Facebook

El pasado 1º de enero el mundo celebró, en mayor o menor medida, el comienzo del año 2015 según el calendario gregoriano. Los chinos tienen su calendario, los judíos tenemos el nuestro; existen ene cantidad de calendarios en el seno de la humanidad.


Ese mismo día en Facebook aparecieron en mi muro dos "post": uno hacía referencia a la conmemoración del nacimiento de Simón Wiesenthal, que hubiera cumplido cien años; el otro hacía referencia al 10 de Tevet en el calendario hebreo, al ayuno mandatorio para ese día, y al recitado de "Avinu Malkenu" en los servicios religiosos.

Wiesenthal fue un famoso y tenaz perseguidor de criminales de guerra nazi; el 10 de Tevet es uno de los cinco ayunos del calendario hebreo: conmemora el comienzo del primer sitio de Jerusalém por parte de los babilonios.

Facebook refleja realidades. Por algo hay tanta gente dedicada a estudiarlo, a comprender las conductas humanas que lo rigen, y aprovecharlo como herramienta comunicacional. Facebook es el paraíso de los semiólogos. El contraste entre decenas y hasta centenas de saludos por el fin de año y los buenos deseos para el nuevo con los dos post de referencia no podía ser más llamativo. En medio de fotos, gráficas, colores, cielos y playas (asociados en estas latitudes al fin del año), cadenas de buenos deseos, dos buenos judíos nos recordaban nuestra singularidad.

Me viene a la mente el adjetivo "obsesivo", usado por Paul Johnson en su "Historia de los Judíos" en más de una oportunidad. Hay algo obsesivo en marcar la singularidad en medio de un evento que, como Año Nuevo, es un agujero negro: lo traga todo. Ya escribimos sobre nosotros los judíos y la Navidad: entre Janucá y algún otro recurso podemos mantener una cierta distancia y saber que, parafraseando a un amigo, es un cumpleaños que no celebramos; aunque podamos estar invitados. Pero Año Nuevo es excluyente.
Este contraste tan desproporcionado me provocó algunas reflexiones; estoy seguro que puede haber tantas como gente quiera ponerse a reflexionar sobre al asunto; o puede no ser un "issue", un asunto, en absoluto. Eso depende de cada cual.

El fenómeno que llamó mi atención habla del delicado equilibrio que significa ser judíos y vivir como tales. Siguiendo con la metáfora del agujero negro, cuánta fuerza podemos o queremos oponerle. Esto siempre que pensemos el tema como dos fuerzas opuestas; también podemos pensarlo como dos corrientes que corran en forma paralela. En algún punto, indefectiblemente, y al contrario de la definición de la geometría, esas paralelas deberán cruzarse. Cómo resolvemos ese momento.

También pensé en qué elementos tomamos de nuestra tradición, nuestro calendario y nuestras costumbres: Simon Wiesenthal y el 10 de Tevet tienen que ver con grandes tragedias del pueblo judío: históricas e irrefutables, terribles y determinantes. ¿Es ese el judaísmo que nos sostiene? Una vez más quiero proponer que el judaísmo perseguido construye memoria e identidad pero sacrifica creatividad y futuro.

En medio de la infinidad de "muros" y posteos que nos ofrece Facebook elijo, en estas fechas, quedarme con los buenos augurios para el nuevo año. Sé y me consta que quienes postearon tanto el aniversario de Wiesenthal como el 10 de Tevet suman también alegrías y construyen significados día a día, año a año. Pero los contrastes están para eso: para llamarnos la atención. El arte organiza la realidad en formas muy singulares; Facebook también. Ambos nos invitan a salir de nuestra zona de confort. Reflexionar.


¡Feliz 2015!

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