Feria del Libro Judía

La Feria del Libro Judía surge como un proyecto de Hebraica Argentina en sus 85 años.  Justamente este mismo año Buenos Aires fue declarada Capital Mundial del Libro. La conjunción entre estos hechos, uno judío y el otro argentino, fue el disparador para pensar un evento de estas características.  Existe una fuerte tradición de la sociedad Hebraica con el libro, de hecho esta institución cuenta con una biblioteca pública que nació junto con la institución y que intenta fomentar el pensamiento, el estudio y el acercamiento de los intelectuales al público en general.

La Feria tiene como nombre “Davar: la palabra y el verbo”.  Es este mismo nombre que llevaba la revista literaria de Hebraica creada por Alberto Gerchunoff que comenzó a editarse en el año 45 y finalizó su publicación en los años 90. Esta revista fue contemporánea a la revista Sur, tenía de cierta manera una línea de pensamiento similar y contaba con colaboradores tanto judíos como no, así como argentinos y extranjeros.  La palabra y el verbo, Davar, es como la piedra fundamental de la cultura judía, la patria del libro portátil. Con este espíritu se organizó esta feria. La intensión de que el arte y la cultura sea un espacio de convivencia entre los pueblos y la creación de un espacio de diversidad son quizás los motores principales en cuanto al desarrollo de esta clase de eventos.

Entre las editoriales y las instituciones  invitadas se encuentran Acervo Cultural, Amigos de Universidad Hebrea de Jerusalem, Capital Intelectual, Cidicef, Editorial Lilmod, Fundación IWO, Librerías Santa Fe, Librerías Sigal, Libros del Zorzal, Milá, Museo del Holocausto y el Seminario Rabínico Latinoaemericano.

Entre los disertantes que participaron se encuentran Diana Sperling, Darío Szatajnszrajber y  Santiago Kovadloff.

La Feria se empezó a idear en el verano y llevó aproximadamente tres meses su organización. En cuanto a los contenidos, no hubo un solo criterio, desde el comienzo se sabían que se  quería invitar a participar a ciertas editoriales e instituciones. Estas respondieron con gran entusiasmo a la propuesta desde un comienzo.



Es la primera vez que se organiza una Feria del Libro Judía y esta tuvo un gran impacto en los medios de prensa locales. También, como parte de la organización, se asociaron con el Gobierno de la Ciudad para ser parte de la programación en el marco de “Bs As Capital Mundial del Libro”.   Como resultado, transitaron la Feria unas 100 personas por día. Muchos de ellos se interesaron por el tipo de material que se ofrecía en el evento y por las conferencias que se realizaron durante los siete días que estuvo abierta. Fue una manera de dar llegada a materiales que no se encuentran fácilmente en las librerías y a su vez crear un espacio de encuentro y discusión entrono a los protagonistas del pensamiento y la literatura judía en Argentina.

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