Yo también abandoné una comunidad jasídica: «Unorthodox»

friedavizel.com para The Forward, 31 de marzo de 2020

Escena: Es Shabat cuando Esty, una joven mujer jasídica Satmar, está a punto de escapar de su represiva comunidad para ir a Berlín, donde ha decidido comenzar una nueva vida como una mujer secular. Así comienza Unorthodox, la nueva miniserie de Netflix.

La protagonista recoge sus objetos de valor de su cajón de ropa interior, saca dinero del soporte de espuma de poliestireno de su peluca y coloca todo en un pulóver que anuda. Justo cuando está a punto de abandonar el lúgubre edificio de Williamsburg, hay una conmoción en el vestíbulo, con mujeres alborotadas por todas partes. “Esty… no puedes irte”, le dice una vecina, “el eruv está roto”. El eruv es un alambre que delimita un dominio público. Si hay un eruv, les está permitido a los judíos ortodoxos cargar cosas en Shabat, como la bolsa de compras de Esty, dentro de sus límites. Pero en este día, el eruv está roto, por lo que Esty debe regresar. Deja su teléfono y todo lo demás, menos un sobre. Intenta su éxodo nuevamente, y esta vez lo logra. La cámara hace un paneo para mostrarla huyendo y dejando atrás las sucias calles de Williamsburg en Brooklyn.

Según la crítica del New York Times, “el delgado alambre eruv que rodea a la comunidad jasídica Satmar, donde ella vive, podría perfectamente ser una Cortina de Hierro”. El eruv roto debe cumplir la función de ser una imagen poderosa dela ruptura de Esty con su situación y el escape hacia la libertad, la cortina levantada. El único problema es que la escena es groseramente inexacta. Williamsburg no funciona bajo el eruv. El consenso de Satmar es que el Rebe estaba en contra de colocar un eruv en la ciudad y, por lo tanto, cargar cosas en Shabat sigue estando prohibido, ya sea que haya o no un fino alambre. Si bien hay una minoría que honra al eruv, ha recibido un gran rechazo por parte de los líderes de la comunidad.  Hasta hoy en día, los que cargan cosas en público pueden ser acosados con gritos de «¡Shabbes!» por los fanáticos de la comunidad.

La escena con que comienza Unorthodox, así como el resto de la serie, es problemática de varias maneras: muestra una elegante profundidad cuando ésta en realidad no existe. Hay muchos pequeños detalles que están mal. Y no captura lo que es verdaderamente profundo en la experiencia jasídica.

Es fácil señalar cómo la serie tiene tropiezos en cuanto a vestuario, ritual y costumbres. Ya en la escena de apertura, me sorprendió la ropa horrible de días de semana que Esty usa en Shabat, su apartamento desagradable y antiestético, su atroz peluca jasídica como si fuera algo normal (¿es demasiado difícil ponerle a la pálida mujer algún flequillo lateral?). En cuanto a las mujeres amontonadas en el vestíbulo, sus pañuelos están demasiado bajos sobre sus frentes, su acento ídish es malo. Estas muchas imprecisiones pueden parecer insignificantes para alguien de afuera que no crea que la presencia o ausencia de flequillos laterales haga alguna diferencia; simplemente señalo estas pequeñas cosas porque son absolutamente evidentes.

Pero las pequeñas cosas que están mal reflejan lo más grande que está mal: Que Unorthodox no captura con precisión el alma de la comunidad jasídica. Y esto, esta inexactitud en su espíritu, es mucho más difícil de mostrar. Crecí en la comunidad jasídica Satmar; ahora soy (cuando no estamos cuarentenados) una guía turística para visitar la comunidad jasídica de Williamsburg. No reconozco el mundo de Unorthodox, donde la gente es fría, carece de humor y, está obsesionada con seguir las reglas. Por supuesto que hay gente mala en la comunidad jasídica y critico muchas de sus prácticas, pero eso no significa que todo el mundo vaya de un lado al otro en silencio, serio, ojeroso, cumpliendo las reglas y mencionando el Holocausto.

Siempre he considerado a Williamsburg como un mundo animado de chismes, drama, presión de grupo, materialismo, competencia, familia y vecinos entrometidos. La gente que aparece en Unorthodox no es así. Ninguno de los personajes se siente real. Son incoherentes; no puedo conjurar su mundo y entrar en él. Esty es callada, tiene una especie de determinación endurecida y parece tener dificultades para conectarse con cualquier persona. Sin embargo, es Miss Popularidad en su nueva sociedad, cuando se muda a Berlín. Tiene la jutzpá (descaro) de ir a Berlín, pero necesita una shiksa (mujer no judía) para que le consiga su pasaporte (¿no puede completar el formulario ella misma?). Dice que no es como otras chicas, pero es difícil entender qué es lo que la distingue exactamente: ¿es una soñadora, se siente sofocada, se siente sola? ¿Cómo es que sus problemas sociales y sexuales se resuelven tan fácilmente cuando se va?

Su esposo, Yanky, no muestra consideración alguna por su vaginismo, una afección de los músculos vaginales que hace que las relaciones sexuales sean insoportables. Está obsesionado con la necesidad de ser fructífero y multiplicarse, como si creyera que puede citar reglas para hacer desaparecer el problema del dolor que siente su esposa. Por lo que yo sé (y soy una gran chismosa), si una pareja tiene problemas sexuales, se manejan como un problema que requiere intervención médica y algo parecido a la empatía; posiblemente compasión. Pero aquí, Yanky coloca toda la responsabilidad en ella. Las escenas de sexo parecen una violación. Cuando finalmente la penetra, ella se retuerce en agonía y, sin embargo, él jadea de alegría. Mientras ella yace angustiada, él prácticamente se relame de placer. Y dice: “Guau … eso se sintió tan … increíble”. Este mismo hombre obtuso también es supuestamente sensible e ingenuo en otros momentos. Muchos críticos lo describieron como un personaje comprensivo, pero yo no puedo sentir los momentos de su sensibilidad cuando puede ser tan insensible hacia ella en el momento más íntimo de todos. Es bastante simple: cualquier hombre que trata así a su esposa es un mal tipo. ¿Debo suponer que los estándares de la audiencia son diferentes para los hombres jasídicos?

Las relaciones de las mujeres entre ellas tampoco se parecen en nada al vibrante mundo yentl de mi infancia en Williamsburg. La suegra de Esty se entromete en su matrimonio al aparecer en su puerta y confrontarla por no haber consumado el matrimonio. Para mí es inverosímil que el vaginismo de una mujer haga que su suegra aparezca y le exija que abra el útero a su hijo. ¿Cuál es realmente el motivo de la suegra aquí? ¿Acosar a Esty para que deje de sentir dolor? Esto no es creíble; sólo muestra la imaginación limitada de los de afuera mirando hacia adentro. Las shviguers (suegras) jasídicas de la vida real tienen formas más devastadoras y menos torpes de torturar a sus nueras: apuñalar por la espalda, manipular, chismorrear, difundir falsedades, … sí, tengo algunas ideas.

Está bien mostrar el lado oscuro del jasidismo, pero el retrato aún debe ser humano. Los personajes de Unorthodox son discriminados, considerados diferentes. Son caricaturescamente malvados. Sus momentos bondadosos parecen estar fuera de lugar y no son convincentes. No son como ningún humano que yo haya conocido, ya sea jasídico o de otro tipo.

Shtisel ofrece un buen contraste con Unorthodox. A diferencia de Unorthodox, lo que está en primer plano en Shtisel es la historia humana, y los detalles de la cultura son tan sólo el escenario en el que esa historia se desarrolla. Los rituales como un eruv no son enfatizados con exceso. Shtisel hace que el observador se sienta sumergido en ese mundo. No es sorprendente que tanta gente disfrute de Shtisel, porque puede conectarse con la serie. Y esto es lo que hace la diferencia con las muchas representaciones estereotipadas de películas de jasidim, en las que el espectador se convierte en un voyeur para brujas que no son de Disney vestidas con disfraces extraños. El público quiere y puede manejar representaciones de judíos ortodoxos que son complejas y realistas. Los productores que argumentan que las representaciones planas son necesarias para los de afuera no conocedores simplemente están siendo haraganes.

¿De qué sirve una película como esta, excepto para halagar los prejuicios seculares contra la religión? No desafía al espectador. No hace pensar a los espectadores. Hace sentir bien al espectador por estar entre las personas seculares que son los “buenos” en Berlín, no los jasidim malos en Nueva York. Simplemente lo que hace es hundirnos un poco más en nuestros prejuicios. Esto es algo que siempre me molesta, porque me recuerda demasiado a la forma en que se me presentaba el mundo cuando era jasídica: blanco y negro, bueno y malo, sólo que los roles del bueno y del malo están invertidos. Pero en mi propio viaje para encontrar un mundo que tuviera sentido para mí, aprendí esto: ninguna descripción es ajustada a la realidad si es deshumanizante.

Frieda Vizel creció en la comunidad jasídica de Kiryas Joel y dejó la secta con su hijo. Ahora es una guía turística realizando recorridos a pie en el Williamsburg jasídico. Su sitio web es friedavizel.com.

Traducción: Daniel Rosenthal