Errores en Gaza, ahora Irán

Anshel Pfeffer, Haaretz, 15 de abril de 2024

De repente, los líderes mundiales hacen fila para expresar su solidaridad con Israel y condenar a sus enemigos. Los medios internacionales están informando sobre las Fuerzas de Defensa de Israel como uno de los ejércitos tecnológicamente más avanzados y eficientes del mundo. Parece haber pasado mucho tiempo desde que esto sucedió, pero al mismo tiempo también se siente familiar. Es como eran las cosas hace seis meses, en esos días oscuros después del 7 de octubre. Es tristemente irónico, pero lo único que Israel necesita para ganarse la simpatía del mundo occidental es estar bajo ataque. E Irán, con sus más de 300 drones y misiles disparados contra Israel en las primeras horas del domingo por la mañana, le dio precisamente eso.

“Tenemos una repetición”, dijo un cansado general israelí. “El mundo está de nuestro lado como el 8 de octubre. Veamos qué tan rápido lo desperdiciamos esta vez”.

Hay una cosa más que el día después del ataque iraní tiene en común con el día después del 7 de octubre: ambos eventos fueron precedidos por un fracaso de la comunidad de inteligencia y el liderazgo de Israel para evaluar adecuadamente las intenciones del enemigo.

La primera vez, fue la evaluación de que Hamás había sido “disuadido” y se estaba focalizando en tratar de reforzar su control sobre Gaza en lugar de atacar a Israel. Esta vez, se creyó que Irán mantendría su política de décadas de usar a sus representantes para atacar a Israel en lugar de hacerlo directamente. Fue esta creencia la que llevó a la decisión de lanzar el ataque del 1 de abril contra el complejo de la Embajada de Irán en Damasco, matando a siete oficiales superiores de la Guardia Revolucionaria.

La diferencia esta vez es que Israel, con mucha ayuda de su amigo el presidente Joe Biden, tuvo tiempo de reevaluar y preparar sus defensas antes del ataque. Esa es la diferencia entre 1.400 muertos y capturados, y una sola niña de 7 años herida. Los responsables de la toma de decisiones de Israel – y el primer ministro Benjamin Netanyahu es solo uno de ellos – no están reaccionando a favor de una nación traumatizada y herida.

Otra diferencia clave es que, si bien Israel tiene que tomar sus propias decisiones sobre cómo responder al ataque iraní, ahora tiene más que perder. Este breve momento de apoyo internacional no es solo retórico. La defensa que montó el domingo y que impidió que todos los misiles iraníes – excepto un pequeño puñado – llegaran a destino, fue en conjunto con una coalición liderada por Estados Unidos que incluía a naciones occidentales y árabes. Independientemente de lo que haga Israel a continuación, corre el riesgo de desperdiciar no solo la buena voluntad internacional, sino también un nivel sin precedentes de cooperación militar que tan solo unos pocos años atrás habría sido impensable.

Mientras los tres miembros plenos del gabinete de guerra, Benjamin Netanyahu, Yoav Gallant y Benny Gantz, deliberan sobre la respuesta de Israel, todos son conscientes de los errores cometidos la última vez, cuando enviaron a las FDI a Gaza (aunque probablemente no estén de acuerdo en cuáles fueron esos errores), y de lo que está en juego esta vez. Gallant lo ha dicho en un comunicado emitido por su oficina después de hablar con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, destacando “la oportunidad de establecer una coalición internacional y una alianza estratégica para contrarrestar la amenaza que representa Irán”. En su propia declaración, Gantz destacó que “necesitamos especialmente fortalecer ahora esta alianza estratégica y red de cooperación regional que hemos construido”.

Netanyahu, por su lado, ha permanecido en silencio desde el ataque. Hizo un posteo en las redes sociales a las 7 de la mañana del domingo diciendo: “Interceptamos. Bloqueamos. Juntos venceremos”. Desde entonces, nada. Un silencio asombroso del hombre que ha construido toda una carrera sobre la base de maldecir a Irán.

Las posiciones de Gallant y Gantz son relativamente sencillas. Ambos piensan que Israel debería tomar represalias ante el ataque iraní, pero están a favor de hacerlo de una manera que evite una mayor escalada y que tampoco ponga en peligro esa coalición ad hoc formada el domingo por la mañana. Ambos reconocen que este es un momento estratégico único que no debe desperdiciarse. Los cálculos de Netanyahu son mucho más complejos.

Traducción: Daniel Rosenthal