Democracia Israelí
No hay nada malo con la democracia israelí. Las recientes elecciones no despiertan suspicacia sino temor. El sistema, seguramente perfectible, como cualquier sistema, arroja un resultado. La ingeniería electoral se ocupa del resto. Si en las pasadas elecciones Naftali Bennett fue Primer Ministro con sólo siete bancas en la Kneset, ¿cómo podemos cuestionar el legítimo