Anti-Sionismo: ¿por mala-praxis o por principio?
@EinatWilf @X, 6 de enero de 2024
Me gustaría abordar un argumento reciente que sostiene que la oposición árabe al Sionismo se debe solo a su «práctica» y no a su principio. Ese argumento requeriría mucha evidencia de apoyo árabe al Sionismo que declinó sólo cuando el sionismo se practicó «mal». No hay tal evidencia. Muy al contrario.
La oposición árabe al sionismo fue, desde el principio, una oposición de principio porque la idea de un derecho judío a la autodeterminación era inaceptable. ¿Por qué? Dos razones pequeñas y una grande.
Una razón pequeña: la oposición general a la inmigración. A nadie le gustan los inmigrantes y los árabes no son una excepción. Esta es una razón pequeña, porque si se tratara solo de inmigración, el conflicto no habría llegado a ser lo que es.
Otra razón pequeña: un desequilibrio numérico masivo. Los árabes eran abrumadoramente la mayoría en toda la región de Oriente Medio y no veían razón para comprometerse con un grupo minoritario. Esta es una razón pequeña, porque si fuera solo eso, alguna medida de tierra dada a los judíos habría sido finalmente aceptable.
La gran razón, la que subyace al conflicto y explica su tenacidad, que está en la raíz del rechazo total y absoluto del principio del Sionismo mucho antes de que tuviera la oportunidad de ser «mal implementado», es que el Sionismo, como movimiento de liberación que vislumbraba la igualdad de dignidad para el pueblo judío en medio de las vastas tierras reclamadas por el mundo árabe e islámico, desafiaba el «lugar adecuado» social y teológico del judío.
¿Y cuál es ese «lugar adecuado» del judío? Sin estado, sin poder, de estatus y dignidad inferiores, y lo más importante: vivir bajo la protección y la misericordia exclusiva del gobernante árabe y musulmán. Lo único que los judíos, individual y colectivamente, no podían hacer es protegerse por sí mismos.
El historiador Bernard Lewis observó que la situación de los judíos en tierras árabes y musulmanas nunca fue tan buena ni tan mala como en Europa, pero nunca hubo duda de que el judío no era igual al árabe y al musulmán. Imagina el choque civilizatorio cuando los judíos en nombre del Sionismo se declaran iguales, individual y colectivamente, a árabes y musulmanes, insistiendo en defenderse por sí mismos.
Este tipo de transformaciones no se aceptan fácilmente y ciertamente no sin violencia. Ese es el problema: desde el principio, el sionismo se encontró con una creciente violencia árabe y musulmana opuesta al principio mismo de igualdad y autodeterminación judía, no a la forma en que se implementaba.
Si algo, el Sionismo se ocupó de implementarse de la manera más aceptable: trabajando a través de la compra de tierras, principalmente tierras infestadas de malaria, erradicando la malaria y creando prosperidad. Se aseguró de tener la legitimidad internacional disponible en ese momento, un acuerdo unánime de la Liga de Naciones para su proyecto. Dejó claro que buscaba vivir con y al lado de los árabes, y tal vez ingenuamente imaginó que como movimiento que buscaba construir y desarrollarse en la región, en lugar de explotar, sería aceptado.
La idea de que los árabes se oponen al Sionismo porque los desplazó es un argumento sin fundamento histórico que invierte causa y efecto.
Es debido a la violenta oposición árabe al Sionismo que a los judíos se les negó su estado en la década de 1930 y las puertas se cerraron a la inmigración judía en el momento más difícil de la historia judía (pocas personas se dan cuenta de la medida en que la violencia árabe en la década de 1930 condenó a cientos de miles, sino millones, de judíos a ser asesinados en masa en Europa, cuando aún podrían haber escapado).
Los árabes se convirtieron en refugiados en una guerra completamente innecesaria. El desplazamiento árabe fue el resultado de una guerra que nunca habría sucedido si ellos hubieran aceptado la partición. El desplazamiento árabe no es la causa del anti sionismo árabe, sino su trágico resultado.
El camino hacia la paz sigue siendo hoy el mismo que siempre fue: que los árabes abandonen el anti sionismo, y todos podamos vivir juntos en paz.
Traducción editada por el Editor