Entrevista a Santiago Kovadloff

Santiago Kovadloff (Buenos Aires, 14 de diciembre de 1942) es ensayista, poeta, traductor de literatura de lengua portuguesa y autor de relatos para niños.

Se graduó en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid. Es miembro correspondiente de la Real Academia Española, miembro de número de la Academia Argentina de Letras y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
Se desempeña profesionalmente como profesor privado de Filosofía y conferencista. Es colaborador permanente del diario La Nación de Buenos Aires.
Su obra literaria incluye los siguientes títulos:
Ensayos: El silencio primordial, 1993; Lo irremediable, 1996; Sentido y riesgo de la vida cotidiana, 1998; La nueva ignorancia, 2001; Ensayos de intimidad, 2002; Una biografía de la lluvia, 2004; Los apremios del día, 2007; El enigma del sufrimiento, 2008 y El miedo a la política, 2010.
Poesía: Zonas e indagaciones, 1978; Canto abierto, 1979; Ciertos Hechos, 1985; Ben David, 1988; El fondo de los días, 1992; Hombre en la tarde, 1997 y Ruinas de lo diáfano, 2009.
Relatos para niños: República de evidencia, 1993; El tobillo abandonado, 1994; Agustina y cada cosa, 2001; Natalia y los que luces, 2005 y La vida es siempre más o menos, 2005.
Traducciones: es suya la primera versión completa al castellano del Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa (2000). Asimismo, es autor de la traducción de Ficciones del Interludio (2004), del citado Fernando Pessoa. También tradujo textos de los poetas brasileños Carlos Drummond de Andrade, Manuel Bandeira, Ferreira Gullar, João Cabral de Melo Neto y Murilo Mendes, entre otros.
Ha vertido al portugués canciones de Joan Manuel Serrat y uno de los espectáculos del conjunto argentino Les Luthiers.
Con Marcelo Moguilevsky y César Lerner integra un Trío de Música y Poesía.
Obras suyas han sido vertidas al portugués, al francés, al alemán, al italiano y al hebreo.
En 2010 la Academia Argentina de Periodismo le otorgó su Pluma de Honor por la tarea que desarrolla en la prensa escrita.



La diáspora en la lectura de Levinas

Después de la creación del Estado de Israel uno de los interrogantes filosóficos y sociales más interesantes que surgieron en el mundo judío es el significado de la diáspora. Históricamente la diáspora fue una fatalidad si exceptuamos la lectura judeo-ortodoza para la cual la diáspora es una necesidad. Para quienes no nos identificamos con una lectura ortodoxa estricta la diáspora fue una necesidad impuesta por circunstancias históricas tan eminentes como las religiosas. Es decir que las religiosas no fueron las dominantes en esta lectura no ortodoxa. En consecuencia la creación del Estado de Israel introdujo una variable inédita en la historia del judaísmo que es la de terminar con la diáspora, es decir escapemos al terreno de lo ineludible por la vía de la adopción de la identidad israelí. Israel recibió inmenso y entusiasta apoyo de la diáspora, pero mucho más apoyo entusiasta que inmigrantes.  Es decir que los judíos en su inmensa mayoría optaron por vivir fuera de Israel. La fatalidad o lo ineludible de la dispersión había perdido sentido en la medida que existía la opción de la libertad de ganar una identidad nacional judía. Si se puede elegir ya no se está obligado a estar en la diáspora. Esta tiene sentido como una instancia de lo ineludible. De manera que esta instancia desaparece en la medida que Israel existe. Aún cuando no se opte por la identidad israelí, desaparece la noción de lo diásporico como identidad de lo ineludible. ¿Dónde están los judíos que no están en Israel y a mi entender ya no están en la diáspora? Uno de los pensadores contemporáneos que intentó abordar el significado de identidad judía tras la creación del Estado de Israel sin renegar del concepto de lo diásporico fue Emanuel Levinas que está entre los primeros pensadores de la diáspora que tras la creación del Estado judío se pregunta por el porvenir del judaísmo, tanto en Israel como fuera de Israel. El diagnostico, en primer lugar muy exigente, el dice que fuera de Israel el judaísmo no tendrá porvenir si no se reaprende hebreo y se vuelve a estudiar lo judío desde la lengua hebrea. El estima que esto difícilmente ocurrirá. Por lo tanto implícitamente nos dice que el porvenir del judaísmo en lo que él llama la diáspora está muy comprometido. A Israel el le exige que reconcilie la política con la religión para que la política sea un ejercicio del mandato religioso judío fundamental que es la justicia. El entiende que Israel no puede ser un Estado como los demás en la medida que debe permitir que la vida privada y la vida pública de los judíos se reconcilie en Israel en el marco de la tradición judía, cosa que en el mundo occidental y en la diáspora en general ya no era posible porque a partir de la revolución francesa lo público y lo privado quedaron escindidos. Se podía ser judío en la vida privada pero en la vida pública se es un citoyen.  Él le pide al judaísmo Israel que reconcilie lo privado y lo público haciendo del judaísmo el eje vertebrador de la realidad israelí en términos del cumplimiento de un mandato profético. El empieza a escribir sobre estas cuestiones aproxidamente en 1951, tres años después de la fundación del estado de Israel y a lo largo de 15 años el sigue escribiendo distintos ensayos y notas sobre la cuestión judía en la diáspora de Israel. Todos esos textos están reunidos posteriormente en lo que se llama "La difícil libertad".

"El otro" en el pensamiento de Levinas


En lo que refiere a Israel la idea del rostro y del otro están muy presentes porque entiende el que la política en Israel debe ser el despliegue y el cumplimiento de un acto de solidaridad con el prójimo que está en la base de la práctica política. El advierte que Israel se va desviando de este sustrato ontológicamente judío para convertirse en una sociedad secular. El exige religiosidad y más aún firma siguiendo  a Martin Buber, Israel no puede ser un estado como los demás.

EL concepto de "trascendencia" en Levinas


Para Levinas la trascendencia se cumpliría en la diáspora mediante un acceso básico a la lengua hebrea que es la que permitiría salir de lugar de fuerte secularización. En el caso de Israel mediante la reconciliación de la vida pública y privada sobre los momentos religiosos de la tradición judía.

El destino de las religiones, más específicamente de la religión judía

En Levinas el porvenir del judaísmo es indisoluble de la religiosidad, así como en Buber, pero por religiosidad ellos no entienden una práctica litúrgica determinada sino una práctica intelectual determinada. Tiene que ver con el lugar del estudio en la construcción de una identidad judía. La tarea del judío es ser un exegeta. Se entiende entonces que el porvenir del judaísmo está muy comprometido, que los judíos afectados por una fuerte secularización se han ido inclinando hacia el gerenciamiento del judaísmo y no hacia el estudio. Hoy al frente de las entidades judías hay empresarios y no rabinos e intelectuales. La adaptación a estos tiempos implica una agonía que lleva al exterminio.

La creencia


Ninguno de los dos es un creyente en el sentido de la práctica litúrgica convencional, me refiero a Buber y Levinas. Los dos entienden que ser judío es consagrarse al prójimo, tanto en el orden comunitario como en el orden dialógico. Fuera de ese espacio de judaísmo tienen una subsistencia retórica.

El futuro


Yo creo que ante todo la diáspora ha dejado de existir, es una teoría personal con cuyas consecuencias estoy dispuesto a cargar. Yo creo que no hay judaísmo, sino judaísmos, que uno de ellos es el argentino o el rioplatense, porque es muy difícil distinguir entre la práctica judía argentina-uruguaya. Me parece a mí que hay judaísmo, que Israel es una de las configuraciones posibles de los judíos y que su centralidad sólo tiene relieve si hablamos de lo político, en lo cultural no tiene centralidad, sólo tiene protagonismo. También creo que el judaísmo argentino en particular es un judaísmo de gran riqueza intelectual, desoídas por las instituciones judías centradas en otras temáticas como el antisemitismo. Nuestras instituciones no estudian a nuestros pensadores. La vitalidad del judaísmo se puso de manifiesto en muchos momentos. Se puso de manifiesto en los años de dictadura militar, se puso de manifiesto a través de la producción literaria musical y científica muy interesante con fuerte participación judía y con un rasgo judío que es la capacidad de explorar lo problemático. Eso ha vitalizado mucho a la política argentina, creo que en este momento hay indicios de esto. Personalmente no creo que estemos condenados a desaparecer mientras el judaísmo sea una pasión y no simplemente una práctica ciega. El riesgo más profundo que amenaza al judaísmo es el riesgo a la indiferencia.

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