisis políticos” de la realidad de Medio Oriente cargados de  saña. ¿Cómo cuestionar las barbaridades que dice cuando vienen de uno de los “buenos de la película”? ¿Cuándo es “progresista”? ¿Cuando lo publica un diario que abunda en firmas judías?

Es más fácil estar alerta frente a un enemigo confeso que a quien se presenta como uno de los propios. Y, si no, pensemos en tantos judíos que se esfuerzan por demostrar que no son parte del Guetto, que están integrados al mundo y comparten sus valores universales, que superan las mezquindades, y para “probarlo” se suman a discursos que bien merecerían el mote de antisemitas.

Hoy es el día que la ONU eligió para conmemorar el Holocausto, porque es la fecha en que los soviéticos liberaron Auschwitz. Con el debido respeto por las buenas intenciones que seguramente animaron a la ONU a la hora de universalizar la conmemoración, pero con la debida desconfianza por el papel que en otras ocasiones ha cumplido la misma organización –que también goza de “patente de justicia”-, prefiero seguir conmemorando la Shoá en el aniversario del día en que los judíos se levantaron en el Guetto de Varsovia. Y, unos días después, festejar la existencia independiente de un Estado Judío.


Retrato del antisemita actual

Extracto del artículo "Retrato del antisemita actual" publicado por el diario La Nación en el 2009.

Mucho se ha escrito -y certeramente- sobre las raíces del antisemitismo. El fenómeno cuenta en su haber con una abultada vigencia: 2600 años por lo menos, a lo largo de los cuales sus estrategias discursivas han variado sin perder por ello clientela ni intensidad. Lo prueban, además de otros previos, los episodios recientes que han tenido lugar en la Argentina.

Un país como el nuestro, donde el ejercicio de la política es, con demasiada frecuencia, un despliegue impúdico de intolerancia y esquematismo, donde no existen adversarios sino enemigos y que prefiere las consignas a las ideas, debería entender como un síntoma de su propia pobreza moral, cultural y psíquica las conductas discriminatorias y reduccionistas de su tropa judeofóbica. La responsabilidad primera de un gobierno que se pretende democrático es condenar sus exteriorizaciones públicas. Si no lo hace, concede, por omisión, legitimidad al racismo y fuerza operativa a la irracionalidad de sus planteos. De hecho, los ex funcionarios del oficialismo que operan como antisemitas confesos no encontraron ninguna barrera legal al desarrollo de sus festines judeofóbicos. La impunidad que los protege es, al unísono, la que los ceba y les garantiza condiciones propicias para que puedan cumplir, sin acotamiento policial, con su propósito delictivo.

Partiendo de las premisas siniestras que distinguen su concepción del judaísmo y los judíos, atentados criminales como el sufrido por la AMIA, hace tres lustros, pueden entonces ser caracterizados, por los abanderados del antisemitismo local no como acciones terroristas consumadas contra el país, sino contra una comunidad extranjera enquistada en él y por cuya desgraciada presencia entre nosotros ha pagado nuestra patria con vidas "inocentes" (es decir, no judías). Así, los judíos proyectan sobre el escenario nacional conflictos que no le atañen, pero que terminan afectando hondamente la tranquilidad y la seguridad de la nación. El triunfo fundamental logrado por el antisemitismo iraní en el caso de lo ocurrido en la AMIA -y del cual, desde hace años, es vocero entusiasta el presidente Mahmoud Ahmadinejad- no sólo consistió en haber logrado convertir en escombros esa institución emblemática. A ese triunfo criminal hay que sumarle otro no menos grave: el político e ideológico, que consiste en haber conseguido que buena parte de la sociedad argentina, aun en sus sectores mejor formados e informados, creyera en ese momento, y siga creyéndolo quince años después, que ese emprendimiento miserable no fue ejecutado contra la República Argentina, sino contra la comunidad judía.

Es imprescindible advertir que los atentados contra las comunidades judías concebidas como cuerpos extraños a las sociedades que integran podrían multiplicarse en un futuro próximo, estimulados por el curso que ha tomado el conflicto de Medio Oriente. No se trata de una conjetura personal, sino de una amenaza explícita formulada por representantes de varios grupos fundamentalistas y terroristas. Ante las dificultades que encuentran para doblegar militarmente a Israel, optarían, como en el pasado reciente al que acabo de referirme, por otros escenarios mundiales en los que, gracias a la labor preparatoria que en ellos realiza el antisemitismo, se encuentra afianzada la homologación entre judíos e israelíes. En el afán de volcar la opinión pública internacional a favor de su causa y en contra de Israel, el extremismo islámico puede contar, casi con seguridad, con que la lectura que muchos harán de esos atentados venideros encontrará respaldo, en muy buena medida, en esa homologación tan cara al antisemitismo actual.

Leer más...

"El acuerdo de paz entre Egipto e Israel no esta amenazado"

Ali Salem (76)  es un hombre optimista por naturaleza. Tiende a aferrarse de las buenas señales que capta, aunque no es indiferente en absoluto ante los problemas que son motivos de lógico temor. Hoy, al año de la revolución en Egipto, cree que la democracia en su país es posible y está seguro de que la paz entre Egipto e Israel será respetada, aunque él quisiera que fuera más allá de un acuerdo formal entre  ambos países y fuera una relación plena de cooperación.

Salem es uno de los escritores, dramaturgos, más conocidos de Egipto, aunque hoy en día hace ya años que no escribe teatro sino que pasó a desempeñarse  como columnista en dos diarios de gran importancia, el “A Sharq el Awsat”, que sale en Londres y se lee en todo el mundo árabe, y “Al Masr el Yom”, de gran circulación en Egipto.

Como abierto defensor del acuerdo de paz entre su país e Israel, Ali Salem ha tenido que lidiar con no pocos problemas. Fue expulsado de la Asociación de Escritores, se salvó de un atentado, y ha tenido que rechazar serias presiones y críticas. Pero nunca se cansó ni cambió de opinión.

En conversación telefónica desde El Cairo, se lo oye lleno de esperanza respecto a la nueva etapa en su país. Al menos en esta entrevista, intenta minimizar las dudas y destacar el potencial. Este fue el diálogo mantenido con el escritor Ali Salem.

P: Sr. Salem, estamos hablando un día después de llevarse a cabo la primera sesión del nuevo parlamento egipcio. ¿Cómo se siente con los cambios en su país?

R: Creo que hemos comenzado a marchar por buen camino, que vamos en la dirección correcta. Hemos tenido la primera sesión del Parlamento y es una buena señal. Mi esperanza es que estemos en camino hacia la libertad  y la democracia. La gente disfruta por primera vez cierta sensación de libertad, sin interferencia del gobierno, y eso es bueno. Por el bien de la paz y de su bienestar en la región, Egipto debe ser un país democrático. Es la única opción.

P: Ya en la primera sesión hubo algún acorde chocante, con parlamentarios de partidos islamistas.

R: A mí me han enseñado a lidiar con la realidad… El pueblo egipcio ha elegido a estos parlamentarios para que los representen y yo lo respeto. Espero que lo hagan debidamente, por el bien del pueblo egipcio.

P: ¿Le preocupan hechos como el protagonizado por el diputado Mamduh Ismail, que quiso prestar juramento sin apegarse al texto obligatorio del mismo, agregando palabras suyas en relación a Alá? Recordemos que dijo que jura respetar la Constitución “si con ello no viola los mandamientos de Alá”...

R: Estas tendencias extremistas religiosas quisieron manifestarse en la reunión, la primera del parlamento, pero le aseguro que no son las primordiales en Egipto hoy. En todos los programas de televisión fueron criticados los que actuaron así.

Leer más...

Yo nunca firmaría en apoyo a Gustavo Sala

altAyer mismo di con una solicitada en que un abultado colectivo de dibujantes y artistas respaldaba a Gustavo Sala por las supuestas amenazas que hubo recibido en repudio a su polémica tira de Página/12. El comic, para quien se encontraba de vacaciones o lleva la vida de un topo, componía torpemente al DJ David Ghetto, quien hacía bailar a reclusos en un campo de exterminio para que los jabones que se produjeran con sus restos fuesen de mejor calidad. Narrado suena casi tan burdo como es visualmente.

En primer lugar, las “amenazas” que movilizaron a los artistas a respaldar a su colega parecerían ser, en el peor de los casos, intimaciones legales, lo que no se ciñe bien al concepto de amenaza. Más bien es el justo recurso al derecho dentro de un marco legal condenatorio de la discriminación étnica o religiosa. Para decirlo más fácil: amenaza es que te llamen por teléfono prometiéndote el abuso sexual de una de tus hijas o que te ametrallen el frente de tu casa. Que te manden un mail acusándote de antisemita o que consideren legítimo hacer una demanda legal es lo que corresponde si uno sostiene una sartreana ética de la responsabilidad, en la que uno no puede evadir de ninguna manera el resultado (esperado o no esperado) de sus acciones.

Mi opinión: no existe ningún prurito para hacer humor negro con temas sensibles, incluso con la Shoá. El problema es cuando se hace algo burdo, torpe, carente de justificación histórica, irreflexivo, sin contenido, que sea una asociación fácil de conceptos enquistados, tal como hizo Gustavo Sala. El problema no es hacer humor negro sino que ese humor sea irreflexivo.

Yo mismo he hecho humor con Auschwitz; en la tapa de mi libro “Esto no es SPAM”, aparece la ilustración "Comunidad Movistar Toit Lager" con dibujo de Langer e idea mía, donde se puede ver a un recluso del campo de concentración que tiene tatuado en su brazo un número de celular, 15 6807 etc etc. El mensaje es claro: en las sociedades contemporáneas somos masificados y numerados a través de dispositivos tecnológicos como el celular. El número de celular puede ser asimilado con fines humorísticos a la numeración con que es identificado un convicto. En esta modalidad de humor negro, se toman elementos de esa enorme tragedia que fue la Shoá, pero se los emplea reflexivamente, intentando exponer un sentido histórico.

Leer más...

The descendants

alt“Matt” sabía que su matrimonio no atravesaba su mejor momento, pero no es hasta cuando habla con su hija mayor, “Alexandra” –encarnada por Shailene Woodley con gran naturalidad y espontaneidad-, que descubre que su esposa le estaba siendo infiel. George Clooney, como intérprete de “Matt King”, un millonario heredero de miles de cuerdas de terreno en Hawai cuya esposa queda en estado comatoso tras sufrir un accidente en un bote. La delicada situación  lo obliga a apartarse de su trabajo como abogado y a restablecer su relación con sus hijas, una de 10 y otra de 17 años.

Los personajes de sus historias siempre son imperfectos, lo que abona a su credibilidad. La familia “King” es bastante disfuncional, desde la pequeña y extrovertida “Scottie” (Amanra Miller), que no sabe comportarse como una niña, hasta el propio “Matt”, quien se describe a sí mismo como “el padre de apoyo” porque nunca le dedicó suficiente tiempo a sus hijas. La más centrada, aunque no lo parezca, es “Alexandra”, cuya rebeldía le sirve de barrera para esconder sus verdaderas emociones.

La historia trascurre íntegramente en Hawai, sinónimo de encuentro turístico, asuetos familiares, estampados florales y relajación. Pero en The Descendants, nos percatamos que la vida y los problemas de los hawaianos, no se diferencian en lo absoluto, a la de personas y familias que redicen en diferentes partes del mundo.

Luego de realizar "Entre Copas", cinta del 2004 que ganó el premio Oscar al Mejor Guión Adaptado, Alexander Payne vuelve a ocupar la silla de director para llevar adelante la adaptación cinematográfica de "Los Descendientes", novela escrita por Kaui Hart Hemmings y, teniendo en cuenta el estilo que él mismo marcó en sus pasadas propuestas, le brinda al espectador una experiencia divertida, fuerte, emocionante, con actuaciones maravillosas y un manejo de los tiempos que transporta inmediatamente al público a la acción. Payne experimenta por primera vez lo que es trabajar sin su coguionista Jim Taylor y el resultado es evidente. The Descendants es una película mucho menos solazada pero con más sentido de la profundidad dramática en las emociones que produce.

Leer más...

“La espiritualidad está en la apertura interpretativa que podemos hacer de nuestra identidad”

altBajada: Una mirada que incorpora la judeidad y la reflexión filosófica y nos invita a pensar la espiritualidad en términos seculares, conectándola con hondas dimensiones de la vida humana.

Datos autor: Filósofo. Dicta clases en FLACSO en Posgrados presenciales y virtuales de las áreas de Comunicación y de Educación. Desarrolla una importante labor docente en la comunidad judía, en su cátedra del Seminario Rabínico Latinoamericano y en la Universidad Libre de Estudios Judáicos. Es miembro del Cultural Colectivo judío YOK. Es docente de la UBA en la materia Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado.

Frente a miradas que consideraban como una realidad homogénea al catolicismo o al cristianismo, hace un tiempo se comienza a ver y a reconocer más heterogeneidad hacia adentro de las grandes tradiciones religiosas. Hablamos, más bien, de los catolicismos o los cristianismos. Imagino que el judaísmo no es una excepción a este fenómeno. Dentro de los judaísmos ¿que caracteriza al judaísmo como fenómeno religioso-cultural?

En el actual momento del desarrollo de las sociedades contemporáneas podemos decir que el mundo judío está atravesando por diversidades culturales. Pero es tal la diversidad que constituye el fenómeno judío que a mi entender resulta imposible hablar de un judaísmo. Yo diría que no hay un judaísmo, sino que hay judíos. Hay personas que en diferentes formas, en diferentes formatos, en distintas situaciones han resignificado su identidad judía. Pero es tal el abismo que hay entre las diferentes formas en que los judíos han resignificado su judeidad que resulta imposible encontrar un común denominador. Es más, se vuelve un problema político.

Cuando alguien sale a establecer una definición de un judaísmo siempre excluye, porque la diversidad es tan amplia que cuando alguien define lo judío -no nos olvidemos que definir es poner fin, poner límites- necesariamente coloca una barrera y deja afuera formas de conectar con lo judío que no enganchan con esa definición. Pensemos que lo judío se ha ido mixturando a las distintas culturas a las que los judíos se han apegado. Entonces, cuando uno quiere encontrar algo en común entre un judío neoyorquino religioso reformista y un judío ultra ortodoxo anti sionista resulta claramente imposible.

Algunos suelen decir que lo que queda de común entre todos los judíos es el nombre. Sartre afirmaba en el libro “Algunas reflexiones sobre la cuestión judía” que en definitiva quien constituye al judío es el otro. Sartre decía que no existe el judaísmo, sino que es una construcción de los antisemitas. En esta dualidad entre un judaísmo indefinido y un lugar al que el otro coloca esta cosa extraña que llamamos “ser judío”. Ese otro, que es Occidente, nunca pudo terminar de clasificar a los judíos en las categorías que Occidente utiliza para clasificar. En ese sentido lo judío es ambiguo, a mí esa ambigüedad me encanta.

Creo que lo más rico que tiene el mundo judío hoy es su diversidad y lo que se da al interior del judaísmo es una polémica entre sectores que lo que busca es sostener una definición de lo judío y que es la manera de administrar la vida comunitaria. O sea, sectores que detrás de una definición epistemológica lo que están intentando es sostener un proyecto de poder, un proyecto político económico de administración de la vida judía que empieza con la gente pagando su tumba en los cementerios judíos y termina en la comida bendecida con la que algunos judíos se alimentan y que también cubre todo un negocio. Y por otro lado, un conjunto de judíos que venimos bregando desde distintos ámbitos en la necesidad de destrabar la definición de judaísmo. Siempre que se busca definir el judaísmo se está en una situación de poder, y siguiendo esa línea foucaultiana que dice que donde hay un poder hay una resistencia, la resistencia hoy es desestructurar esos intentos de definir lo judío sobre todo cuando en distintas situaciones aparece alguien hablando en nombre de los judíos o en nombre del judaísmo que es peor. Porque hablar en nombre de los judíos ya es un papelón, pero hablar en nombre del judaísmo como un fenómeno cerrado ya es doblemente peor.

A diferencia del cristianismo, en el mundo judío tradicional del que provenimos y que se fue desacralizando, diversificando, secularizando hasta llegar al mundo de hoy, desde la destrucción del segundo templo ya no ha habido instancias sacerdotales. Los judíos no tenemos un Papa, no tenemos dogmas, no significa que no haya judíos dogmáticos, no tenemos dogmas estructurantes como tiene el catolicismo porque no hay una autoridad central, no existe el gran rabino, el que se llama a sí mismo el gran rabino el nombre se lo puso él.

Desde tus referencias, en esos espacios plurales de resistencia a las definiciones taxativas, ¿cuáles son las expresiones de espiritualidad, de evidencia de lo judío en las subjetividades?

Leer más...

La gran distancia entre los principios de Bolivar y los amigos de Chavez

altEl General Simón Bolívar, Libertador de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, debe estar revolcándose por quinta vez en su sepulcro. Ya son cinco las visitas del Presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad a América Latina -justamente a varios de los países en los que se endiosa su gesta- y seguramente desde su eterno descanso, Bolívar no entiende cómo es que se logró una afinidad tal entre su país natal y sus vecinos, y quien preside uno de los regímenes más opresores y oscuros del mundo.

El motivo de la libertad era clave en su ideología, en su ordenado pensamiento. “Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía”, dijo el 10 de diciembre de 1830, en su último  discurso ante los colombianos. “…Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad”. 

No eran palabras vacías. Su concepto de libertad iba acompañado de una profunda comprensión del significado de la soberanía del pueblo y el funcionamiento de un sistema de gobierno que respondiera al Derecho y respetara a los ciudadanos. Ello quedó especialmente claro en un discurso que pronunció  ante el Congreso Constituyente de Bolivia, haciendo un detallado planteamiento de la división de poderes que deseaba para el país, de las autoridades y potestades que tendría cada uno, cada funcionario, en el marco de la Constitución que estaba presentando. También en esa ocasión hablaba de “la tiranía” como un “monstruoso” enemigo. “¡Legisladores! La libertad de hoy más será indestructible en América”, decía emocionado. “Se han establecido las garantías más perfectas: la libertad civil es la verdadera libertad”, afirmaba.

Releemos esos párrafos y nos preguntamos qué tiene que ver esa ideología, con la que abrazan algunos de quienes se consideran sus seguidores, si ven como su aliado al Presidente de Irán.

Y aquí, no hablamos en absoluto del plan nuclear, que por supuesto en manos de un régimen como el fundamentalista fanático que domina Irán, constituye un peligro especial. Hablamos de lo que ni siquiera los chistes de Chávez y Ahmadinejad pueden ocultar..ni tampoco las sonrisas del huésped iraní sobre la alfombra roja en Caracas, La Habana, Managua y Quito.
De lo que hablamos ahora es de lo que habló la Asamblea General de las Naciones Unidas el mes pasado, al aprobar una resolución que denuncia graves violaciones a los derechos humanos en Irán, que van de azotamientos a amputaciones y al uso frecuente de la pena de muerte.
No son cosas de los odiados “imperialistas” norteamericanos a israelíes….no…fue la ONU…la que condenó a Irán por tortura y crueldad, trato inhumano o degradante, como “ejemplos graves y recurrentes violaciones de los derechos humanos”, agregando a la negra lista las agresiones a los defensores de los derechos humanos, inequidad, violencia contra las mujeres y discriminación contra minorías religiosas y étnicas.
En papeles de la ONU quizás suenan a palabras frías .¿Será por eso que todos los países que Ahmadinejad visitó esta semana, votaron en contra de la condena? ¿Será que su concepto de derechos humanos y libertad es tan diferente de lo fácilmente comprensible cuando un gobierno electo en las urnas se maneja también en su desempeño diario de acuerdo a principios verdaderamente democráticos?
Para nosotros, hablar de la despótica tiranía fundamentalista de los Ayatollas en Irán, tiene nombre y apellido: Marina Nemat, una escritora nacida en Irán, hoy residente en Canadá, que en su adolescencia fue detenida por protestas en su liceo, y enviada a la infame prisión de Evin.La conocimos en Jerusalem…Y habiendo leído su relato, no comprendimos cómo es que todavía lograba sonreir…Lleva consigo su dolor y quizás, lo que es peor, el recuerdo de todos los que vio morir…y los que no tuvieron su misma suerte : salir del infierno.

Leer más...

El amor cuesta caro

altLa nueva mujer judía del milenio, ejecutiva y con chequera propia, ha logrado una posición social que le permite conseguir otro tipo de posiciones (kamasutradas) con guapos de catálogo. (Evite por favor esa mueca foránea en su rostro, querida lectora, porque en la ley de la atracción sexual, el que esté libre de pescados mantenidos, que tire el primer anzuelo). Es que el pez por la boca muere y la mujer muere por besar la boca varonil de un hombre que la acaramela con cuentos de mil y una noches.

Él surge  en medio de una fiesta nocturna, sale en cámara lenta detrás de una columna griega. Destila una belleza de Adonis y en su porte se adivina que en sus genes no hay rastros de herencia hebrea. No es miope, no tiene pecas, su nariz está más cerca de su cara que de la tuya. Su porte atlético  y ciertos reflejos solares en su cabello revela su afición al deporte aventura.

Entre el humo y la música surge sin previo aviso, como un fotograma escapado de la última Vogue. (“¿Vo guerés bailar gonmigo?” Pensás al verlo tan extasiada que te tiemblan hasta los pensamientos)

En su forma de mirar hay algo inquietante, de felino huérfano,  que mixa un poder salvaje con la lánguida mirada de un cachorro abandonado. Estos chicos que en general no superan los 30 años suelen frecuentar los lugares más top, que varían entre los boliches cool y los centros artísticos de alto nivel. Visten prendas de buena marca y un corte de cabello de estilista. En raras ocasiones cuentan con un gran talento. Pueden ser pintores, cantantes, músicos o poetas. Casi siempre tienen una historia trágica, un pasado oscuro y una interminable necesidad de ser rescatados. Si no la tienen se la inventan o la compran. Son hermosos por fuera y  débiles en sus emociones por dentro. Como un Ricardito. Estos cachorritos expelen tanta masculinidad que las damas al escuchar sus peripecias existenciales,  piensan mucho más en el tamaño de su intimidad que en el tamaño de su desgracia.

¿Quiénes sucumben a los encantos de estos niñatos resurgidos de algún lugar misterioso de la ciudad?

No las amas de casas desesperadas.
No las chicas que venden a 100 pesos ropa interior y sábanas de segunda calidad en las tiendas montevideanas.
No las cajeras de los supermercados o las promotoras de productos gondoleros.

Leer más...

· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos