#8M

Si me quedo sólo con el título de la porción de la Torá que leímos esta Shabat en las sinagogas, “Vaikahel”, “los convocó” o “se convocaron”, la pregunta que cabe es qué nos congregó este Shabat. Como judíos, y como integrantes de las sociedades en qué vivimos, en este caso concreto en Uruguay, este viernes y sábado convergieron fechas ineludibles. De alguna manera muy simbólica así como el texto de la Torá nos describe la construcción del tabernáculo y el culto, la realidad nos enfrenta a aquello que elegimos consagrar y cómo lo hacemos.

Hay tres hechos que confluyeron este Shabat Shekalim (el medio shekel con que se contribuía al tabernáculo): los cinco meses de la masacre del 7 de octubre; el 8º aniversario del asesinato de David Fremd Z’L en Paysandú; y el Día Internacional de la Mujer. Estos tres hechos no sólo confluyeron sino que este año están profundamente vinculados: los tres son de contenido antisemita. En el caso de los primeros dos, por su propia naturaleza; en el tercer caso, por la apropiación tendenciosa de la mayoría de los “colectivos” que se convocan este día. La coincidencia de los tres puso de manifiesto la deformación ideológica que ha atravesado esta fecha, el #8M, relevante pero abusada.

Ya hace unos años que el “Día de la Mujer” se fagocita cualquier intento de recordar el crimen de Paysandú en 2016. Es por eso que desde la NCI de Montevideo, por cuya iniciativa se lleva a cabo el “Acto por la Convivencia en memoria de David Fremd Z’l”, decidimos dese el principio correr la conmemoración una semana; no se trata tanto de una fecha en sí sino de un hecho. El “Día de la Mujer”, en su concepción, es relevante y es universal, por lo tanto merece un día dedicado al asunto; y el asesinato en Paysandú, en su concepción, fue un acto antisemita, por lo que merece una hora dedicada al asunto. Este año será el próximo jueves 14 de marzo en la NCI de Montevideo.

Resulta curioso que el #8M, este año más que nunca (año electoral), en lugar de unificar a las mujeres, las divida. No sólo entre aquellas que eligieron no asistir a las marchas o adherirse al paro de mujeres y las que sí, sino también entre estas últimas: los noticieros destacaron la cantidad de “colectivos” que se agrupaban. Una cosa son matices, una muy otra la fragmentación. Las agendas específicas tienden a menoscabar el bien y el fin común, cualquiera sea la causa que se abraza.

En este caso, y por ahí es donde desembocamos en la #Oct7Massacre, la mayoría de los colectivos mezcló reivindicaciones respecto de la mujer con consignas genocidas (“del río al mar” u otras más explícitas, si es que se precisa explicar más). Nada que no suceda hace años, pero ahora se metieron con los judíos e Israel e ignoraron a las víctimas abusadas y asesinadas aquel día. Sí, ignoraron a esas mujeres por judías e israelíes.

Por lo tanto, la confluencia de las conmemoraciones restó. Las causas se devoraron unas a otras, y las propias feministas no se dan cuenta que se están nutriendo de un relato ponzoñoso cuando tienen a su disposición un relato inspirador. Gritar consignas es un medio de expresión como tantos, pero la realidad se transforma en la acción, en la vida real y cotidiana, con menos slogans y más hechos concretos, como destacó la Vice-Presidente Beatriz Argimón. Cuánto queda por hacer, no sé; siempre se puede hacer más; pero no a lomos del odio, no subidas en la ola antisemita que atraviesa el mundo como un tsunami.

La convivencia es una construcción compleja y exige recursos nobles, tanto materiales como humanos. Esto aplica a comunidades específicas, como pueden ser los “colectivos” feministas o comunidades de fe, la sociedad toda como comunidad, y las naciones que conviven en una zona del mundo. El odio, la negación, la cancelación sólo conducen a la tragedia. Eso pasó un 8 de marzo de 2016 en Paysandú, pasó el 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel, y las consecuencias siguen reverberando. Este Shabat era una buena oportunidad para sumar. En su lugar, todos nos hemos visto sumidos en el círculo vicioso del odio y la confrontación. El año próximo volveremos a leer el mismo texto; veremos dónde estamos parados entonces.