El error de Amos Oz

La nostalgia tiene un efecto adverso en la memoria de Oz; coloreando el pasado económico de Israel con matices de rosado a pesar del hecho que el color prevaleciente era gris oscuro.

Hasta esta semana no sabía que Israel fue una vez un paraíso.  Eso fue durante los primeros 30 años en que fue establecida.  “La pobreza no era un problema agudo… Los que trabajaban ganaban lo suficiente para que ellos y sus familias pudieran llevar una vida modesta pero respetable”, el escritor Amos Oz afirmó en el Haaretz del martes.  Oz continuó hablando nostálgicamente del magnífico pasado, agregando que ésta fue una sociedad igualitaria en la cual los nuevos inmigrantes, los refugiados y aquellos que vivían en los campamentos de tránsito recibieron educación, asistencia para su salud y viviendas estatales.  Sin embargo, afirmó, “todo eso ha sido destruido en los últimos 30 años, a medida que los gobiernos capitalistas alentaron e inflamaron las leyes de la jungla económica”.

El único problema de esta descripción idílica es que no es correcta.  Porque la nostalgia es mala consejera. Colorea el pasado con fuertes líneas de rosado a pesar del hecho que el color prevaleciente era el gris oscuro.  Los primero 30 años después del establecimiento del estado fueron años difíciles, años de pobreza y escasez, discriminación étnica y un estándar de vida bajo.  Es una suerte que ya no estemos ahí. 

Hasta hoy en día recuerdo cómo cada mañana nuestro vecino iba en bicicleta desde del norte de la calle Ibn Gvirol en Tel Aviv a su lugar de trabajo en Iafo porque no tenía tan siquiera dinero para el ómnibus.   ¿Quién tenía un auto entonces? ¿Quién salía a comer a un restaurante? ¿Quién soñaba con viajar al exterior? Solamente los activistas políticos.  En una etapa posterior, cuando comenzaron los viajes al exterior, el tour más asombroso no era el del Louvre sino un supermercado local para ver la abundancia de comida, la diversidad de colores –mientras que nosotros solamente teníamos pasta de dientes Shenhav, café instantáneo Elite y fideos Osem en nuestros estantes.

Oz escribe: “y casi todas las mujeres y hombres trabajaban”.  ¡Ni siquiera eso es correcto! Porque para poder trabajar durante esos felices años, había que tener un libro rojo de membresía de la federación de trabajo de la Histadrut.  Y la sociedad igualitaria de Oz distribuía hermosos apartamentos a mitad de precio sólo a “aquéllos cercanos a nosotros” mientras que en los vecindarios de bajos ingresos la gente vivía en condiciones terribles.

¿Educación para todos? ¿De dónde sacó eso? Había educación excelente con buenos maestros para la elite ashkenazi, pero las “maestras” que eran enviadas a los barrios pobres y las ciudades en desarrollo no eran nada más que soldados femeninos que habían completado el liceo y que no podían mantener una clase en silencio por más de cinco minutos aunque su vida dependiera de ello.

¿Asistencia para la salud? Eso también es un mito.  Después de todo hasta que fue introducida una reforma por uno de los  anteriores presidentes de la Histadrut, Jaim Ramon, a comienzos de los ’90, había alrededor de 250.000 personas que no tenían un seguro de salud porque no eran miembros de la Histadrut.  Sólo en 1994 recibimos una ley nacional de salud y ahora todos pueden recibir atención médica aún si no trabajan en absoluto, no pagan un céntimo y tienen 10 hijos.  Y esto sucedió en los últimos 30 años, no en los primeros. 

Una vez, hace tiempo, podías consumirte en la pobreza y entonces un representante de las autoridades de bienestar con una expresión grave vendría a visitarte y quizás te dejaría unos céntimos.  Pero en los últimos 30 años ha habido subvenciones para niños que todos reciben y también hay un seguro suplementario para aquéllos que no ganan lo suficiente – algo que no existía en absoluto en el paraíso de Oz.  Es inconcebible que Oz no recuerde la revuelta de los Panteras Negras al comienzo de los ‘70.

Nuestra suerte fue que nuestros patriarcas fundadores a pesar que vinieron de la revolución socialista en Europa, comprendieron que a la larga el socialismo conduce a la pobreza y la necesidad, y se corrieron a la economía de mercado después de un tiempo relativamente corto.  Este proceso, que todavía está en curso, nos salvó.  Nuestro estándar de vida subió dramáticamente en los últimos 30 años.  Se permitieron las importaciones y la selección aumentó mientras que los precios bajaron.  De una economía cerrada y atrasada basada en la exportación de naranjas, nos convertimos en exportadores de “hi tech” a la vanguardia de la tecnología.

Pero claro está que la situación no es perfecta.  Las diferencias son demasiado grandes y necesitan ser corregidas.  Esto es así porque la economía de mercado requiere regulaciones enérgicas  y una constante preocupación por velar por los elementos más débiles de la sociedad.  Por lo tanto es bueno que la protesta de las carpas haya estallado.

Para poder mejorar la suerte de la clase media, el gobierno debe resolver los problemas con los monopolios y cárteles, los grandes comités de trabajadores, los magnates que controlan demasiado a la economía, el exagerado presupuesto militar y los locos impuestos que se aplican a los productos alimenticios.  También tiene que ponerle freno a los que tienen excesivos derechos – los ultra ortodoxos y los colonos.

En cuanto al último punto, no hay nadie que esté más de acuerdo con lo que Amos Oz dijo.

Fuente: www.haaretz.com.
Traducido por Ría Okret


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