Playlist

En agosto de 2023, con motivo de la “Noche de la Nostalgia” en Uruguay, me puse a jugar con Spotify y armé una playlist de “Nostalgia israelí”. Entre tanto posteo respecto a esta fecha tan especial y específica en estas orillas, 24 de agosto de cada año, mi lista quedó perdida en la web sin mayor trascendencia. Por mi parte, volví a escucharla un par de veces para cerciorarme no sólo de su valor nostálgico sino de su valor artístico. En suma, un archivo más. Muy personal, pero uno entre tantos.

Cuarenta y cinco días más tarde Israel y todo el pueblo judío amanecíamos incrédulos por la tragedia que ante nuestros ojos sucedía en el sur de Israel, a lo largo de la frontera con Gaza; no hay necesidad de entrar en detalles, todos recordamos y todos sabemos qué sucedió. No era el Sinaí de 1973, era Israel soberano e indiscutido; no era Iom Kipur, era Simjat Torá; no era el ejército egipcio, era Hamas.

Se ha instalado un nuevo tiempo en la historia de Israel. Las pérdidas en estos cinco meses han sido enormes: los rehenes, los caídos, la movilización de civiles, la caída de la economía, el enrarecimiento político, la fractura social. La única unidad que conocemos es la de los combatientes; el resto seguimos sumidos en la mezquindad de la prevalencia ideológica. Todo el pueblo judío atraviesa tiempos de prueba y peligro, de antisemitismo virulento y solidaridad valerosa. Es como si el tiempo hubiera vuelto atrás. Escuché: “retrocedimos ochenta años”.

De pronto, entre podcasts sobre la situación, volví a mi playlist nostálgica. Algunas de las canciones que había elegido puede que se remonten a ochenta años atrás; todas, con certeza, se remontan cincuenta años. Todas son en mayor o menor grado preferidas mías, es obvio. Empecé a darme cuenta que todas representaban ilusiones, relatos, tiempos sobre cuyo calor crecí y que a partir del 7 de octubre se están apagando; no puedo sino volver una y otra vez a escucharlas.

De aquella lista de agosto de treinta temas elegí hoy doce: uno para cada tribu de Israel. Además de compartir la lista quiero compartir las razones por las cuales estos temas populares siguen hablando hoy como entonces, como si nada hubiera cambiado, como si nuestro derrotero estuviera escrito en piedra. Nos hablan de lo que somos, lo que fuimos, lo que soñamos ser, y lo que soñamos pero no es posible. Aquí va el link: https://open.spotify.com/playlist/3LCI2w5fCuBCX49y5QcIwP

En primer lugar quise recordar los tiempos juveniles, los tiempos del primer espíritu crítico, las primeras experiencias fuera del hogar: en el mundo judío, en Montevideo de aquellos años setenta, era el movimiento juvenil, la tnuá. Son dos canciones israelíes puras que recrean los tiempos de la fraternidad, el amor, las ilusiones, y los conflictos personales: la inigualable Hagadat Deshe de Shalom Janoj y Meir Ariel (“Sobre el césped”), y la sensible Ahavat Neurai, toda Shalom Janoj (“Amor de Juventud”). Quien recuerde la sensación de una peulá no puede eludir esa sensibilidad.

Pero si estas canciones representan una época, un marco, hay otras que son su sostén ideológico. Lamentablemente nos gustan sólo a los muy fanáticos: son las canciones de pioneros de pico y pala, de muro y torre, de ciénagas y malaria. Porque aunque ahora nos quieren contar que no fue así, por cierto que lo fue. Tomé un tema de la legendaria banda Kaveret, en su recreación pop de una hora, ritmo y baile excluyente de pioneros. Hay mucho humor e ironía, pero si Neruda pudo escribir su “Oda a la Alcachofa”, esto bien que vale: el baile del asentamiento, cuando asentamiento tenía menos connotaciones negativas que hoy. La canción es de lo mejor de Kaveret, contagiosa, pegadiza, y aguda.

En una selección nostálgica no puede faltar Arik Einstein Z’L; y mucho menos AniVeAtá, “Tú y yo”, bajo cuya consigna de cambiar el mundo crecimos. Como dice la canción, ya se intentó varias veces, no importa: tú y yo cambiaremos el mundo. Hay pocos versos tan básicos y tan profundamente judíos; los Beatles eran por entonces influencia, pero este tema es israelí. Es mesiánico sin proponérselo. La realidad es que así como muchos siguen esperando al Mesías y actuando en consecuencia, otros seguimos creyendo en que hay ideales que valen la pena. No es lo mismo pero es igual.

Es inevitable entrar en la batalla porque es un cancionero israelí. La banda musical de esta guerra ya está produciéndose, desde el primer día. Ninguno puede haber olvidado aquella promesa en la voz de Yehoram Gaon a una niña imaginaria de que aquella (la de 1973) sería la última guerra; la realidad es que podemos seguir prometiéndolo, pero difícilmente cumplirlo.

Dos canciones de heroísmo: una melancólica, triste, acerca del destino del pionero ejemplar, el genérico Dudu que trabaja en el gallinero, canta y baila, circula el café alrededor del fogón, y cae en la batalla. Así de simple, así de real, así de vigente, siempre Arik Einstein. ¿Cuántos cómo Dudu han caído en Gaza? Los números están en los medios para quien quiera verlos. La otra, en la voz de Yehoram Gaón, motivante, reivindicativa, potente, y profundamente social: el alegato de un sefaradí en medio de un establishment ashkenazí. Kol Hakvod es acerca de un Israel que existía y cuya tensión asomaba. Se expresó con toda virulencia, entre otras grietas, en 2023 hasta el 7 de octubre. No cesa.

No nos volveremos a ir, Rajel en la versión de Aric Lavi está incluida porque pertenece a un tiempo que marcó un tono pero que duró poco: el triunfalismo pos Guerra de Los Seis Días. La Tumba de la matriarca Rajel en Belén es uno de los tantos espejismos que padecieron muchos israelíes después de 1967 y fue bueno mientras duró. El pragmatismo indica que si bien la profecía se cumplió, “los hijos han vuelto a sus fronteras”, estas están muy controvertidas. Hubo una generación de canciones en aquellos años que hoy son, simplemente, arcaicas. No valen como nostalgia, no significan. Aun así, Mirá Rajel es un documento del apego judío por sus lugares sagrados, estén a su alcance o no. Así surgió la mítica Jerusalem de Oro cuando todavía no había sido unificada la ciudad.

Goliat es uno de los grandes temas de Kaveret. Es bíblico, mítico, irónico, y auto-crítico, como la mayoría de su producción. Es una canción maravillosa no sólo sobre Goliat sino sobre el rey David. Goliat es un filisteo, pueblo que da el nombre de Palestina a la región bajo el imperio Romano y genera confusiones hasta hoy. La canción es una joya, pero también nos recuerda que nunca estuvimos solos y que sólo prevalecimos cuando no unificamos. Es para disfrutar, pero en los ratos de ocio, si atendemos la letra, deja pistas para seguir. Todo un desafío.

Por último, tres temas eternamente esperanzadores.

Dos, lamentablemente, aunque nos gusten mucho y los sigamos cantando, basados en grandes éxitos de la industria de la canción anglosajona: Lu Iehi que es una versión de Let It Be en la maravillosa voz de mi amada Java Alberstein (le puedo perdonar esta concesión de juventud a las demandas del mercado), y el Shir LaShalom que nos cansamos de cantar en la tnuá, basado en el tema central de Hair la comedia musical. Una vez más, material extranjero se vuelve judío en su letra y sus aspiraciones. Shir LaShalom toca algunos temas medulares hasta el día de hoy, como la equivalencia, o no, entre el rezo y la acción (militar). Tanto una como otra son tan populares en el mundo judío como Hava Naguila… Ineludibles, atemporales a fuerza de su fuerte contenido judío y sionista.

El último tema, Ihie Tov de David Broza y Ionatán Guefen, es el eterno himno de la esperanza: poético, melódico, un poco cínico, pero es lo que todos queremos creer: que al final, va a estar bien. La realidad es que hoy resulta un poco difícil visualizar qué es “bien”, pero dejemos que la voz dulce y cansina de un David Broza muy joven nos arrulle para mejores sueños. Que es un poco mi experiencia personal cuando escucho estas u otras tantas: me hacen recordar, como cuando leo la Torá, que hay un mundo de valores e ideales que permea el tiempo y nos constituye. Escuche y descubra. Si por un momento le despiertan cierta sensibilidad y esperanza, el propósito de este inusual editorial se habrá cumplido.

La playlist original más extensa puede encontrarse en el siguiente link: https://open.spotify.com/playlist/2PY7KWNiWIVa8qDS4qddP2