Los hombres que no amaban a las mujeres

El fenómeno Millenium ha traspasado fronteras lingüísticas y los libros se han traducido a más de 30 idiomas. Ahora, es momento de que traspase el lenguaje, y dé el salto al cine. Los hombres que no amaban a las mujeres es la primera entrega de la trilogía de Stieg Larsson que tanto éxito editorial ha generado y que ahora llega al cine de la mano del cineasta sueco Niels Arden Oplev, un thriller lleno de intrigas familiares.

Harriet Vanger desapareció hace 36 años durante una verbena de verano en la isla sueca Hedeby, propiedad prácticamente exclusiva de la poderosa familia Vanger. A pesar del despliegue policial, no se encontró rastro de la muchacha de 16 años. Pero su tío Henrik Vanger, la sigue recordando y por ello contrata a Mikael Blomkvist, periodista de investigación y alma de la revista Millennium, para buscarla. Mikael no está pasando un buen momento: está vigilado y encausado por difamación y calumnia. Lisbeth Salander, una investigadora privada nada usual, incontrolable, socialmente inadaptada y con extraordinarias e insólitas cualidades, le echará una mano.

En las paredes de la mansión Verger cuelgan 43 flores secas y enmarcadas. Las primeras 7 fueron regalos de Harriet a su tío Henrik. Las otras llegaron puntualmente para su cumpleaños, de forma anónima, desde la desaparición de Harriet. 
La película tiene un estilo muy similar a las historia de  Agatha Christie. Con su pausado, aunque constante ritmo, nos revela, poco a poco el entramado de la historia con un suspense basado en giros argumentales más que en situaciones escalofriantes.
Técnicamente una película fría y lejana que encaja a la perfección con el tono de la historia. Ambientada en Suecia  y alrededores transmite una atmósfera angustiosa y agobiante. Los personajes son un ingrediente crucial en la historia. El periodista protagonista, Mikael, galán atípico de la historia e hilo conductor, descubre el personaje de Lisbeth, misterioso e interesante, una chica de estética cyberpunk, hacker. Lisbeth  se asocia con el periodista para desentramar el misterio de la familia Vanger.

Sin embargo la película, más allá de la anécdota, es  un profundo análisis de la realidad sueca y el maltrato a las mujeres en dicho país. Es una denuncia a la simpatía de las clases sociales alta a la ideología nazi durante la Segunda Guerra Mundial  y sus consecuencias hasta hoy en día. En definitiva expresa  la avaricia, la ambición de poder, el egoísmo y la soledad expresado a través de un thriller nórdico.


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