Primavera árabe al estilo europeo

altNo es la plaza de la Liberación o Tahrir de Egipto, tampoco es la Puerta del Sol en Madrid sino el Boulevard de Rothschild en Tel Aviv, donde se agolpan tiendas de campañas con cientos de jóvenes israelíes indignados con la política de “Bibi”, como se conoce a Netanyahu. Aproximadamente unas 100.000 personas tomaron las calles de todo el país en protesta por un cambio en la política social y económica que está llevando a cabo el Ejecutivo del país. La gota que ha colmado el vaso se formó por Facebook, donde una joven estudiante desahuciada de su vivienda llamó la atención para organizar este quebradero de cabeza tanto para el gobierno en el poder como para la oposición.

En todo el país, por lo tanto se han creado campamentos, donde los activistas quieren llamar la atención sobre la situación extrema que se vive con las viviendas. "No podemos alquilar casas a los precios que hay actualmente. La mayoría están en manos de los ricos", dice Rona, acampada en una de las tiendas que varias decenas de jóvenes han montado. La mayoría de los indignados son estudiantes universitarios y jóvenes profesionales de la clase media que no pueden conseguir una vivienda en sus ciudades de trabajo, como Tel Aviv o Jerusalén por el precio tan elevado, que se ha disparado en los últimos tres años. Este domingo salieron 30.000 manifestantes por las calles de Tel Aviv, pidiendo el cese del primer ministro Netanyahu. Entre las consignas que jaleaban se podía oír, “Mubarak, Netanyahu”.

La situación económica del país no está tan castigada como la de los restantes países europeos o incluso americano, sin embargo el Ejecutivo no cumplió su promesa de construir 10.000 nuevas viviendas para los estudiantes y últimamente se ha experimentado un incremento de precio en los alimentos lácteos, la gasolina y la vivienda, cuyo coste se ha disparado en un 250% en ciudades como Tel Aviv. La atención sanitaria también ha ido perdiendo en calidad, por ese mismo motivo se manifestaban junto a los jóvenes universitarios, los médicos. ¿Es esto un contagio por imitación o realmente se enfrenta Israel a una crisis como ya estamos acostumbrados a ver en otros países?

El peor escenario lo plantean los dos tercio de la población pobre, que aun teniendo un buen trabajo se sitúan en el umbral de la pobreza. Un ejemplo de ello es un matrimonio ambos con empleo (diseñador grafico e ingeniero) con un hijo, que no pueden subsistir en Tel Aviv, tanto por los precios del mercado inmobiliario como de alimentación. A los recortes sociales se les ha unido un incremento de los impuestos que imposibilitan a la población continuar tal como lo hacían hace unos años atrás. Las acciones que se hacen denominar “movimiento de la ciudad de las tiendas o carpas”, se ubicaron a lo largo del Boulevard de Rothschild, frente al Museo de Tel Aviv, donde se concentraron para leer algunos manifiestos, en busca de una solución a la escasez de viviendas. Entre las peticiones que formularon se pedía la dimisión del primer Ministro.

La clase media está remitiendo a un paso acelerado y en este caso no se trata de jóvenes sin estudios o trabajo, es decir, no es el caso como por ejemplo en España, donde muchos jóvenes abandonaron sus estudios, para irse a trabajar a la construcción mientras duró el boom inmobiliario. Al finalizar este, se vieron sin empleo, sin estudios, sin dinero y algunos con unas deudas a las que no pueden hacer frente. El caso israelí es distinto, vemos a jóvenes universitarios, que cumplieron con su servicio militar obligatorio, sus estudios, y que tienen un trabajo con unos sueldos mediocres que no les permiten vivir dignamente. ¿Podría la clase media israelí liderar una revolución nacional?


A pesar de encontrarse en una situación más privilegiada en comparación a otros jóvenes en la vieja Europa, no le ven salida al problema ni futuro, a pesar de ser  ellos los pilares de la sociedad. En Israel se está ejecutando el mismo proceso de destrucción, como en todos los países occidentales industrializados. ¿Acaso pensaban, que no iban a ser afectado por todos los cambios que se están generando? Vivimos en un mundo globalizado, donde todos dependen de todos y donde una rotura del eslabón, supone un efecto dominó para todos los componentes. Tal vez era solo cuestión de tiempo, para que se produjera esta “primavera árabe al estilo europeo”, con la esperanza que sucedan los mismos cambios que se han generado en otros países vecinos del Medio Oriente.

Se puede ver un paralelismo entre la forma de organizarse o los motivos que han llevado a cabo estas protestas, con otros países árabes. Justicia social o un cambio político es igualmente demandado por estos jóvenes como lo fue en su día por ejemplo en Túnez o Egipto. La ira y la frustración también han invadido a las personas mayores, que se han unido al movimiento de solidaridad, para protestar en contra del alto coste de vida en Israel. Aparte de los mencionados se le han incorporado del mismo modo, organizaciones de mujeres, trabajadores sociales, grupos de jóvenes políticos y personas con problemas similares. En el grupo organizado por Facebook se han contabilizado 4.200 miembros que participarían a principio de agosto en una huelga general. Su fundador escribe lo siguiente: “Tengo 36 años, casado y con un hijo de un año y medio. Me compré un apartamento en Guivatayim con una hipoteca a 30 años. Este lunes primero de agosto no voy a ir a trabajar. Voy a la huelga. Estoy en huelga porque estoy cansado, no puedo continuar así, yendo al trabajo como si todo estuviera en orden, como si con mi trabajo duro le pudiera ofrecer a mi familia una vida digna". Luego continua su relato: “No hay clase media”.

Israel dispone de suficientes viviendas construidas que son a su vez compradas por especuladores para venderlas a un precio desorbitado. Por todas partes se visualizan anuncios ofreciendo la venta de esos apartamentos. Bienes que están dirigidos a clientes extranjeros (estadounidenses, europeos y rusos), que van y vienen a Israel por el atractivo clima mediterráneo y su estilo de vida occidental. La revolución que se está generando le ha cogido al gobierno con la guardia bajada y la clase política no sabe muy bien cómo lidiar con los manifestantes del campamento. Algo se ha acumulado durante muchos años y ha estallado sin que nadie lo viera en el visor del radar.

Algunos jóvenes israelíes y familias jóvenes viven en condiciones miserables, en pequeñas habitaciones por las que pagan unos alquileres exorbitantes. Pero se trata de algo más que de una vivienda, se trata de tener una perspectiva de futuro y una vida digna. Son personas de todas las áreas, de distintas orientaciones políticas, seculares y religiosos, árabes y judíos. Demandan una oportunidad de vida, un trabajo decente que pague unos sueldos que les permita llevar un nivel de vida normal.  Mientras tanto, comienzan las primeras bajas en el Gabinete de Netanyahu. En primera instancia ha dimitido el director general del Ministerio de Hacienda, Haim Shani, por desavenencias con el ministro Steiniz. ¿Algo está cambiando?



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