Limmud

En un mundo que tendemos a leer en forma binaria (blanco o de color, bueno o malo, caro o barato, lindo o feo), también el judaísmo puede mirarse, en forma simplificada, desde dos puntos de vista: del judaísmo hacia afuera, o desde el judaísmo hacia dentro. Nosotros y los otros, nosotros y nosotros. El panel que integramos en Limud Uruguay 2014 ("A taste of Limud") propuso comenzar a explorar ésta última opción: el judaísmo puertas adentro.

Qué nos ocupa y preocupa; qué nos divide, qué nos une; qué nos seduce y qué nos expulsa; qué nos conmueve y qué nos repulsa; qué nos interesa o qué nos fastidia; qué hacemos o no; qué decimos que somos o no somos.

Antes de avanzar con los aportes de nuestros panelistas, Sara P. de Winkowski y el Rabino Eliezer Shemtov, unas palabras respecto al otro punto de vista: nosotros y los otros. Este año 2014 que termina, o el año 5774 que terminó hace poco más de un mes, nos confrontó duramente con esta perspectiva. Nosotros y nuestro entorno, cómo el mundo nos ve, cómo el mundo nos juzga. Estuvimos profundamente conmovidos. Equiparamos, en este caso, judaísmo con Israel: cuando se habla de Israel como entidad política, o más específicamente sobre su gobierno, para denostarlo, criticarlo, y juzgarlo, se está tomando la parte por el todo. Pero todos sabemos bien que el uso metonímico del lenguaje es retórico, siempre apunta al objeto original, no a la parte mencionada.

En lo personal hace ya muchos años que he optado por la mirada hacia dentro. Tal vez los relativamente buenos tiempos que le ha tocado vivir a mi generación y la de mis hijos, donde los judíos estamos largamente emancipados, donde el antisemitismo no es oficial ni político en las sociedades donde vivimos los judíos, donde nos hemos podido desarrollar y prosperar en libertad e igualdad de condiciones, me hizo un poco ingenuo. Siempre creí que el antisemitismo y la Shoá, el discurso persecutorio, eran una excusa facilista para no afrontar el judaísmo puertas adentro: tanto desde nuestra riquísima tradición textual hasta nuestras debilidades y carencias como colectivo. La persecución nos une; la mirada hacia dentro tiende a fragmentarnos. Debo reconocer que este año sacudió las raíces de los árboles y junto con ellos cayeron muchas percepciones.


Aun así, como la historia demuestra que el antisemitismo vino para quedarse, armado con prejuicios y desinformación, elijo dar mi pelea puertas adentro. En especial porque sé que hay muchos que dan pelea hacia fuera. Creo que nuestro déficit está en no fortalecernos internamente, en no confrontar fraternalmente nuestras diferencias y opciones de ser judíos. Por eso me honra moderar este panel y sentarme junto a dos personas tan respetadas en su actividad. Sobre todo, dos personas coherentes y convencidas de sus posturas. Así, ubicado entre ambos, me siento en el lugar justo: he sido vehemente defensor de ciertas posturas, combativo y agresivo. Pero con el correr del tiempo me he dado cuenta de las profundas verdades que encierra cada postura así como de algunas de sus carencias o debilidades. Si bien me considero clara e inequívocamente un judío liberal, he abierto un lugar a la sabiduría rabínica, a una cierta "apática ternura hacia Dios" citando a Benedetti, y a una lectura y percepción judías de la vida.

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