El gobierno de derecho debe primar por encima de Israel

Hace pocos días se encendió una luz roja en Jerusalem. No fue la primera vez…pero fue especialmente fuerte y explícita. A raíz de la detención por unas horas del Rabino Dov Lior de Kiriat Arba, bajo sospecha de incitación a la violencia al haber apoyado un polémico libro de reglas religiosas sobre comportamiento en guerra contra no judíos, numerosos jóvenes lanzaron una preocupante protesta en la capital. Si bien el bloquear calles de Jerusalem sentándose sobre el asfalto es molesto-e ilegal, ya no que no era una manifestación autorizada- eso fue sólo una expresión  original del fenómeno de fondo,verdaderamente preocupante.

Cientos de jóvenes, en su mayoría identificados con el sector más conservador del sionismo religioso que ve en el rabino Lior a su líder-algunos observadores les tildarán de los más “extremistas” en el mapa político israelí- se lanzaron a una protesta abierta no sólo contra la detención del rabino, que consideraron una ofensa a su condición de figura religiosa, sino también contra el gobierno de Derecho en Israel.

Se agolparon frente a la Suprema ´Corte de Justicia de Israel, tratando de irrumpir a su interior, insultando a los jueces y la policía y aclarándoles que no tienen derecho a detener a un rabino como Dov Lior, quien dicho sea de paso había sido detenido para ser llevado a investigación, ya que se negó durante mucho tiempo a presentarse, y fue luego puesto en libertad.
Cabe preguntarse si  era sabio y necesario detener a un rabino en relación al tema de un libro considerado de carácter religioso, por más polémico que sea su contenido, que no fue él quien lo escribió aunque sí le dio su aval explícito. Pero ese no es el tema. El problema de fondo es que un determinado sector de la población considera que el Gobierno de ley no es el que cuenta en un Estado independiente, en el Estado judío y democrático de israel, y que la superioridad la tiene la religión.

“La Torá no necesita la aprobación de nadie”, dijeron en forma efectista los manifestantes y lo dijo el propio Rabino Lior. Pero no fue la Torá la detenida por la policía de Israel sino un rabino cuyas posturas se consideró importante verificar, por temer que se corría el riesgo de que conduzcan a la violencia.

A decir verdad, nos parece que inclusive a aquellos habitantes de Israel que rigen sus vidas de acuerdo a los 613 preceptos de la Torá, tendría que chocarles que Lior u otros rabinos se coloquen casi como sinónimo de los mismísimos primeros cinco libros sagrados de la Biblia….Es un  manipuleo peligroso poner a la Torá de víctima, cuando alguien, una persona,  es interrogado por el gobierno de Ley.
Y es peligroso para el país que un sector de la población considere que es inaceptable que se detenga a un rabino….Nadie debe estar por sobre la ley. Ni los rabinos ni nadie. ¿Dónde quedó el “Dina De Maljuta Dina”, de la época del Talmud, que recordaba claramente que “La Ley del reino es la Ley”, en referencia a la ley del Estado?

Eso no debe ser tomado como una afrenta y ofensa a la religión. En realidad, consideramos que especialmente el sionismo religioso, que toma parte activa en la construcción diaria del Estado y aporta en varias áreas de actividad nacional, también en la defensa del país, debería ser el primero en pedir que se respete la estructura del Estado judío, que hace tan solo poco más de 60 años estaba lejos de ser algo que podía darse por sentado.

Desconocemos –y no somos quienes para determinar- si las posturas adoptadas por el Rabino Dov Lior incurrieron realmente en algo que la legislación israelí puede penar. Pero sí tenemos clarísimo que si hay una sospecha contra alguien, puede ser investigado, respetándose las pautas de la ley. Sea rabino, periodista, profesor de universidad, político y quien sea. Si hasta un Presidente y un Primer Ministro fueron interrogados por la policía ¿acaso un rabino no puede serlo?

La fe religiosa y las leyes de la Torá pueden ser las supremas para todo judío creyente en su código de conducta personal.Pero en lo que va más allá de su propia individualidad, en lo que toca a la sociedad toda , es el  gobierno de Derecho, el que rige los destinos del país.

Lo que deben las autoridades corregir en este sentido, es que el mensaje debe ser abarcador y absolutamente igualitario para todos. Si se sospecha que algo de lo que dijo o escribió un rabino  equivale a incitación a la violencia –o si se sospecha que haya cometido cualquier otro crimen- está bien haberlo detenido. Pero así debe actuarse también cuando la sospecha recae contra alguien del otro lado del espectro político israelí---como sucedió tiempo atrás cuando un catedrático universitario dio a entender que hay que atacar a los “colonos” en Judea y Samaria (Cisjordania), o cuando, tal cual ocurre tan a menudo, alguna figura árabe o islámica del país lanza abiertas diatribas contra el Estado, que difícilmente puedan ser interpretadas como algo que no sea incitación.
Nadie debe estar por sobre la ley,ni por consideraciones de conveniencia, de temor o de qué es o deja de ser políticamente correcto hacer. De lo contrario, es el comienzo del fin.

Editorial. Semanario Hebreo.



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