Origen

| Escrito por Ianai Silberstein

En el mes de mayo surgió una iniciativa de un grupo autodenominado "Argentinos de Origen Judío" que se congregaron para generar un espacio alternativo al que nuclea a las instituciones formales del judaísmo argentino, AMIA y DAIA. La comunidad judía argentina es muy grande, vasta, y autosuficiente; por lo cual en general no pongo más atención que la indispensable en sus asuntos. Si el rabino Bergman se dedica a la política o no es asunto de los judíos en Argentina, no mío.

 Sin embargo, en la edición de "Identidad" de mayo su director Mauricio Zeleniec desarrolla una suerte de editorial en relación al tema, citando al académico Bernardo Sorj y tomando el tema como motivo para reflexionar sobre identidad judía en general. El tema es central para el judaísmo: "quién es judío" es la pregunta del millón. Muchos la eludimos siempre que podemos. Si el Estado de Israel tiene más de una definición acerca del ser o no ser judío, qué podemos aportar nosotros desde estas diásporas tan periféricas. Pero si un colega aborda el tema, bien podemos nosotros hacer nuestro aporte.

La expresión de marras puede leerse de varias maneras: aplicando la lógica, "argentino" viene antes que "judío"; más aún: lo "argentino" es actual, lo "judío" es pasado, el origen. Una lectura metafórica apelaría a una supuesta simultaneidad, pero el criterio racional prevalece. Se es argentino y judío al mismo tiempo en el tiempo "real", pero el lenguaje nos obliga a elegir: uno va primero, el otro después. Reconozco en los judíos argentinos un feroz orgullo por su argentinidad, del mismo modo que lo detecto en muchos judíos estadounidenses. El problema radica en cómo nos autodenominamos.

Uno es lo que es: gordo, pelado, canoso, irascible, sensible, analítico, impaciente, profundo, educado, solidario, etc etc... y judío; y uruguayo; e israelí. Cada uno es una n cantidad de cualidades y características que lo constituyen, y cada una de ellas incide más o menos en su "ser", su persona(lidad). Sin embargo, no decimos el "impaciente de origen judío" ni el "judeo-impaciente". Cada cualidad existe por sí misma. Por lo tanto, rechazo las denominaciones comppuestas: yo no soy ni "judeo-uruguayo" ni "uruguayo de origen judío". Ninguna de las acepciones hace honor a mi uruguayez ni a mi judaísmo; por el contrario, las minimizan. Como uruguayo puedo serlo más o menos intensamente, más o menos conscientemente, más o menos popularmente; pero lo uruguayo me constituye, lo niegue o no, lo ame o no. Igual con lo judío: soy tal si cumplo determinados requisitos, igual que ser uruguayo, pero mi actitud frente a mi judaísmo o mi uruguayez puede ser totalmente idiosincrática.

En el caso argentino la denominación tiene un trasfondo político partidario notorio y obvio en el cual elegimos, como Zeleniec, no entrometernos. Pero la situación y la auto denominación dan para pensar. Acaso siempre hay quienes no se sienten representados por las instituciones; en ese caso, rescatar el origen judío es mucho más que no organizarse en absoluto. Cuantos que sienten parecido en cualquier lugar del mundo se deslizan, ya sea ellos, sus hijos, o sus nietos, hacia el vaciamiento del contenido judío de sus vidas, la tan temida asimilación. Porque ser judío en última instancia es poder incluir esa palabra, "judío", en nuestro vocabulario, en nuestra narrativa. Dónde sea que la incluyamos, siempre será más que su desuso.

Sin origen no hay judaísmo del mismo modo que no lo hay si no nos ocupamos de su futuro. Esto implica por un lado estudiar y saber, y por el otro proyectar y normar: hay judíos y hay no judíos; hay conceptos que son judíos y otros que no lo son. En algún lugar hay un límite. La realidad impone que muchos toman elementos del judaísmo, como ser la cabalá en los últimos tiempos, así como los judíos tomamos de la cultura no judía muchos elementos, como celebrar el año nuevo el 31 de diciembre. Una cosa es tomar elementos prestados, una muy otra confundir todo. Sin diferenciación no hay identidad. Por eso yo soy judío. Por eso soy uruguayo. Por eso soy israelí.

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