La Vida después de Netanyahu

Gideon Levy, Haaretz, 15 de diciembre de 2019

Algún día, en un futuro no demasiado lejano, ocurrirá: Benjamín Netanyahu ya no será Primer Ministro. El sol saldrá por el este y se pondrá por el oeste, igual que siempre; pero para muchos israelíes, quizás para la mayoría, será uno de los mejores días de sus vidas. Un día en el que abandonarán el camino de la oscuridad y abrazarán la luz, pasarán de la esclavitud a la libertad; el amanecer de un nuevo día, algo intermedio entre la caída del Muro de Berlín y la liberación de Nelson Mandela de la prisión. Surgirá un nuevo gobierno, un gobierno de unidad nacional. Hará realidad los deseos de la mayoría de los israelíes. Estará encabezado por Benny Gantz y Gideon Sa’ar, o ambos en alternancia, y se abrirá un nuevo y prometedor capítulo en los anales de la historia israelí. “Cambiaremos de ahora en adelante la vieja tradición. Y desdeñaremos el polvo para ganar el premio”.

Estableceremos un mundo nuevo, nada parecido a ayer/mañana; lo tendremos todo”.Se escuchará un suspiro de alivio desde un lado del país al otro. Osnat Hagi, la maestra de jardín de infantes que bajó la foto de Netanyahu, se apresurará a colgar una fotografía del nuevo Primer Ministro en su salón de clases, al que se le permitirá regresar. Los primeros días habrá mucha euforia. Si Gantz se convierte en Primer Ministro, y esa es la opción que parece ser la más probable, le tenderá la mano a Mahmoud Abbas para reunirse con él. Se encontrarán e intercambiarán sonrisas, con las banderas israelí y palestina ondeando en el fondo. Las campanas de la paz estarán en el horizonte. El Ministro de Defensa, Sa’ar, amenazará con abandonar la coalición. Gantz propondrá establecer un mecanismo para el diálogo y una hoja de ruta. Se comprometerá a que una Jerusalem unida quede para siempre como parte de Israel, además del Valle del Jordán y los bloques de asentamientos, incluidos Ariel y Peduel, y le propondrá a Abbas que Israel expedirá decenas de miles de permisos de trabajo más. La Unión Europea emitirá una nota de bienvenida especial para el primer ministro electo; la Casa Blanca también lo abrazará.

Gantz y Sa’ar volarán a Washington para reuniones de reconocimiento, donde serán recompensados con cumplidos y expresiones de esperanza. El Ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, volverá a pararse en una plaza europea y dirigirá un coro de una banda de primeros ministros recitando “Amamos a Israel”. Y la gente adulando al coro y a los primeros ministros y ministros de relaciones exteriores se alinearán para visitar Jerusalem y deleitar sus ojos con una de las maravillas del mundo: un Primer Ministro israelí que no es Netanyahu. Todo el mundo dirá que ha llegado el momento de revivir el proceso de paz.

También habrá nuevos vientos soplando por casa. El Primer Ministro se comprometerá a poner fin a los ataques contra el sistema de justicia, los árabes y los medios de comunicación. El juicio a Netanyahu se llevará a cabo rápidamente. Muchos israelíes sentirán que están recuperando su país, el que amaban, del que se enorgullecían, el que les fue arrebatado. Gantz visitará la tumba de Rabin, Sa’ar colocará una nota en el Muro de los Lamentos. Yediot Ahronot, un periódico leal sólo a sus lectores, publicará una fotografía del nuevo gobierno. Un mundo nuevo y maravilloso estará esperando.

Y entonces pasarán los días. Gaza será nuevamente olvidada: el nuevo Primer Ministro, Gantz o Sa’ar, no tendrá intención de terminar con el asedio al enclave, por lo que Gaza tendrá que recordar a todos su existencia de la única manera que puede. Los cohetes Qassam se estrellarán en el sur. El nuevo Primer Ministro que tendrá que demostrar lo que vale, Gantz como no izquierdista, Sa’ar como general, convocará al gabinete de seguridad. Será un nuevo gabinete de seguridad, uno que no sólo pierde el tiempo hablando. Los resultados llegarán rápidamente: la Operación Bases de Nuestra Existencia se lanzará con ataques aéreos y una incursión terrestre. Miles morirán. El mundo mantendrá silencio, porque Netanyahu ya no es el Primer Ministro y se le debe dar una oportunidad al nuevo.

Hezbolá no se quedará de brazos cruzados. El nuevo Primer Ministro, que tiene que demostrar lo que vale, también atacará en el Líbano. Finalmente, Israel tendrá un Primer Ministro que también pasa a la acción. Miles morirán, Abbas cancelará la cumbre. El mundo comenzará a enojarse. Habrá un acuerdo negociado en el juicio a Netanyahu. A los ciudadanos árabes que asistan a las protestas de solidaridad con sus hermanos en Gaza y el Líbano, les disparará la policía por orden del nuevo Ministro de Seguridad Pública, Avigdor Lieberman, el héroe de la izquierda. El sistema legal reanudará sus chanchullos como esclavo maldito del aparato de seguridad y de los colonos, mientras actúa razonablemente en todos los demás asuntos. Habrá que reservar una mesa en un buen restaurante en Tel Aviv con al menos dos semanas de anticipación, mientras que los monopatines eléctricos atropellarán a los ancianos y los atascos en el tránsito serán constantes, como siempre. Netanyahu comenzará a cumplir su condena.

Y la duda comenzará a corroer nuestros corazones: ¿Qué, en esencia, ha cambiado realmente?

El nuevo Primer Ministro, que tiene que demostrar lo que vale, también atacará en el Líbano. Finalmente, Israel tendrá un Primer Ministro que también pasa a la acción.

Traducción: Daniel Rosenthal