"Je suis Charlie"

Fui un gran admirador de "El Dedo" y luego "Guambia"; mucho antes de "Mafalda"; durante años seguí los "Dry Bones" del Jerusalem Post. Ojeo las caricaturas de Arotxa en El País de Montevideo. Pero no soy fanático de los comics ni las caricaturas, mucho menos políticas o ideológicas. No conocía a Charlie Hebdo. Sin embargo, hoy debo decir: "Je suis Charlie".

En castellano uruguayo lo traduciríamos "yo soy el Carlitos" que si obviamos a Carlos Gardel bien podría ser un cualquiera, una juan de los palotes. Es que por un lado no fueron "cualquiera" los asesinados, pero al mismo tiempo cualquiera puede ser víctima. Cualquier opinión expresada de la manera que sea justifica, para ciertas organizaciones, este tipo de acción.


Por eso prefiero no meterme con el Islam. Intuyo que es un fenómeno tan complejo y complicado que sería un atrevido si opinara o intentara entender. También porque soy judío, sionista, e israelí y por lo tanto camino por la vereda de enfrente y nos separa una calle más o menos ancha según quién transite el otro lado. Estoy seguro que hay musulmanes tolerantes y pacíficos; pero claramente están perdiendo su batalla, si es que la dan. Dicen que el Islam es una religión de vida y amor; será, pero les cuesta convencer a Occidente de ello.


Muchos están citando el poema erróneamente atribuido a Bertolt Brecht pero cuyo autor fue Martin Niemoller:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Resulta enormemente tentador asociar la tragedia de París con este poema contra el fascismo de la 2ª Guerra Mundial; es casi inevitable no esbozar una tímida e irónica sonrisa, aunque nos de vergüenza, y pensar: les tocó. Los judíos tenemos una cultura de persecución tan arraigada que los atentados, por terribles que sean, no nos sorprenden del todo. De alguna manera los estamos esperando, más tarde o más temprano: sea en una calle de Jersusalém o en un cementerio en Europa. A los judíos se los ataca. Para eso están los judíos.


Hace ya años que Europa es víctima del terrorismo en general y últimamente del Islam en particular. Una cultura xenófoba y expulsiva como la europea se ha visto verdaderamente invadida por una ola migratoria, legal e ilegal, que la desborda y la mina interiormente. Resulta irónico si es que no fuera tan, tan terrible. Son verdaderas invasiones bárbaras versión siglo XXI.


No sabemos cuáles serán las consecuencias del atentado del 7 de enero de 2015 en "Charlie Hebdo" en el mediano o largo plazo. Seguramente tendrá consecuencias prácticas en la seguridad pública y privada y consecuencias político-electorales, de agenda. También en ese sentido la experiencia de los judíos en general e Israel en particular es un ejemplo a seguir: precauciones que parecen ridículas, controles que parecen paranoicos, rutinas tediosas. En Israel todo el mundo sabe que no hay tal cosa como un paquete o bolso "solos", sin dueño; se debe denunciar de inmediato. Todo el mundo acepta que su bolso sea revisado al franquear cualquier entrada en un lugar público (banco, shopping, terminal de ómnibus). Más aún: la vida de los newyorkinos cambió para siempre en este sentido después del 9/11.


Será interesante ver cómo cambia la seguridad y el estilo de vida de los franceses en particular y Europa en general después del 7/1/2015. Lamentablemente el mundo tiende a igualarse en los peores sentidos: la (in)seguridad, el miedo, la ira, el extremismo.


Por último, en estas costas sería bueno que fuéramos entendiendo mejor a quienes acogemos. Aun cuando sean todos y cada uno inocentes y víctimas, provienen de lugares del mundo y conflictos que nos son ininteligibles. Por lo menos, no deberíamos opinar a la ligera.


Las víctimas de Charlie Hebdo no son ni palestinos ni israelíes. Son franceses de pura cepa de la más rancia izquierda progresista. El terror es terror, no discrimina. Ya no podemos decir "yo no soy tal cosa" porque al final a todos vendrán a buscarnos algún día. Es sólo cuestión de tiempo.

 

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