After Pesaj

Si como dijimos la semana pasada, ser judío supone asumir ciertos signos y señales, cuáles, cómo, y cuándo son algunos de los parámetros que definen nuestro ser judío. No en términos de “calidad” de judío sino en términos de “naturaleza”. Cuanto más, en forma más detallada y profunda, y más frecuentemente asumamos el sistema que el judaísmo propone, nuestra naturaleza judía estará más presente ocupando más tiempo en nuestra vida; algunos dirán que será una vida mejor, pero no es nuestra postura: aquello que ocupa demasiado tiempo tampoco deja lugar a otros aspectos relevantes de la vida. Pero sin duda hay una relación directa entre la naturaleza judía de una persona o familia y su apego al calendario hebreo, lo cual a su vez supone una serie de acciones y no acciones que determinan su conducta, sus vínculos, en fin, su ser. 

Muchos de nosotros elegimos asumir signos y señales como judíos en ciertas épocas del año; algunos incorporan una frecuencia semanal en alguna instancia del Shabat. Como escuché alguna vez, hay un “festín” de opciones para tomar, cada uno de nosotros elige, es libre para hacerlo. Si de libertad se trata, Pesaj parece ser la festividad apropiada. Por eso los días de Rosh Hashaná y Iom Kipur se convierten en la “alta temporada” de la vida judía. Pocos toman en cuenta los cincuenta días del Omer que comenzaron la segunda noche de Pesaj y finalizan en Shavuot, por ejemplo; del mismo modo, nadie parece tomar nota que de la libertad de Pesaj –bastante reglada, por cierto– transitamos rápidamente a la norma, la Ley. No sólo transitamos, sino que contamos cada día; más signos y señales.

Pesaj nos ha recordado nuestra naturaleza judía, nos ha inscripto dentro de la narrativa a la que pertenecemos. Por medio del texto, por medio de la comida, sentimos que somos parte de una tradición milenaria. Pasado Pesaj la mayoría de nosotros continúa transitando su vida normal y emancipada donde la experiencia judía queda relegada a vaya uno a saber qué plano… Si para el sabio Hillel en los albores de la era común, donde bullían las necesidades religiosas y espirituales de la humanidad, alcanzó con una frase para definir la Torá (o el judaísmo), “no hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti”, (Shabat 31a), no seremos nosotros quienes aboguemos por más y “mejor” judaísmo; suscribimos a la idea de que ser judío es sobre todo el sentimiento de ser parte expresado en momentos como Pesaj o Iom Kipur; el resto, como dijo Hillel, “es comentario; ve y estudia”. Al día de hoy, finalizando este Pesaj, parece ser un consejo vigente y válido.

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