Elecciones

¿Existe el "aprendizaje colectivo"? Una sociedad, ¿alcanza mayor sabiduría a través de sus experiencias colectivas? Más específicamente: los grupos que componen y dinamizan una sociedad, ¿aprenden, saben, conocen más una vez que se dan ciertas situaciones? O acaso somos víctimas de nuestra propia narrativa, ciegos a lo que mal llamamos "realidad", eso que existe sea o no verosímil para nosotros. Pasado el acto electoral presidencial y parlamentario en nuestro modesto Uruguay (en términos de contexto internacional) cabe preguntarse, pasados los momentos pasionales de triunfo o derrota, qué hemos aprendido.

 Como ciudadanos de un país, sería necio no reconocer "la realidad", queramos verla o no. Así como hay quienes eligen no transitar sus vidas fuera de ciertos barrios, hay quienes eligen refugiarse en sus "guetos de percepción". Así como uno elige vivir con alguien, en la medida de lo posible uno elige vivir con ciertos grupos sociales, demográficos. Es un derecho que se ejerce en sociedades libres. No obstante, podemos detenernos un momento para pensar más allá del hurgador de basura, del funcionario público, o de las fiestas exclusivas en las chacras. Más allá de la vida cotidiana en todos sus matices, ¿qué más sabemos hoy que no sabíamos hasta la madrugada del lunes?

Las preguntas planteadas son retóricas. Ameritan respuestas, por cierto, pero exceden el espacio y el propósito de estos editoriales. Sin embargo, son temas que nos conciernen y ocupan.

Cuando es elegido por amplia mayoría en ambas elecciones el presidente Obama en los EEUU uno va aprendiendo ciertas nuevas realidades de la sociedad estadounidense. Pese lo que le pese a FOX NEWS. Una sociedad de inmigrantes, con mayoría latina y afro-descendiente, tenderá claramente a votar este tipo de candidatos. Es una cuestión casi matemática, más allá de lo social, cultural, etc. Ciertos grupos étnicos y sociales superan claramente a otros que fueron tradicionalmente dominantes. En el seno del partido Republicano están teniendo claro que la única opción de ganar la Presidencia es proponer un candidato que "hable" a estos grupos.

Cuando se critica al "gobierno de Israel" y más concretamente a su actual Primer Ministro, Netanyahu, siempre hemos puntualizado que fue elegido democráticamente. A veces resulta difícil reconocer la influencia de la inmigración rusa o yemenita, así como el crecimiento exponencial de la población votante en Israel. La vieja sociedad mesocrática, austera y socialista de los primeros treinta años ha desaparecido para siempre; hoy es minoría. Por otro lado, la amenaza existencial permanente, las Intifadas, los cohetes en el sur y en el norte, las operaciones militares, todo ello contribuye a votar seguridad y prudencia frente a una supuesta ingenuidad y mayor capacidad de compromiso. Todo ello reforzado por un no-diálogo con un enemigo a su vez poco dispuesto. De modo que aun con el fenómeno Lapid, Israel sigue votando "derecha". Ni la opinión pública mundial ni los judíos del mundo votamos; votan quienes viven allí.


Amanecimos el lunes en un Uruguay que no esperábamos. Ni los profesionales en la disciplina de la opinión pública ni los simples ciudadanos más o menos comprometidos. La "opinión pública" fue muy otra que la realidad. La historia que nos queríamos contar se confirmó para algunos y fue un error grave para otros. En el campo de la especulación todos esperábamos otra cosa. Tanto triunfadores como perdedores. De modo que el "aprendizaje colectivo" propuesto al principio no es cuestión del lado que nos toque estar. Más bien, es intentar "leer" una vez más este texto llamado "Uruguay". Texto que leemos a diario, pero del cual somos, sobre todo, personajes en la trama.

 

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