Usos del lenguaje

Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me (…) sé todos los cuentos.

Y ¿cómo vas a recoger el trigo                                                                                                                                        y a alimentar el fuego                                                                                                                                                      si yo me llevo la canción?

De dos poemas de León Felipe: “Sé todos los cuentos” y “Ganarás la luz”, respectivamente.

La poesía tiene la virtud de ser un lenguaje abierto, ambiguo, y metafórico. Absoluta y profundamente subjetivo. El que pida lógica, coherencia, y verdades, no debería leer poesía. La verosimilitud en términos poéticos no radica en ser creíble sino en provocar emociones. La poesía es una imagen que nos viene a la mente en forma recurrente; es el refugio que la palabra nos ofrece cuando ya no nos queda qué decir.

Simon Schama titula su primer volumen de su “Historia de los Judíos (1000AC-1492EC)” “en busca de las palabras”; su segundo volumen (1492-1900) lo titula “pertenencia”. Una característica de la Historia es que tiene que convenir puntos de quiebre: una batalla, un hecho determinante. Todos sabemos, sin embargo, que los procesos históricos son un continuo en el cual los hechos se suceden pero las causas y sus efectos fluyen unos en otros. “Nada viene de la nada” le dice el Rey Lear a su hija Cornelia; en esta cita de Shakespeare se reconoce el principio que rige las ineludibles consecuencias tanto de hechos como palabras.

La profunda crisis existencial en la que está inmerso Israel y todos los judíos del mundo puede ser comprendida de otra manera, si no mejor por lo menos distinta a tantas opciones, con los recursos del lenguaje histórico y poético.

En términos de Schama, el quiebre que él propone en 1492 no niega que hayamos buscado la pertenencia antes, ni afirma que hayamos cerrado la búsqueda de las palabras a partir de allí. Todavía espero sus ideas sobre lo sucedido a partir de 1900 en un anunciado 3er volúmen; aunque más no fuera saber cómo lo titularía.

Estoy seguro que si él o cualquiera escribiera la historia de los judíos a partir del 7 de octubre de 2023, el título de ese volumen también sería un desafío. Eso será tarea de futuras generaciones; cualquier texto que se escriba hoy sobre lo sucedido ese día y los posteriores está haciendo un ejercicio de especulación. De los que sí estoy seguro es que todavía “buscamos las palabras” y todavía buscamos “pertenencia”. Tal vez escribir el 3er volumen sea tan difícil porque esa historia todavía está ocurriendo.

La poesía de León Felipe me resuena especialmente desde el 7 de octubre de 2023; vino a expresar lo que ya venía sintiendo desde el 1 de noviembre de 2022 cuando se conforma la coalición de derecha más extrema en la historia de Israel. En términos del poeta, ya no me sé todos los cuentos e intentan, además, llevarme la canción. ¿Cómo, entonces, alimentar el fuego o recoger el trigo? El 7 de octubre Hamas mató el relato que algunos creíamos todavía rescatable: aquel del sionismo liberal, tradicionalista y laico, plural, y, aunque imperfecto, fundamentalmente democrático. No sólo fue socavado durante casi un año como las murallas de Jericó; como ellas sucumbió. Jericó fue Israel.

Queda el consuelo de saber el cuento para volver a contarlo, como en hacemos en Pesaj; y aunque nos quiten todo, nos llevaremos con nosotros la canción: la de heroísmo, la de protesta, la nostálgica, y la de esperanza. Ya las hemos escrito y reescrito todas. Tal vez tengamos alguna certeza menos, pero volveremos a recoger el trigo y alimentar el fuego.