Coexistencia poco frecuente

Ben Kroll, Haaretz, 28 de agosto de 2023

En un país plagado de tensiones y conflictos, el equipo de fútbol del Maccabi Haifa se ha convertido en un símbolo de coexistencia poco frecuente en Israel. Los “verdes” no solo son el equipo local más popular, sino que también son asociados con la comunidad árabe del país. En cada partido como equipo local, el Estadio Sammy Ofer de Haifa se llena con más de 30.000 aficionados: judíos, cristianos, musulmanes, drusos y circasianos por igual.

Muchas de las estrellas futbolísticas árabes más grandes del país han jugado para el Maccabi, incluyendo a Taleb Tawatha, Beram Kayal y Walid Badir. Hoy en día, dos de las estrellas más grandes del equipo son los árabes israelíes Dia Saba y Mahmoud Jaber, mientras que el juvenil árabe Anan Khalaili es una de las estrellas en ascenso del fútbol israelí.

En una entrevista de 2022 con el periódico Colbo de Haifa, el sociólogo Oz Almog ofreció una explicación de por qué el Maccabi está demostrando ser tan popular entre los árabes israelíes. Además de ser Haifa la capital del norte de Israel, donde se encuentran muchas ciudades y pueblos árabes, “para las comunidades drusas y árabes, el Maccabi Haifa es EL equipo. Los deportes en general, y el fútbol en particular, son el canal más importante de movilidad social en Israel y en el mundo, y esto incluye la movilidad social para los ciudadanos árabes”.

Si bien los árabes y los judíos a menudo son tratados de manera diferente en Israel, Almog dice que estas diferencias disminuyen cuando se trata de fútbol. “En el estadio, los jóvenes árabes pueden izar banderas, cantar canciones de su equipo e idolatrar a los jugadores estrella.

Además, les agrada escuchar a la hinchada judía aplaudir a una estrella árabe. Esta es lo mejor de la camaradería israelí, ya que pasa por alto todos los estereotipos”.

En esta temporada, los jugadores del Maccabi Haifa representan a cuatro religiones (judaísmo, cristianismo, islam y la religión drusa) y provienen de 10 países: Angola, Croacia, Francia, Alemania, Haití, Níger, Senegal, Surinam, Suecia y, por supuesto, Israel. Hablan diferentes idiomas y provienen de culturas extremadamente diferentes, pero están unidos en su deseo de ganar.

Al frente de ellos está el entrenador principal Messay Dego, miembro de la comunidad etíope de Israel. Un ex jugador de fútbol, a los 37 años no solo es uno de los entrenadores más jóvenes en la historia del Maccabi, sino que también es el primer entrenador negro en dirigir el equipo, en un momento en que los israelíes etíopes protestan por las acciones e inacciones del gobierno, y cuando la comunidad todavía sufre una discriminación generalizada en la sociedad israelí.

El Maccabi Haifa ha sido el equipo más exitoso a nivel local en los últimos años, y ahora se centra en un objetivo aún mayor: convertirse en el primer equipo de fútbol israelí en clasificarse dos años seguidos para la fase de grupos de la competición deportiva de clubes más lucrativa del mundo: la UEFA Champions League.

Después de un empate 0-0 en el Estadio Sammy Ofer de Haifa el miércoles pasado, el Maccabi se enfrenta a los Young Boys de Suiza en el partido de vuelta el martes por la noche. Una victoria en Berna devolvería al Maccabi a la fase de grupos, en la que los 32 mejores equipos de Europa compiten por el trofeo más importante del continente. Una derrota lo vería competir en la Europa League un poco menos importante pero aún digna de mención.

Si bien la clasificación para la fase de grupos sería un logro importante para el Maccabi Haifa, no se pueden pasar por alto los aspectos financieros. El solo hecho de participar en la fase de grupos les reportaría a los verdes cerca de 17 millones de dólares, con incentivos financieros adicionales ofrecidos por victorias de grupo (3 millones de dólares) y empates (1 millón de dólares). Además de eso, la UEFA divide los ingresos estimados por la televisación de 325 millones de dólares entre los 32 equipos competidores, y cada equipo recibe su parte en función de su desempeño en el torneo.

Es apropiado que el Maccabi Haifa esté a punto de hacer historia en el fútbol, ya que el equipo tiene una rica historia de primeros lugares. En 2002, los verdes se convirtieron en el primer equipo israelí en llegar a la fase de grupos de la Champions League, derrotando al Manchester United 3-0 en su camino hacia un tercer puesto en el grupo. Desafortunadamente, en ese momento las preocupaciones de seguridad causadas por la segunda intifada obligaron al Maccabi a organizar sus juegos como local en Nicosia, Chipre.

Pasarían siete años más hasta que los hinchas de Haifa, apodados “los simios verdes”, después de una disputa con los fanáticos del rival Maccabi Tel Aviv en 2002, tuvieran la suerte de ver de cerca a su equipo jugar en la Champions League. Bueno, casi.

En 2009, el Maccabi se convirtió en el primer equipo israelí en clasificarse para la fase de grupos dos veces y quedó en un grupo con dos de los equipos más grandes de Europa: la Juventus de Italia y el Bayern Munich de Alemania. Mientras que el Maccabi tuvo éxito en llenar el Estadio de Ramat Gan con más de 40.000 aficionados en cada partido (su propio estadio no tenía una capacidad lo suficientemente grande como para organizar los partidos), los verdes se enfrentaron a enormes dificultades en el campo. El equipo sufrió seis derrotas consecutivas y no anotó un solo gol, la primera vez que un equipo clasificado sufrió un destino tan dudoso.

Pasarían trece años antes de que el Maccabi se encontrara nuevamente en la cúspide de la clasificación para la fase de grupos. En agosto de 2022, después de vencer a los campeones griegos y chipriotas Olympiakos y Apollon Limassol, el Maccabi se enfrentó al gigante serbio Estrella Roja de Belgrado. Defendiendo una frágil ventaja de 3-2 desde el partido como local, el Maccabi se dispuso a jugar el partido decisivo en la capital serbia. Después de estar perdiendo 2-1 y con el partido a punto de pasar a un alargue, un tiro del Maccabi se desvió de un jugador del Estrella Roja y encontró la red, enviando al campeón israelí de vuelta a la fase de grupos.

Por primera vez, el Maccabi pudo organizar sus partidos como local en el Estadio Sammy Ofer (inaugurado en 2014). A diferencia de la campaña de 2009, el Maccabi fue capaz de marcar al menos un gol en cinco de sus seis partidos, incluso derrotando al campeón italiano Juventus por 2-0.

Una vez más, el Maccabi hizo historia al convertirse no solo en el primer equipo israelí en clasificarse para la fase de grupos tres veces, sino también al convertirse en el primer equipo israelí en ganar la liga nacional en el mismo año en que competía en la Champions League.

Hubo muchos cambios en el Maccabi Haifa durante el verano, incluida la partida del entrenador Barak Bakhar, quien aceptó una lucrativa oferta para trabajar en el Estrella Roja de Belgrado. Otras salidas incluyeron al mediocampista estrella Omer Atzili, quien se convirtió en el primer judío israelí en jugar en los Emiratos Árabes Unidos, y al favorito de los hinchas nacido en Kafr Qara, Mohammad Abu Fani, quien optó por fichar por el campeón húngaro Ferencváros. Neta Lavi, capitán del equipo en 2022, dejó el club en enero y fichó por el equipo japonés Gamba Osaka.

A pesar de estas salidas y del hecho de que el equipo está dirigido por un entrenador sin experiencia, el Maccabi Haifa vuelve a encontrarse a 90 minutos de la fase de grupos de la Champions League. Quizás sea simbólico de la composición multiétnica del equipo que en la etapa clasificatoria previa sus goles fueran compartidos entre un haitiano, un judío israelí y un árabe israelí.

Si bien el fútbol no proporcionará soluciones para los problemas cotidianos que afectan a las minorías de Israel, el Maccabi Haifa seguirá siendo un faro de coexistencia para todos los israelíes de todas las religiones y orígenes, incluso si ese faro brilla solo durante 90 minutos a la semana.

Traducción: Daniel Rosenthal