Volver

En los últimos meses he tenido la dicha de "volver": volver a tener ciertas experiencias; volver a lugares; y sobre todo, volver a ver a ciertas personas que no había visto mucho tiempo. Cuando digo mucho digo cuarenta años, treinta y cinco años, y digo también tres años. Digo tiempo y digo volver. Pude.

Hace unas horas ha terminao Iom Hashoá aquí en Israel y estará terminando en Uruguay y en otros tantos países. Como toda experiencia judía, trasciende el espacio y sólo ocupa tiempo. Es Iom Hashoá aquí, allá, y acuyá, porque es una experiencia colectiva.

Como hicimos con Pesaj, también en torno a la Shoá hemos hecho un cierto "seder", un cierto orden, algunos rituales no tan precisos pero igualmente significativos. De igual modo será con Iom Hazicarón la semana próxima y por supuesto con Iom Haatzmaut.

Habría que contarle a los personajes de "The Big Bang Theory" que sí existe una máquina del tiempo y el judaísmo la tiene patentada. Todos volvemos atrás y así como todos fuimos liberados de Egipto en Pesaj, así como todos recibiremos la Torá en Shavuot, así también nos hemos ocupado de construir memoria en torno a eventos que vivieron nuestros abuelos, nuestros padres, y hasta nosotros mismos.

Cuando Iom Hashoá ya queda atrás pienso en la maravillosa oportunidad que he tenido de "volver": a experimentar; a ir; y a ver. Hay seis millones y medio que no tuvieron esa oportunidad, y otros tantos o más que aun sobreviviendo al genocidio no volvieron a ver a sus seres queridos, ni a sus viejos amigos, ni a sus vecinos, ni siquiera la casa donde alguna vez vivieron.

Si bien la mayoría supo reconstruir sus vidas, la vida no les dio algunas segundas oportunidades. Ni siquiera la chance de visitar una tumba.


De modo que como se dice al cierre del Seder de Pesaj, es obligación agradecer. Porque volver no siempre es una opción.

 

 

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