Reflexiones de una Marcha

altEl 2 de mayo de 2011 se llevó a cabo un recordatorio más del Holocausto a través de una nueva Marcha por la Vida, en la cual cerca de diez mil personas marchamos desde las puertas de Auschwitz hasta el campo de concentración y exterminio de Birkenau, esta vez no camino a la muerte sino en celebración de la vida. Como guía en Polonia para jóvenes latinoamericanos, esta no fue mi primera vez en Polonia ni mi primera vez en Marcha por la Vida. Luego de una nueva visita al lugar donde el hombre cometió uno de los peores crímenes en la historia, y siendo en esta etapa de mi vida la última visita de los próximos años, quisiera compartir algunas reflexiones con ustedes.

Desde mi primera visita a Polonia seis años atrás, la discusión sobre estos viajes continúa firme y la pregunta si se debe o no viajar está presente. La pregunta es: ¿viajar o no viajar? Y si la respuesta es viajar, entonces ¿viajar para qué?

Por qué no viajar a Polonia

Contrario a varios programas e instituciones que organizan y promueven los viajes a Polonia, hay dos elementos centrales que, en mi opinión, deben ser excluidos de estos viajes.

En primer lugar, viajar a Polonia para reforzar el nacionalismo judío es no solamente negativo sino peligroso. Fue, entre otras cosas, el nacionalismo extremo el que llevó a la guerra y al Holocausto. Viajar a Polonia y visitar los lugares donde se produjo el exterminio de millones de seres humanos con el objetivo de generar nacionalismo es inmoral. Educar a jóvenes en el mensaje que el mundo nos odia, siempre nos ha odiado, y la única respuesta es encerrarse en uno mismo, ser fuertes y golpear antes de ser golpeado ya que el objetivo final del mundo es nuestra desaparición; no sólo es históricamente falso sino que es promover lo que el estudio del Holocausto pretende rechazar y debería rechazar.

Uno de los fenómenos más interesantes y dañinos que he visto en mi corta experiencia en estos viajes es el fuerte sentimiento anti polaco presente en muchos adolescentes que viajan, a pesar de que no conocen en lo más mínimo la historia de Polonia, la historia judía en Polonia y el Holocausto. A tal punto llega este sentimiento que uno percibe a veces la sensación de que fueron los polacos y no los alemanes los responsables por el Holocausto. Muchas líneas se han escrito sobre las relaciones entre el judío y el no judío en Polonia. Las relaciones fueron siempre complejas y difíciles, pero en palabras del historiador Guershon Hundert: "…la historia de los judíos en Polonia es una historia de luz y no oscuridad, de vida y no de muerte. Si uno debería elegir una sola palabra para reflejar la experiencia de los judíos en Polonia esta debería ser vitalidad – y una incesante e intensa sensación positiva de identidad judía…" A pesar de los pogromos, del antisemitismo y la persecución, la vida judía en Polonia fue una vida de creatividad y progreso constante que llevaron a que los judíos sean una parte indivisible de la historia polaca. A pesar de todo esto, muchos de los jóvenes que llegan a Polonia y muchos más de los que vuelven de Polonia, mantienen una imagen simplista por la cual todo polaco fue y es antisemita y responsable por comisión u omisión del crimen nazi. Esta situación se hace más interesante todavía cuando la misma reacción o sensación no ocurre hacia Alemania, pero esta discusión es para otro blog.

Un segundo elemento el cual no debería ser un objetivo de estos viajes, es utilizar el Holocausto para generar y fortalecer la identidad judía. Si el fortalecimiento del nacionalismo judío y la generación del sentimiento anti polaco son más sutiles y existe una mayor oposición al respecto; en relación a trabajar identidad judía en estos viajes las posiciones a favor son más abiertas y extensas.

El tema de la identidad judía, en especial relacionado a jóvenes de la diáspora, es un tema difícil y complejo el cual más de una institución no sabe y/o no quiere ahondar. Trabajar la identidad judía implica elevar preguntas difíciles y tomar posiciones que no son fáciles de mantener. Por ejemplo qué posición tomar en relación a los casamientos mixtos: ¿los vemos como un proceso natural de integración, como algo negativo que hay que combatir, como forma de incluir nuevos miembros a la comunidad? Hablar de identidad judía es hablar de temas difíciles que muchos prefieren obviar. ¿Cuál es la respuesta? Enviemos a los jóvenes a Polonia y que el Holocausto haga su trabajo. Como indicó Sartre (a pesar de su extensa lucha contra el antisemitismo), es el antisemitismo que termina definiendo al judío. Definir la identidad judía a través del antisemitismo y utilizar al Holocausto para esto es peligroso y denota una falta de compromiso, responsabilidad y creatividad sobre el tema. Así como es equivocado pero fácil definir la identidad judía exclusivamente a través de la religión, lo es también definirla a través del antisemitismo.

Por último, considero que es un error viajar a Polonia como sustitutivo del estudio del Holocausto y la historia judía. Muchos parecieran decir antes, durante y después del viaje: "viaje a Polonia ergo conozco la historia judía de Polonia y por supuesto soy un experto en Holocausto". Es obligación nuestra, de los guías, y principalmente de los organizadores de estos viajes afirmar que viajar a Polonia no es sustitutivo de estudiar, de sentarse y leer. Es nuestra obligación que nuestros alumnos comprendan que la historia no se aprende a través de fotos o testimonios, los cuales son muy importantes, pero que sin la lectura de la macro historia, estos pierden gran parte de su valor.


Por qué sí viajar a Polonia

En el lugar donde, en mi opinión, ocurrió el más terrible crimen cometido por el hombre contra el hombre, es una buena oportunidad para trabajar valores. Realzar los valores universales, nuestro compromiso con el prójimo, analizar cómo hombres comunes se convirtieron en asesinos en masa, y al mismo tiempo rescatar las diversas historias de vida que ocurrieron durante el Holocausto.

Es una buena oportunidad para realizar una introspección y hablar sobre nuestros prejuicios, racismos, e intolerancias, tanto a nivel personal como en nuestras sociedades. El profesor Yehuda Bauer dice que el Holocausto puede ser un precedente o una advertencia: precedente en el sentido de que el Holocausto se convierte en ejemplo para futuros crímenes aunque estos sean de menor magnitud; o advertencia en el sentido de que el Holocausto es una alarma constante que nos hace luchar contra todo crimen cometido contra el hombre. Considero que el viaje a Polonia debería ser un espacio para transformar al Holocausto en una advertencia.

Lamentablemente, la historia posterior al Holocausto nos muestra que más que una advertencia, el Holocausto ha sido un precedente: las guerras diversas, las dictaduras en Latinoamérica, la opresión total de los regímenes soviéticos en el este europeo (Polonia es un buen lugar para hablar de esto), los genocidios en África, etc. Viajar a Polonia debería ser un espacio no para alabar y reforzar nacionalismos y particularismos sino todo lo contrario. En palabras del poeta cubano José Martí: "…todo hombre verdadero debe sentir en su mejilla la bofetada que se da en la mejilla de cualquier otro hombre".

Sumado a esto, Polonia es un excelente lugar para hablar de la pluralidad y la heterogeneidad judía, principalmente en una época donde muchos pregonan y luchan para imponer la homogeneidad judía. Como ejemplo quisiera compartir con ustedes lo que me ocurrió en el cementerio de Varsovia donde comenzó mi último viaje.

Junto a un grupo de jóvenes argentinos, antes de comenzar la visita les pedí que me  describieran cómo ellos se imaginaban a un judío de Varsovia previo a la guerra. La respuesta casi unánime fue una descripción de un judío ortodoxo jasídico. Sin embargo, cuando uno visita el cementerio uno se encuentra con personajes como Zamenhof, Balaban, Y.L. Peretz, Rajel Kaminska, Marek Edelman y otros bundistas, junto a judíos ortodoxos. Esto muestra no sólo la riqueza y variedad de la comunidad judía de Varsovia sino que reafirma la presencia de miles de voces diferentes dentro del pueblo judío que van de la religiosidad a la anti religiosidad, pasando por la cultura, el teatro, la academia, etc. Si, a pesar de todo, insisten en traer el tema de la identidad judía a este viaje, creo que no hay mejor lugar que el cementerio judío de Varsovia para hablar de esto, y mostrar las variantes posibles de vida judía.

En definitiva…

No considero que todo joven judío o no judío debería obligatoriamente viajar a Polonia. Creo que es una experiencia fuerte y es una decisión difícil de tomar, no sólo a nivel personal sino también a nivel institucional. Si al final del proceso deciden viajar, creo que la decisión de hacerlo debería no ser por inercia ("todos los años un grupo viaja, este año es mi turno") sino que debería ser una decisión consciente y revisada año a año. Las preguntas de por qué viajar y para qué viajar deben surgir antes de la decisión de hacerlo. Debe haber una adecuada preparación tanto de contenidos como a nivel psicológico, en especial cuando hablamos de adolescentes.

Mi experiencia en general ha sido positiva, en especial esta última experiencia en Polonia. A pesar del cinismo y el pesimismo de muchos en relación a los jóvenes de hoy en día, he tenido la suerte de trabajar con un grupo de alto nivel y principalmente con una enorme curiosidad y sed de saber. Este grupo estaba abierto a nuevas ideas, nuevos enfoques y con una enorme voluntad de aprender. Indudablemente esto ha hecho que mi trabajo sea más fácil y mucho más interesante.

Si luego de todo este proceso de reflexión llegan a Polonia, disfruten del viaje y celebren la vida. La primera vez que viajé a Marcha por la Vida y vi a miles de jóvenes en Birkenau en una atmósfera de festival me chocó, pero luego de unos minutos de pensar, consideré que en un lugar donde hubo tanta muerte es bueno que se celebre la vida, con respeto sí, pero celebrando la vida.


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