El Peor Día de Israel en Guerra

Thomas L. Friedman, The New York Times, 7 de octubre de 2023

Cuando necesito obtener el análisis más riguroso sobre Israel, la primera llamada que siempre hago es a mi viejo amigo y compañero de reportajes, Nahum Barnea, un veterano columnista del periódico Yediot Ajronot. Cuando lo llamé el sábado por la tarde para tener su lectura sobre el ataque de Hamás contra Israel, me sorprendió su primera respuesta: “Este es el peor día que puedo recordar en términos militares en la historia de Israel, incluido el error garrafal de la guerra de Iom Kipur, que fue terrible”.

Nahum es un reportero prudente que ha cubierto todos los eventos importantes en Israel durante el último medio siglo, y cuando me explicó su razonamiento, me di cuenta de que se quedó corto.

Este no es uno de los líos habituales entre Hamás e Israel. La frontera entre Gaza e Israel es de tan solo cincuenta y tantos kilómetros de largo, pero la conmoción que desatará esta guerra no solo empujará a Israel y a los palestinos de Gaza a una situación inestable, sino que también afectará a Ucrania, a Arabia Saudita y, muy probablemente, a Irán. ¿Por qué? Cualquier guerra prolongada entre Israel y Hamás podría desviar más equipo militar estadounidense que necesita Kiev hacia Tel Aviv y hará que el acuerdo de normalización propuesto entre Arabia Saudita e Israel sea imposible, por lo menos por ahora. Y si resulta que Irán alentó el ataque de Hamás para echar por tierra ese acuerdo israelí-saudí, podrían aumentar las tensiones entre Israel e Irán y el agente libanés de Teherán, Hezbolá, así como entre Arabia Saudita e Irán. Este es un momento increíblemente peligroso en múltiples frentes.

Pero volviendo al punto de Nahum: ¿Por qué esta guerra es un desastre para Israel, peor que el ataque sorpresa de Iom Kipur desde Egipto y Siria, que ocurrió hace 50 años y un día? Para empezar, dijo Nahum, está la humillación pura y simple para las fuerzas armadas israelíes: “En 1973 fuimos atacados por el ejército árabe más grande, Egipto”.

Esta vez, Israel fue invadido en 22 lugares junto a la Franja de Gaza, incluyendo comunidades que están 24 kilómetros dentro de Israel, por una fuerza militar perteneciente al “equivalente de Luxemburgo”. Y, sin embargo, esta pequeña fuerza no solo invadió Israel, sobrepasando a las tropas fronterizas israelíes, sino que tomó rehenes israelíes para llevarlos a Gaza a través de esa misma frontera, una frontera donde Israel había gastado aproximadamente mil millones de dólares levantando una barrera que se suponía que era prácticamente impenetrable. Ese es un golpe impactante a las capacidades disuasorias de Israel.

En segundo lugar, señaló, Israel siempre se ha enorgullecido de la capacidad de sus servicios de inteligencia para penetrar a Hamás y a los militantes palestinos en Cisjordania y recibir alertas tempranas. Durante las últimas semanas, como lo sabe cualquiera que siga las noticias desde Israel, Hamás estaba llevando a cabo lo que parecían ser maniobras de práctica para este tipo de ataque a lo largo de la frontera de Gaza, justo delante de los ojos de las fuerzas armadas israelíes.

Pero parece que la inteligencia israelí interpretó los movimientos como si Hamás solo intentara poner un poco nerviosos a los comandantes de las fuerzas armadas israelíes, no como el preludio de un ataque. La inteligencia israelí aparentemente creyó que Hamás necesitaba desesperadamente más asistencia financiera de Qatar – que le ha dado a Hamás más de mil millones de dólares en ayuda desde 2012 – y más permisos de trabajo para que los habitantes de Gaza trabajen en Israel, y tanto Israel como Qatar siempre han requerido una frontera tranquila a cambio.

“La interpretación de inteligencia fue que estaban entrenando para algo que nunca se atreverían a hacer”, dijo Nahum. “Fue un juicio malo y arrogante”. En cambio, Hamás lanzó una invasión increíblemente compleja y sofisticada desde tierra y mar.

Pero ahora llegamos a la parte realmente terrible para Israel. Hamás no solo pudo cruzar a Israel y atacar a comunidades israelíes y a bases del ejército de Israel, sino que, según los informes, también pudo secuestrar un cierto número de israelíes, entre ellos algunas personas mayores, niños y al menos un soldado, y llevárselos de regreso a Gaza.

Las fotos de Associated Press “mostraban a una anciana israelí secuestrada que fue llevada a Gaza en un carrito de golf por hombres armados de Hamás y a otra mujer apretada entre dos combatientes sobre una motocicleta”, informó AP. Las imágenes de cadáveres israelíes llevados a Gaza y arrastrados por las calles circulaban en Internet.

Al mismo tiempo, los combatientes palestinos tomaron como rehenes a grupos de israelíes en las comunidades fronterizas de Be’eri y Ofakim, pero éstos finalmente fueron liberados por las fuerzas especiales israelíes.

Esto va a ser un enorme problema para Israel. En un período de gobierno anterior, en 2011, el primer ministro Benjamin Netanyahu intercambió 1.027 prisioneros palestinos, entre ellos 280 que cumplían cadena perpetua, para recuperar de Hamás en Gaza a un soldado israelí, Gilad Shalit. Es posible que ahora se le pida a Bibi que vacíe todas las cárceles israelíes de palestinos si Hamás retiene a personas mayores y niños en Gaza, señaló Nahum.

Netanyahu prometió el sábado asestar un golpe aplastante a Hamás en Gaza, pero ¿qué pasa si Hamás retiene a civiles israelíes que podrían ser utilizados como escudos humanos? Eso limitará el espacio de Israel para contraatacar.

“Todo lo que el ejército haga en Gaza en el futuro requerirá tener en cuenta el impacto que podría tener en la vida de los rehenes civiles”, dijo Nahum.

Finalmente, señaló Nahum, los altos rangos de las fuerzas armadas y el primer ministro, que preside el gabinete de seguridad, saben en este momento que en el futuro probablemente habrá algún tipo de comisión de investigación sobre cómo se permitió que ocurriera la invasión de Hamás.

Entonces, ahora deben llevar a cabo esta guerra, tomar decisiones atroces sobre la disuasión, los contraataques, recuperar a los rehenes de Hamás y tal vez incluso invadir Gaza, sabiendo todo el tiempo que incluso si manejan todo esto perfectamente, algún tipo de investigación les espera al final del camino. No es fácil pensar con claridad en esas condiciones.

Como esta columna ha estado señalando desde que Netanyahu regresó al poder, su política de división ha hecho un daño terrible a Israel. Bibi priorizó un golpe judicial para despojar a la Corte Suprema israelí de su poder de supervisar a su gobierno por encima de todas las demás prioridades. En el proceso, fracturó a la sociedad israelí y a sus fuerzas armadas. Y la gente ha estado haciendo advertencias durante meses sobre lo peligroso que esto podría ser. Justo esta semana cité a un ex director general del Ministerio de Defensa israelí, Dan Harel, diciendo en una manifestación en favor de la democracia en Tel Aviv que “nunca he visto nuestra seguridad nacional en peor estado” y que ya se han causado daños a unidades esenciales de la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel,  “lo que ha reducido la preparación y la capacidad operativa”.

Pero a pesar de lo malo que Netanyahu ha sido para Israel, Hamás ha sido una maldición mortal para el pueblo palestino desde que se hizo cargo de Gaza en 2007. Los más de mil millones de dólares en ayuda que recibió solo de Qatar a lo largo de los años podrían haberse destinado a convertir a Gaza en una sociedad productiva, con escuelas, universidades e infraestructura decentes, que podrían haber sido un modelo para un futuro estado palestino con Cisjordania. En cambio, Hamás ha dedicado la mayor parte de sus energías y recursos a cavar túneles hacia dentro de Israel y a construir cohetes para tratar de destruir a un enemigo mucho más poderoso, privando así a los habitantes de Gaza de cualquier oportunidad de desarrollar todo su potencial mediante un gobierno decente, democrático y productivo.

¿Por qué Hamás lanzó esta guerra ahora, sin ninguna provocación inmediata? Uno tiene que preguntarse si más que en nombre del pueblo palestino, no fue más bien a instancias de Irán, un importante proveedor de dinero y armas a Hamás, para ayudar a prevenir la incipiente normalización de las relaciones entre Arabia Saudita – el rival de Irán – e Israel. Un acuerdo así, tal como se estaba redactando, también beneficiaría a la Autoridad Palestina de Cisjordania – más moderada – al entregarle una gran inyección de efectivo de Arabia Saudita, así como restringiría los asentamientos israelíes en Cisjordania y promovería otros avances para preservar una solución de dos estados. Como resultado, los líderes de Cisjordania podrían haberse ganado un impulso de legitimidad desesperadamente necesario por parte de las masas palestinas, amenazando la legitimidad de Hamás.

Ese acuerdo entre Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel también habría sido un terremoto diplomático que probablemente habría requerido que Netanyahu desechara a los miembros más extremos de su gabinete a cambio de forjar una alianza entre el estado judío y los estados liderados por los sunitas del Golfo Pérsico contra Irán. El resultado habría sido uno de los mayores cambios en las placas tectónicas de la región en 75 años. Pero a raíz de este ataque de Hamás, ese acuerdo está ahora congelado, ya que los saudíes han tenido que vincularse más estrechamente que nunca con los intereses palestinos, posponiendo los suyos propios.

De hecho, a las pocas horas de la invasión de Hamás, y según la red Al Arabiya, Arabia Saudita emitió una declaración diciendo: “El reino está siguiendo de cerca los acontecimientos sin precedentes entre varias facciones palestinas y las fuerzas de ocupación israelíes”, agregando que ha “advertido repetidamente sobre las consecuencias de [el deterioro] de la situación como resultado de la ocupación, así como de privar al pueblo palestino de sus derechos legítimos y de [no detener] las provocaciones sistemáticas contra sus [lugares] sagrados”.

Estoy observando también cómo el terremoto de Hamás-Israel generará otro terremoto.

Ucrania ya estaba lidiando con los temblores en el gobierno de los Estados Unidos. El derribo del presidente de la Cámara de Representantes, combinado con una minoría cada vez más ruidosa de legisladores republicanos que se oponen a más ayuda económica y militar a Ucrania – algo que me resulta impactante – ha creado un desastre político que ha resultado, por ahora, en que no se apruebe más ayuda estadounidense para Ucrania. Si Israel está a punto de invadir Gaza y embarcarse en una guerra prolongada, Ucrania tendrá que preocuparse por la competencia de Tel Aviv por los misiles Patriot, así como por los proyectiles de artillería de 155 milímetros y otras armas básicas que Ucrania necesita desesperadamente, cuando Israel seguramente también lo hará.

Vladimir Putin lo ha notado. El jueves pasado, en el balneario de Sochi, en el Mar Negro, dijo que Ucrania estaba siendo apoyada “gracias a las donaciones multimillonarias que le llegan todos los meses”. Añadió: “Imaginen que la ayuda se detiene mañana”. Ucrania “vivirá solo durante una semana cuando se le acaben las municiones”.

¿Puede salir algo bueno de esta terrible nueva guerra entre Hamás e Israel? Es demasiado pronto para decirlo, pero otro viejo amigo y analista israelí en el que confío, el profesor Victor Friedman (sin parentesco conmigo), que enseña ciencias del comportamiento en el Jezreel Valley College en el centro de Israel y conoce muy bien a la comunidad árabe israelí, me escribió a última hora de hoy, diciendo: “Esta horrible situación sigue siendo una oportunidad, al igual que la guerra de Iom Kipur resultó ser una oportunidad que terminó con un acuerdo de paz con Egipto. La única victoria real será si lo que ocurra a continuación, probablemente Israel entrando en Gaza, crea las condiciones para un acuerdo real y estable con los palestinos”. A la luz de lo que los palestinos hicieron hoy, dijo, pueden “reclamar alguna ‘victoria‘, sin importar lo que suceda a continuación”. El punto es, añadió, “Alguien necesita pensar más allá de más fuerza y más fuerza”.

Personalmente no creo que Hamás pueda ser un socio para una paz segura con Israel. Hamás ha tenido demasiadas oportunidades durante demasiados años para demostrar que las responsabilidades de gobernar en Gaza podrían moderar su objetivo de destruir el estado judío. Resulta ser nada más que una mafia islamista palestina, interesada solo en preservar su control sobre Gaza y lista para servir como títere para Irán, en lugar de hacer que su objetivo principal sea un nuevo futuro para los palestinos allí y en Cisjordania. Su historia gobernando en Gaza es vergonzosa.

Pero la Autoridad Palestina sí puede ser un socio. Entonces, si va a haber una invasión israelí a Gaza para tratar de destruir a Hamás, tiene que ir acompañada de una iniciativa política que empodere y ayude a fortalecer a esa Autoridad Palestina para que podamos forjar, como dijo Victor, “un acuerdo que proporcione a todas las partes algo con lo que puedan vivir. De lo contrario, tarde o temprano volveremos a estar en la misma situación, solo que peor. Esa fue la verdadera lección de la guerra de Iom Kipur”.

Traducción: Daniel Rosenthal