Spock

"Vamos subiendo la cuesta que arriba en mi calle comenzó la fiesta": Purim es la festividad del azar, de las "suertes". Lo dice su nombre, "Pur". El azar puede ser muchas veces la forma cómo explicamos lo inexplicable; otras lo es la religión. Purim entrecruza ambas opciones cuando nos cuenta cómo los judíos de Persia se salvan de la aniquilación total y dan vuelta no sólo su suerte sino la de sus enemigos. De un momento a otro los perseguidos son perseguidores, el asesino en ciernes es asesinado. En un momento somos uno, en otro somos otro. Nos disfrazamos para seducir, jugamos a las adivinanzas, y finalmente revelamos la verdad. Purim es una jornada de disfraces y batahola donde nos permitimos ciertas licencias para luego volver a ser quienes somos en forma cotidiana y habitual.

Por un rato nos permitimos ser extraños o ridículos, ya sea en apariencia o en conducta. Lo importante es que una vez finalizado el jolgorio las cosas vuelvan a su lugar. "Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta" cantaría Serrat.

Si hablamos de disfraces y máscaras y de extraños pero por cierto no ridículos, no puedo no recordar al Dr. Spock. No porque el actor sea judío como tantos actores; tampoco porque su saludo vulcano sea la señal usada por los cohanim para sus bendiciones, como está siendo revelado en la prensa. Si hablamos de Purim, Spock es la quintaesencia de la festividad: somos a la vez otros y a la vez nosotros mismos. El personaje, apenas modificado por sus orejas puntiagudas y sus cejas levantadas, es claramente reconocible como humano pero denominado como vulcano. El mismo rostro del actor Leonard Nimoy es una máscara sofisticadamente elaborada. Su discurso es preciso, monótono, profundo, y exacto. Su expresión de emociones, una mera enunciación: la máscara no se modifica. "Fascinating" dice, mientras permanece inmutable. Spock es las dos caras de un mismo ser: nosotros, en nuestro vértice racional confrontado con nuestras emociones.


Como señala Niv Calderón en un excelente artículo en ynet.co.il el 1/3/15, Spock fue el primero en dar cabida a los "diferentes", a los "extraños", en la cultura popular. Spock fue un "nerd" avant-la-garde. Cuando hoy los Sheldon Cooper, los Zuckerberg, los Job, los Turing y los Hawkings son personajes centrales de ficción y realidad, superponiéndose unos con otros, durante nuestra infancia los "otros" eran perros (Lassie), marcianos (Mork y Mindy), indios (El Llanero Solitario) o duendes (Mi Bella Genio). Con Spock surge el humano(ide) diferente, excéntrico, frío, "solamente lógico", desconectado de la emoción y la pasión humana, pero sin embargo tan parecido a nosotros. Como señala Calderón, Spock da muestras de un idealismo y una visión casi moral, convirtiéndose de hecho en un portavoz de valores: basta ver el episodio de TBBT donde "el pequeño Spock" reprende a Sheldon por su mala acción. Los nerds han evolucionado desde Jerry Lewis a nuestros días: hoy son un poco más malos, despectivos y soberbios, y muy poco sociables.

Todos jugamos a ser personajes; en la infancia ciertamente. De adultos en formas menos lúdicas y más sofisticadas. Todos queremos ser "otro" en algún momento, mostrar o destacar atributos y virtudes, ocultar defectos y vicios. Todos quisiéramos salirnos del mundo en que vivimos, por un momento tele-transportarnos como en la ficción de "Viaje a las Estrellas". Pero siempre queremos volver al mundo al que pertenecemos. Hay algo muy duro y trágico en el exilio. Hay algo muy triste en deambular por las galaxias. Spock lo sabía y nos lo enseñó, del mismo modo que los judíos se lo hemos enseñado a la humanidad.


Purim es acerca de nuestra suerte, nuestro destino. Es acerca de cómo podemos hacernos cargo de nosotros mismos, aun con recursos dudosos. Es acerca de nuestro más primitivo instinto de supervivencia. Lo importante es saber que al final del día somos quienes somos, jugamos el rol que nos toca, y no los juegos que nos gustarían. Purim es nuestro lado niño y lúdico enmarcado en una historia nacional. Como probablemente "Star Trek" fue un sueño lúdico y fantástico de una toda una civilización. Por suerte podemos decir, como decía Spock, que nuestra vida ha sido larga y próspera. Qué mejor deseo.


LLAP!


Jag Purim Sameaj!

 

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