Walter Benjamin y Marc Chagall

Mi ala está pronta al vuelo.
Vuelvo voluntariamente atrás,
Pues si me quedase tiempo para vivir,
Tendría poca fortuna.
(Gershom Scholem)

Puede llegar a sorprender que este artículo esté dedicado a una suerte de pensamiento comparado entre el artista y el filósofo. También lo podríamos hacer con más facilidad entre Martin Buber y Marc Chagall, pero aceptemos este desafío sin pretensiones de ensayo.
Los grandes filósofos judíos del siglo XX, comparten la idea de un desmoronamiento de todo el modelo occidental sostenido por las ideas de continuidad, casualidad y progreso. Las dos guerras mundiales y la “solución final” ideada por el nazismo, hicieron temblar todas las certezas religiosas y filosóficas desde sus cimientos, así como las ideas de tiempo y de historia.
Walter Benjamin, en su “Tesis sobre el concepto de Historia”, hace suya la antigua idea de una Revolución Mesiánica que pondrá fin al “estado de excepción”. Invita a leer la historia “a contrapelo”, ver los acontecimientos de la parte de los vencidos. Denuncia el ocultamiento y la negación de los derechos de los vencidos. El pasado exige cuentas y es la MEMORIA la encargada de despertar ese lado olvidado de la historia oficial, la historia vista desde y a partir de los vencidos.

La esperanza, para Benjamin, se convierte en categoría histórica. El Tiempo Mesianico, la redención es posible en cada instante del tiempo. Como Marc Chagall, Benjamin une la utopía profética con amplios aspectos del pensamiento marxista.
Para Benjamin el pasado es autónomo y no es un punto fijo, por lo contrario tiene vida propia, despierta e interroga la conciencia. El pasado no interesa como construcción viva para incidir y dignificar el presente. Cambia el tradicional sentido del Tiempo y de la Historia, rompe con la idea de progreso y de tiempo lineal, descubre el sentido en las rupturas de su aparente continuidad.
Paul Klee, con su famoso cuadro “El Angel de la Historia”, le permitirá  a Benjamin ilustrar plásticamente su idea de Pasado y de Memoria. Muchos años mas tarde el filósofo italiano Massimo Cacciari, ampliará en sus reflexiones estéticas las ideas de Benjamin en el libro “L’ Angelo Neccesario”. Otro célebre filósofo italiano, Giorgio Agamben, traductor en la lengua de Dante de toda la obra de Benjamin, será marcado en manera muy fuerte por el pensamiento de Benjamin en todo el desarrollo de su original y erudito pensamiento estético-filosófico. No es casualidad que Benjamin, Agamben y Cacciari dedicaran  gran parte de sus escritos a reflexione éticas y estéticas.

Volvamos a Paul Klee y recordemos las palabras de Benjamin sobre “El Angel de la Historia” o “Angelus Novus: “Hay un cuadro de Paul Klee titulado Angelus Novus. En él se representa un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y las alas extendidas. Este debería ser el aspecto del Angel de la Historia. Su cara está vuelta hacia el pasado. En los que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se arremolina en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve la espalda, mientras que un cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso”.
Marc Chagall en diferentes momentos de su vida, de alguna manera,  se representa como el ángel de Paul Klee. No solo las imágenes confirman dicha familiaridad, sino también los títulos: “Homenaje al Pasado”, “La Aldea Ardiendo” y tantos otros. Chagall, al igual que Benjamin quiere hacernos ver a través de la imagen, la naturaleza catastrófica de una visión de la historia que acepta pagar el precio de un “progreso” ocultando la injusticia, la desigualdad y el sufrimiento humano.

El problema que se intuye en la crítica benjaminiana del progreso es el sujeto de la Historia. Para Benjamin así como para Marx, el sujeto de la historia son los oprimidos, pero la diferencia entre el uno y el otro es que Marx da sentido a esta lucha en las generaciones futuras, en cambio Benjamin quiere que se luche en nombre de las generaciones vencidas. El sujeto de la historia no está en función del futuro sino del pasado y de la MEMORIA.

Para Benjamin, la cultura es la herencia acumulada y trasmitida por los vencedores, por eso el sufrimiento del vencido, invita “a pasarle a la historia el cepillo a contrapelo” a fin de descubrir las memorias sepultadas e ignoradas. Para Benjamín los vencedores de ayer se unirán a los de hoy y habrán siempre mas víctimas mientras no se abra espacio a todos los niveles a los vencidos y su memoria: “ni siquiera los muertos están a salvo del enemigo si éste vence”.
Benjamin coloca el acento en la MEMORIA, no cualquier memoria, sino la memoria de los oprimidos. El concepto de memoria y de experiencia tiene encuenta la alteridad, la oltredad, el rostro del otro y su lenguaje. La experiencia es memoria de la experiencia, oído que percibe y ojo que ve  el rostro del otro.

La memoria actualiza las raíces en la realidad del sufrimiento y en la memoria negada. La memoria actualiza la pregunta sobre la naturaleza del hombre en tanto que recuerda y es capaz de compasión. Esto nos conduce directamente a las siempre actuales interrogaciones de Primo Levi sobre la naturaleza humana.
Parecería que los artistas e intelectuales nombrados en este breve artículo nos invitaran a despertar de un sueño que sabe a pesadilla y que dura siglos.

Chagall no es sólo el pintor de los vuelos líricos y de los amantes cobijando la ternura, es el artista sensible que responde al horror de su tiempo. Tendríamos que interrogarnos por qué este Chagall es el menos conocido, el menos expuesto y publicado. El vuelo en Chagall, es la esperanza, las parejas de enamorados son la llave que abre un mundo nuevo, los progroms, las aldeas ardiendo, las crucifixiones y las madres desoladas y yermas, son el pasado que late y que se vierte en las débiles venas de la Historia.


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