Tikún

Uno se acostumbra a que se acumule el tiempo. Resulta más difícil acostumbrarse a que se acumulen los muertos. A un mes del inicio de la operación "Márgen Protector" en la frontera del Estado de Israel con la Franja de Gaza tanto el tiempo como los muertos desbordan cualquier previsión. Como en los meses de lluvia en la zona, los lechos de los ríos usualmente secos (wadis) no han podido contener el torrente; el tiempo del statu-quo ha dado lugar a treinta días que desbordan cadáveres. De un lado y del otro. Todo intento de contención (treguas), hasta ahora, han sido inútiles. La opinión pública mundial habla un idioma que los involucrados (Israel y Hamas) no pueden reconocer, mientras que el mundo no termina de entender los términos del conflicto.

Las recetas occidentales son meros eslóganes, expresiones de deseo, sin relación alguna con la realidad. Por eso el mundo sigue hablando y exigiendo, culpando y tergiversando, minimizando y exagerando, mientras que en las polvorientas llanuras de la extrema costa mediterránea los muertos siguen acumulándose.

Cada uno ve el conflicto desde uno de sus lados; difícilmente puede verse en forma equidistante. Todos parecen involucrarse, aun quienes nada tienen que ver con el asunto. La indiferencia y ecuanimidad que se aplica a otros conflictos en el mundo, donde también se acumulan cadáveres, no aplica cuando judíos son parte del asunto. El viejo patrón de medida antisemita, que parecía estar acumulando polvo en las estanterías, vuelve a ser la herramienta preferida para entender la causa de todos los males. Hasta los propios judíos nos habíamos olvidado de su existencia. A tal punto, que vociferamos indignados ante tanta injusticia y desinformación. So, what else is new?

Dejemos por un momento el asunto de cómo el mundo nos ve y nos juzga. Dejemos por un momento ese sentimiento perseguido que tan fácil y cómodo nos resulta. Obviemos el mundo y su opinión pública. Pensemos en nosotros puertas adentro: hagamos teshuvá y tikún olam, hoy más que nunca. No esperemos a Elul, bien podemos empezar ahora, en el mes de Av. Mes sombrío si los hay. No habrá destrucción de un tercer templo en un sentido literal, pero sin duda estamos inmersos en una batalla dura, cruel, literalmente "a muerte"; es tiempo de duelo y no sólo por Tisha Be'Av. Es tiempo de duelo por cada uno de los más de sesenta muertos de nuestras tribus y por los cientos de muertos entre nuestros contendores (por no llamarlos enemigos, que no todos lo son). Como pocas veces, este tiempo "entre las estrecheces" (bein hameitzarim) del calendario hebreo se hace actual; no precisamos de ayuno que nos lo recuerde, basta con mirar CNN Internacional cada noche. Hay un infierno en Gaza y sus alrededores, y nuestros hermanos están inmersos en él o al borde del cráter.

Una sensación de pesadumbre y tristeza ha embargado a mi familia. El whatsup, de ser una herramienta cotidiana y trivial, se ha convertido también en una caja de resonancia de angustias y miedos. Por extensión, asumo que toda familia judía en Israel y en el mundo está angustiada más o menos de la misma manera. El dolor y el duelo ha permeado en lo familiar y lo institucional. Aun en medio de alegrías, no podemos ser ajenos al dolor. Como nos enseñara el Rabino Ariel Kleiner de la NCI de Montevideo, cuando bendecimos el vino podemos derramar dos gotas (como hacemos en Pesaj), porque no hay alegría completa cuando hay muerte en el entorno.

Cuando lleguemos a Iom Kipur en exactamente dos meses tendremos no sólo mucho perdón que pedir sino muchos muertos que recordar. Cada "bidui" (acto de confesión pública) será más que nunca un golpe directo sobre el corazón. Nuestra tradición ha hecho de la capacidad de reparar uno de sus pilares. Para reparar conflictos también el otro tiene que encontrar su manera de hacerlo; ambos lados deben golpearse el pecho en forma genuina. Prefiero, elijo, no hablar del otro; tengo suficiente con nuestro pueblo. Crisis como ésta deberían ser oportunidades para nuevas alternativas, para agudizar aún más el ingenio y la creatividad en busca de soluciones y opciones que no supongan derramamiento de sangre. Cuando la Torá nos habla del "extranjero que mora entre nosotros" no dice lo que él debe hacer, sino lo que nosotros debemos hacer con y para él. La obligación es nuestra.


Quiero creer que cuando hagamos "Avdalá" al final de Iom Kipur estaremos también diferenciando un tiempo de guerra y muerte con un tiempo de vida y esperanza; sí, la misma esperanza que renovamos en cada Día del Perdón, esta vez mucho más necesaria. Si hubiéramos escuchado a la opinión pública durante nuestros tres mil largos años de existencia difícilmente hubiéramos llegado hasta nuestros días; los otros pueblos nunca vieron muy clara la necesidad de un pueblo judío. Hemos sido nosotros quienes creamos nuestra razón de ser, nuestro porqué en el contexto de las demás naciones. De modo que preocupémonos un poco menos de pintadas antisemitas y condenas de gobiernos serviles; nada ha cambiado en el mundo. Mientras que los hijos de nuestros hermanos luchan y mueren por nuestra supervivencia física, hagamos nosotros lo necesario por llenar de significado, relevancia, y luz toda esa lucha.

· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos