Yo nunca firmaría en apoyo a Gustavo Sala

altAyer mismo di con una solicitada en que un abultado colectivo de dibujantes y artistas respaldaba a Gustavo Sala por las supuestas amenazas que hubo recibido en repudio a su polémica tira de Página/12. El comic, para quien se encontraba de vacaciones o lleva la vida de un topo, componía torpemente al DJ David Ghetto, quien hacía bailar a reclusos en un campo de exterminio para que los jabones que se produjeran con sus restos fuesen de mejor calidad. Narrado suena casi tan burdo como es visualmente.

En primer lugar, las “amenazas” que movilizaron a los artistas a respaldar a su colega parecerían ser, en el peor de los casos, intimaciones legales, lo que no se ciñe bien al concepto de amenaza. Más bien es el justo recurso al derecho dentro de un marco legal condenatorio de la discriminación étnica o religiosa. Para decirlo más fácil: amenaza es que te llamen por teléfono prometiéndote el abuso sexual de una de tus hijas o que te ametrallen el frente de tu casa. Que te manden un mail acusándote de antisemita o que consideren legítimo hacer una demanda legal es lo que corresponde si uno sostiene una sartreana ética de la responsabilidad, en la que uno no puede evadir de ninguna manera el resultado (esperado o no esperado) de sus acciones.

Mi opinión: no existe ningún prurito para hacer humor negro con temas sensibles, incluso con la Shoá. El problema es cuando se hace algo burdo, torpe, carente de justificación histórica, irreflexivo, sin contenido, que sea una asociación fácil de conceptos enquistados, tal como hizo Gustavo Sala. El problema no es hacer humor negro sino que ese humor sea irreflexivo.

Yo mismo he hecho humor con Auschwitz; en la tapa de mi libro “Esto no es SPAM”, aparece la ilustración "Comunidad Movistar Toit Lager" con dibujo de Langer e idea mía, donde se puede ver a un recluso del campo de concentración que tiene tatuado en su brazo un número de celular, 15 6807 etc etc. El mensaje es claro: en las sociedades contemporáneas somos masificados y numerados a través de dispositivos tecnológicos como el celular. El número de celular puede ser asimilado con fines humorísticos a la numeración con que es identificado un convicto. En esta modalidad de humor negro, se toman elementos de esa enorme tragedia que fue la Shoá, pero se los emplea reflexivamente, intentando exponer un sentido histórico.


Veamos en cambio qué hizo Sala: en primer lugar efectuó una demasiado sencilla asociación entre el músico David Guetta y la palabra Ghetto, para luego cometer la enorme torpeza histórica de asociar Ghetto con campo de concentración. El ghetto, que se remonta a la Edad Medieval, consiste en la concentración de una población segregada (de manera forzada o no forzada) en espacios diferenciados de la ciudad. No hay una asociación directa y necesaria entre el ghetto y los judíos o entre el ghetto y un campo de exterminio. Sólo desde una mirada muy inocente y poco informada sobre la materia se puede plantear semejante vínculo (también para el disfrute de un público poco informado). Posteriormente se hace humor muy liviano sobre el hecho de que de los cuerpos de los judíos aniquilados se extraía materia prima para la elaboración de jabón. Esta es la asociación más fácil que involucra a la Shoá, tan fácil e irreflexiva que es el lugar común de hinchadas de fútbol en su esfuerzo antisemita. Es un lugar tan común que a esta altura se comporta como una muletilla obtusa a la hora de hacer humor.

En definitiva, Gustavo Sala se conduce como un adolescente torpe, inculto y desinformado. Sólo que lo hace desde un foro de alcance nacional y con el respaldo de años de credibilidad (por lo menos en materia de multiculturalismo e integración) como es Página/12. Yo no respaldo a Gustavo Sala, simplemente porque creo que tiene que hacerse responsable de sus actos, aun cuando no tenga la trayectoria previa de un antisemita.

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