Elul

La liturgia de Iom Kipur en Kol Nidre dice: “desde este Iom Kipur y hasta el próximo, que venga a nosotros en paz”. Desde este sitio web, en este comienzo del mes hebreo de Elul, valga el deseo para las fechas culminantes del calendario hebreo que se aproximan: que lleguen estos días en paz, para nosotros y toda la humanidad. El deseo de la liturgia resulta un tanto ambicioso; ¿quién sabe cómo y dónde estará el próximo Iom Kipur? El futuro siempre encierra una dosis de incertidumbre, en especial en fechas tan sensibles y espirituales, tan ligadas a lo existencial. Por eso vale la pena acotar los buenos deseos, como una suerte de ejercicio conductista, al tiempo inmediato. Que venga este Iom Kipur en paz.

Paz como concepto muy genérico de lo armonioso y bueno, como virtud superior del Hombre. Por algo tantas oraciones de nuestros servicios religiosos finalizan con su invocación. La pregunta es, ¿en qué estado realmente llegamos a estos días de introspección? El toque del Shofar durante el mes de Elul actúa como recordatorio del tiempo que transitamos. ¿Qué Shofar interno podemos activar? ¿Cómo ponemos en marcha los mecanismos de la reflexión, la evaluación, y la acción? Dicho de otra forma: cómo actuamos nuestro ser judío. ¿Estamos en paz con serlo?

No hay duda que Iom Kipur es la fecha de las grandes interrogantes acerca de nuestra identidad. La pregunta es si estaremos en paz con nosotros mismos, estemos dónde elijamos estar. Podemos descolgarnos en ese día sin mucha consciencia ni noción; o podemos llegar más o menos preparados, habiendo atravesado Rosh Hashaná, y tal vez incluso estos días que transitamos hoy en el último mes del calendario, donde vamos finalizando y pensando en cómo volver a empezar. Por ejemplo, la lectura de la Torá va llegando a su fin para ser reiniciada; la próxima lectura no será igual a esta. ¿Cómo instrumentamos la diferencia?

En definitiva, el ser judío implica acción. Elul es un buen momento para ir pensando, más allá de que llegue en paz o no, cómo llegamos nosotros, cada uno, a un nuevo Iom Kipur. Porque si bien los buenos deseos son el principio de toda realidad, no podemos depender de una “paz” genérica y abstracta, sino hacernos cargo de buscar nuestra paz interior y nuestra paz con nuestros semejantes. Debemos estar preparados. Debemos intentar actuar nuestro ser judío.

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