Festival de Cine Judío VII

Comienza el próximo sábado  6 y hasta el 11 de febrero, una nueva edición del Jewish Film Festival, el Festival de Cine Judío de Punta del Este que se realiza por séptimo año consecutivo. Este evento, que se ha convertido ya en una tradición en nuestro principal balneario en la temporada de verano, traerá lo mejor de la producción cinematográfica internacional, con el objetivo de acercar un variado panorama sobre las tradiciones, cultura e historia del pueblo judío. Una treintena de películas de más de una docena de países se estarán presentando, como siempre en los salones del Hotel Conrad Resort & Casino de Punta del Este y también en el cine Lido.

Entre los anticipos de la programación se pueden adelantar algunos títulos de gran interés, como Corazones de otoño, producción canadiense de Paolo Barzman, con destacada presencia de Susan Sarandon y Max Von Sydow. También se conocerá Algún día comprenderás, producción francesa del gran cineasta israelí Amos Gitai, con la actuación de la mítica Jeanne Moreau.

Desde Francia también llegarán la comedia Mala fé (Mauvaise foi), de Rioschdy Zem, con Cecile de France  y la muy elogiada Dos mujeres (Dans la vie), dirigida por  Phillipe Faucon, ganadora de varios premios en festivales internacionales.

Como siempre habrá una presencia importante del cine de Israel, con la producción Lost islands (Islas perdidas), de Reshef Levy, sobre adolescentes en los años ochenta; Pequeños héroes, de Itai Lev y  La cadenita de Pesya, de Jorge Gurvich.

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Lea Goldberg

Cortesía de la Embajada de Israel en Uruguay

Estos días, Israel conmemora los 40 años del fallecimiento de Lea Goldberg (Kaunas, Lituania, 29.5.1911 – Jerusalem, Israel, 15.1.1970), considerada una de las más grandes poetisas de la historia moderna de Israel.

Poetisa, novelista, escritora de literatura infantil, traductora, crítica, investigadora, maestra y catedrática, dramaturga, doctora en filosofía y lenguas semíticas, alcanzó a plasmar en apenas 58 años de vida una obra rica y prolífica –que incluye 12 libros de poesía, 3 obras de teatro, novelas, biografías, cuentos, así como traducciones de Shakespeare, Tolstoi, Ibsen y Molière– que dejó una marca profunda e indeleble en la cultura hebrea contemporánea.

Mención especial merecen sus celebérrimos cuentos infantiles, conocidos por cada niño israelí: Aié Pluto? (?אַיֶּה פְּלוּטוֹ, "¿Dónde está Pluto?"), Dirá Lehaskir (דִירָה לְהַשְׁכִּיר, "Casa en alquiler") o Hamefuzar Mikfar Azar (הַמְפֻזַּר מִכְּפַר אֲזָ"ר, "El distraído de Villa Azar"), son sólo unos pocos ejemplos de los clásicos de la literatura infantil de su autoría, con los que crecieron generaciones de escolares israelíes.

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Alas de Criados

Después de El niño argentino , Mauricio Kartun vuelve a hincarle el diente a la clase alta argentina de principio del siglo pasado. Y lo vuelve a hacer con una combinación deliciosa de gracia, ironía, crueldad y palabras exquisitas. Lo vuelve a hacer con maestría.
Mauricio Kartun es un hombre que insiste todo el tiempo que no es director teatral, sino que “se hace el director”.  Sin embargo el teatro de este director y dramaturgo argentino esta colmado de imágenes, mundo y palabras. Una noche calurosa de enero se presentó en el teatro Solís de Montevideo Ala de Criados.

Ala de criados
, Dependencias de servicio de las viejas mansiones. Habituales en los hoteles y clubes.

Semana trágica, Disturbios sociales sucedidos en Buenos Aires en enero de 1919. Se daba en Argentina un incipiente proceso de industrialización en forma paralela al viejo modelo agroexportador lo que permitió la formación de un proletariado urbano. Corrientes de pensamiento revolucionario anarquista y marxista llegadas al país de la mano de la abundante inmigración europea, encendían entre los trabajadores la llama de la revolución social. LA reciente experiencia de la Revolución Rusa era vista como una esperanza por los obreros. Y como una amenaza pavorosa por las clases dominantes. Liga patriótica, Guardia Cívica. Organización paramilitar que en defensa de sus intereses  alistó contra las grandes huelgas del año 19 a sectores económicamente poderosos junto a otros de clase media que creían en su arenga.

Pigeon Club, Club de tiro de paloma. En la modalidad Shotting colombaire un lanzador de paloma a brazo arroja al animal con una pirueta que impide conocer el rumbo antes del disparo. Histórica institución de Mar del Plata. En las buenas épocas llegaban a lanzarse allí más de cinco mil palomas por semana. Las que no caían al mar, muertas o heridas, eran donadas a los asilos de caridad.

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Los hombres que no amaban a las mujeres

El fenómeno Millenium ha traspasado fronteras lingüísticas y los libros se han traducido a más de 30 idiomas. Ahora, es momento de que traspase el lenguaje, y dé el salto al cine. Los hombres que no amaban a las mujeres es la primera entrega de la trilogía de Stieg Larsson que tanto éxito editorial ha generado y que ahora llega al cine de la mano del cineasta sueco Niels Arden Oplev, un thriller lleno de intrigas familiares.

Harriet Vanger desapareció hace 36 años durante una verbena de verano en la isla sueca Hedeby, propiedad prácticamente exclusiva de la poderosa familia Vanger. A pesar del despliegue policial, no se encontró rastro de la muchacha de 16 años. Pero su tío Henrik Vanger, la sigue recordando y por ello contrata a Mikael Blomkvist, periodista de investigación y alma de la revista Millennium, para buscarla. Mikael no está pasando un buen momento: está vigilado y encausado por difamación y calumnia. Lisbeth Salander, una investigadora privada nada usual, incontrolable, socialmente inadaptada y con extraordinarias e insólitas cualidades, le echará una mano.

En las paredes de la mansión Verger cuelgan 43 flores secas y enmarcadas. Las primeras 7 fueron regalos de Harriet a su tío Henrik. Las otras llegaron puntualmente para su cumpleaños, de forma anónima, desde la desaparición de Harriet. 

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Carta de un voluntario en Haití

Por Guysen International News (Universidad de Tel-Aviv)

Domingo 24 enero 2010 - 17:18

Les presentamos un mail traducido de su original en hebreo, el cual fue mandado a sus padres por un integrante de la delegación en Haiti. Recomendamos leer con atención.

En la misión del Cuerpo Médico de Tzahal en Haití, emplazada en carpas, se salvan vidas y se evitan minusvalías y lisiados. Se brinda tratamiento, calor humano y cariño a los enfermos. En la misión del Cuerpo Médico de Tzahal en Haití, que se encuentra en medio de un infierno de miseria, se consulta en un Consejo de Ética cada uno de los casos complejos.

En la misión del Cuerpo Médico de Tzahal en Haití se plantean dudas sobre cuál es la prognosis médica de un niño con las piernas amputadas hasta la ingle, o cuál es el pronóstico de sobrevivencia de un prematuro conectado a un respirador en la "sala" de prematuros, ubicada en la carpa.

En la misión del Cuerpo Médico de Tzahal en Haití ya no han quedado sargentos ortopédicos especiales para la fijación de fracturas complejas. Cada uno cuesta 5000 euros. El dinero no es problema. Simplemente no hay sargentos. Pero los del quirófano tuvieron una idea: un suboficial llevó un sargento ortopédico a una tornería local e hizo decenas de sargentos ortopédicos. Seguimos salvando vidas.

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Walter Benjamin y Marc Chagall

Mi ala está pronta al vuelo.
Vuelvo voluntariamente atrás,
Pues si me quedase tiempo para vivir,
Tendría poca fortuna.
(Gershom Scholem)

Puede llegar a sorprender que este artículo esté dedicado a una suerte de pensamiento comparado entre el artista y el filósofo. También lo podríamos hacer con más facilidad entre Martin Buber y Marc Chagall, pero aceptemos este desafío sin pretensiones de ensayo.
Los grandes filósofos judíos del siglo XX, comparten la idea de un desmoronamiento de todo el modelo occidental sostenido por las ideas de continuidad, casualidad y progreso. Las dos guerras mundiales y la “solución final” ideada por el nazismo, hicieron temblar todas las certezas religiosas y filosóficas desde sus cimientos, así como las ideas de tiempo y de historia.
Walter Benjamin, en su “Tesis sobre el concepto de Historia”, hace suya la antigua idea de una Revolución Mesiánica que pondrá fin al “estado de excepción”. Invita a leer la historia “a contrapelo”, ver los acontecimientos de la parte de los vencidos. Denuncia el ocultamiento y la negación de los derechos de los vencidos. El pasado exige cuentas y es la MEMORIA la encargada de despertar ese lado olvidado de la historia oficial, la historia vista desde y a partir de los vencidos.

La esperanza, para Benjamin, se convierte en categoría histórica. El Tiempo Mesianico, la redención es posible en cada instante del tiempo. Como Marc Chagall, Benjamin une la utopía profética con amplios aspectos del pensamiento marxista.
Para Benjamin el pasado es autónomo y no es un punto fijo, por lo contrario tiene vida propia, despierta e interroga la conciencia. El pasado no interesa como construcción viva para incidir y dignificar el presente. Cambia el tradicional sentido del Tiempo y de la Historia, rompe con la idea de progreso y de tiempo lineal, descubre el sentido en las rupturas de su aparente continuidad.

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La risa no quita seriedad

Cuando mi hijo mayor, nacido en Israel, vio a los cuatro años el lugar que Israel ocupa en el globo terráqueo sentenció, con la sabiduria propia de los niños: "Israel es un país grande por dentro pero chico por fuera".

Modestia aparte, creo que es una definición gloriosa para un país tan peculiar. Sin embargo, hay momentos, como en esta hecatombe que azotó a Haití la semana pasada, que de pronto, Israel cambia sus dimensiones, cual si fuera el mismísimo Clart Kent convertiéndose en Superman. (Lamentablemente, las dimensiones de la tragedia de Haití le queda grande aún al mítico personaje de historieta).

La sensación de la metamorfósis de Israel, convertida de pulgarcito en gigante, es la que uno percibe de los Medios, que cual madre oronda, y con justificado orgullo, no se cansan de enaltecer el importante quehacer de la delegación nacional, que aterrizó hace un par de días en el literalmente desgarrado suelo haitiano. Efectivamente, la representación israelí se apuró a montar un hospital de emergencia, que ya socorrió a miles de damnificados.

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Iom Ha Shoa

Nacida en el seno de una familia de fuertes convicciones republicanas y antifascistas. Diversos familiares se han dedicado a la política. Es Doctora en Filología Hispánica y también en Filología Catalana por la Universidad de Barcelona. Periodista de televisión y prensa. Para televisión ha trabajo en programas culturales y sociales. También ha cubierto conflictos como la guerra entre Etiopía y Eritrea, la guerra de los Balcanes, la primera guerra del Golfo (desde Jerusalén), la caída del muro de Berlín, el asalto al Parlamento Ruso, o el proceso de independencia de los países bálticos. Del 1993 hasta el 2000, diputada en el Parlamento español por la Izquierda Republicana Catalana. Durante años, la única diputada republicana de la Cámara. Ha recibido varias distinciones a través de su carrera entre los que se encuentran Miembro de de Honor de la Universidad de Tel Aviv, Premio Mass MEdia Award y el Premi Scopus otorgado por la Universidad Hebrea de Jerusalem.

En Auschwitz alguien escribió en la pared una pequeña poesía; me dijeron que hablaba del amor.

Quizás la vida es como Benigni la imaginó, bella incluso en el horror. Quizás ese niño pequeño, arrancado de su pueblecito de Hungría, o de su barrio en alguna ciudad polaca, o de la calle alemana donde su familia había vivido durante generaciones, quizás encontró algo de belleza en la ternura que la madre lo abrazaba, en el tren que lo trasladaba, como ganado, a la muerte. Quizás ese hombre que conocí en São Paulo, y que fue obligado a tocar el violín mientras mataban a toda su familia, primero los padres, después los hermanos pequeños, los abuelos, quizás aún conserva, en algún rincón de la memoria, la belleza de la música. Quizás.

Quizás hubo algún instante de belleza en los catres infrahumanos donde se amontonaban espectros vivos que un día habían sido personas, con sus vidas, sus emociones, sus recuerdos. En Auschwitz alguien había escrito, en la pared, una pequeña poesía. Me dijeron que hablaba del amor. Y puede que hubiera algo de belleza en algún momento del corto recorrido, desnudos, hasta la cámara de gas, quizás un recuerdo bonito, el día de la boda, cuando nació el primer hijo, la bar mitzva del mayor, un recuerdo fugaz antes de ahogar el último suspiro. Quizás, en el agujero más negro de la maldad organizada, planificada, con millones de personas convirtiéndose en humo, zas, en pocos minutos, sus vidas, sus historias de generaciones, sus conocimientos, sus anhelos, sus rezos, zas, todo humo y, a pesar de ello, quizás hubo algún momento de belleza. Entre la vida y el humo, puede que Dios tuviera una palabra, y fuera poesía.

Quizás ese médico que salvaba vidas y ahora veía la muerte industrial ante sus ojos, antes de encontrarse con ella, quizás, a pesar de todo, aún creía en la vida. Quizás la belleza estuvo en un momento de piedad, una mirada del guardián, un segundo de humanidad, fugaz, pero real. Y hubo belleza, mucha, en aquel hombre que se negó a comer porque se veía cerca de la muerte y quería que otros vivieran con su mendrugo. En su pueblo de Grecia había sido panadero. Y a pesar de tantos pesares, ¡qué belleza en las fotos del Museu del Holocausto de Washington, centenares de fotos de vida, bodas, fiestas, caras alegres, esbozos de vida que fueron y ya no son, recuperados del naufragio. Aunque están colgadas en unas paredes que tienen forma de chimenea. Y sí, había mucha belleza en aquella abuela que conocí en Cali y que, nada más llegar a Colombia, se había negado a hablar su idioma, el polaco, y nunca había querido recordar el horror. Pero recuperó el idioma cuando explicó la Shoá, décadas después, a sus nietos. Y la belleza de la velita solitaria que, en el Memorial del Niño de Jerusalén, recuerda el millón de niños que murieron en los campos de exterminio.

Sí. Hay belleza en la muerte. Solo porque los que quedaron vivos retornan, del humo, a los muertos. Never forget!

Maté a un tipo

Un hombre inmerso en el mundo cotidiano de su hogar le confiesa a su mujer que ha matado a un tipo. Lo que aparentemente es un hecho único, producto de un impulso, de un momento de locura se transformará en un hecho frecuente. Su esposa, quien hace lo posible para alejarlo del crimen, se verá transformada en su principal encubridora. La compulsión homicida del esposo encuentra “contención familiar” en su mujer, pero finalmente, todos, caerán en su furor asesino. A través de un humor del color más oscuro, la obra nos lleva por los laberintos del matrimonio y nos muestra hasta dónde es capaz, la familia, de encubrir los horrores más terribles.

Mate a un tipo es una comedia negra escrita en 2004, buscando trabajar sobre los conflictos familiares, tema que se repite en su escritor, Daniel Dalmaroni. Editada, y distribuida también en España, fue sumando versiones a uno y otro lado del Atlántico, hasta superar la veintena. También cosechó premios, como el Argentores-Estrella de Mar 2008. Paralelamente, el libro pasaba a manos de Alfredo Goldstein gracias a la crítica argentina Ana Seoane.



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Creación y lenguaje

Walter Benjamin en una de sus lectura sobre Kafka relata una leyenda talmúdica en la que un rabino responde al por qué del banquete de la noche de shabat. La leyenda cuenta sobre una princesa abatida en el exilio, en donde se hallaba lejos de su gente y en un poblado cuya lengua no comprendía. Un día, recibe una carta por la que se entera que su prometido no la había olvidado y que viajaba rumbo a su encuentro. El prometido, según cuenta el rabino, es el Mesías; la princesa, el alma; el poblado de la lengua extraña y del destierro, el cuerpo. Y como la princesa no puede manifestar de otra manera su alegría al poblado, que no entiende su lengua, le prepara un banquete para celebrarlo.

Este banquete de shabat, en el que celebramos su llegada luego de las oraciones, es –sin embargo– un festejo doble. Una celebración que hace a nuestra presencia como criaturas creadas por Dios, y en el sentido de hombres como criaturas del lenguaje que nos nombra. Este benquete recibe el tiempo mesiánico al que nos abrimos a través del shabat al mismo tiempo que agasajamos al poblado, al lenguaje de los hombres que es ajeno al alma; en donde el alma –la princesa– y su amado –el Mesías– aguardan por su encuentro.
Pero para Benjamin, quien lee en el relato talmúdico la metáfora del mundo kafkiano, aquel poblado al pie del Castillo, es la metáfora de vida del hombre contemporáneo en relación con su cuerpo: un cuerpo que le huye, que es su propio enemigo, que le es ajeno. Lectura que se asemeja a la de Gershom Scholem cuando dice que la “nada”, hendidura abierta en todo “ente”, es la experiencia del hombre actual que está relflejada en Kafka: una experiencia vaciada de Dios, una “nada de Dios”.

A pesar de ello, el relato talmúdico conserva y resguarda otra lectura. Porque debemos correr la mirada de la relación entre el alma y el cuerpo, porque aquel poblado es el tiempo histórico en donde el lenguaje de los hombres existe, sin entender al alma, en el que se preserva el lenguaje divino del Edén perdido. En donde celebramos, a través de un banquete, la posibilidad de existencia a través del lenguaje. Y por eso, el banquete de la princesa, la experiencia mesiánica aprehendida a través del shabat, nos permite celebrar –también– la vida profana que aguarda al Reino.

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