El judaísmo no es una religión que se presta a ser difundida por twitter

Hace ya mucho tiempo que las estadísticas no han estado a nuestro favor.  Por décadas, como lo sabemos muy bien, el pueblo judío ha sido testigo de un aumento en los niveles de asimilación y una disminución en los niveles de conocimiento, compromiso y afiliación.  Esto es cierto en cuanto a los aspectos “religiosos” del judaísmo así como también en cuanto sus instituciones comunitarias e Israel. En el pasado, siempre podíamos contar con frecuentes acontecimientos antisemitas a intervalos regulares para mantener la afiliación e identidad judías.  Hoy en día, “ellos” no nos están odiando lo suficiente, o por lo menos con suficiente consistencia para ser generar por sí mismos una identidad judía y un sentido de pertenencia en nosotros.  

Uno de los factores primarios, por ejemplo, para el aumento de los casamientos mixtos no se encuentra solamente en el debilitamiento de la identidad judía, sino en el hecho que hoy, por la primera vez en dos milenios, los no judíos están abiertos a considerar casarse con un judío.  En generaciones anteriores, la sola idea hubiera sido un acto de locura, parecido a decir, “quiero casarme con un judío, para que mis hijos puedan experimentar en carne propia un pogrom desde adentro.”  En un mundo que es respetuoso tanto de los judíos como del judaísmo hemos perdido una red de seguridad esencial para mantener la conexión de los judíos con el judaísmo, con nuestro pueblo, y con el Estado de Israel, aun tomando en cuenta la falta de un compromiso y de motivación de esos judíos.

Ya que los números no están de nuestra parte, esto ha inspirado a muchos a creer que la batalla es acerca de números.  ¿Cómo nos aseguramos que llegamos a la mayor cantidad posible de judíos con “algo”,  “con cualquier cosa”? “Algo” y “cualquier cosa” son mejor que nada.  Tienen el potencial de crear puntos de entrada y puntos de acceso, que se todos esperamos sean el comienzo de nuevos viajes hacia lo judío.  


Aplaudo estos esfuerzos, pero me preocupan mucho al mismo tiempo.  Demasiados programas de “algo y de “cualquier cosa” no alcanzan su potencial como el comienzo de un viaje hacia algo más. Hemos comenzado a dominar el arte de condensar el mensaje judío, de modo que sea comunicable por una banda angosta, experiencias cortas y breves, y  exposición a medios sociales. El problema sin embargo es que el mensaje, aún si es recibido, no es lo bastante significativo ni convincente pata atraer  un interés prolongado y generar un compromiso de larga duración.    

Esto es lo que genera la nueva trampa sin escape del judaísmo contemporáneo. Para poder llegar a los números que necesitamos tenemos que bajar el nivel de nuestro mensaje y simplificar la experiencia. Un mensaje de bajo nivel y muy simplificado, sin embargo, no puede competir en un mercado abierto de ideas.  Por lo tanto nuestros éxitos echan las cimientes de nuestro fracaso. Al mismo tiempo cuando profundizamos nuestro mensaje e intensificamos la experiencia, se  pierden  aparentemente los números a los cuales aspirábamos en primer lugar.


El pueblo judío, desde nuestros comienzos, ha sido el portador de ideas.  Cambiamos la historia no como resultado de poderío militar o por la enormidad de nuestros números. Fue por la profundidad y la trascendencia de lo que representábamos – una forma de vida permeada por importantes ideas y valores que se mantenía unida y se comunicaba por medio de poderosas e importantes experiencias – que colocaban a los judíos y al judaísmo como una fuerza transformadores en la cultura humana.

Este contenido no es pasible de ser trasmitido por Twitter. Una vida judía significativa necesita banda nacha.  Requiere conocimiento, tiempo y compromiso.  Si queremos que el judaísmo tenga un gran futuro y no meramente un gran pasado, necesitamos  poner nuestras miras más altas y más profundas.   

¿Cómo resolvemos esta trampa sin escape?  Una parte no tiene solución, y tenemos que reconocer que la vida judía no fue nunca ni lo será en el futuro un juego de números. Sin embargo no es necesario que la ecuación entre los programas cortos, cuya meta es enseñar “algo”, y aquéllos que dan contenido y significado a la vida judía, de cero.  El problema con que nos enfrentamos es conceptual.  Demasiados de nosotros, especialmente los que estamos en posiciones de liderazgo, hemos dejado de pensar acerca de los requerimientos de un viaje profundo y significativo hacia el judaísmo, relegándolo a ser un artículo de lujo para ser usado cuando la crisis de la continuidad judía haya sido resuelta.

Mientras tratamos de transmitir a los no afiliados un mensaje que sean capaces de escuchar, también necesitamos incrementar su capacidad de hacerlo.  Necesitamos continuamente aumentar nuestras exigencias de modo que los judíos aumentemos nuestras propias demandas por nosotros mismos, de acuerdo a lo que exige nuestra tradición. Necesitamos asegurarnos que no hay un rincón de la vida judía en el cual un individuo, sin importar a que corriente pertenece, no sea capaz de comprometerse con un judaísmo profundo y experimentar su vitalidad. Resumiendo, si queremos que los judíos se embarquen en un viaje fructífero, tenemos que asegurarnos que este viaje sea posible.

Además es importante recordar que a través de la historia judía este viaje fue sostenido por unos pocos.  Las masas vinieron y partieron, pero lo que el judaísmo representaba era la expresión del trabajo de la elite y el resultado de su compromiso.  Esta elite estaba constituida tanto por judíos profesionales como judíos sin profesión y no llegaban a más de algunas decenas de miles, que generaron ideas, moldearon el compromiso, construyeron y sostuvieron nuestras instituciones y organizaciones comunitarias.  Marcaron el tono.  Crearon el centro de vida judía al cual los menos comprometidos podían acudir y en el cual nutrirse. Son el verdadero secreto de la continuidad judía. Organizaron el viaje y sirvieron como guías.

Si queremos ganar en el juego de los números tenemos que dejar de pensar exclusivamente en los números. Necesitamos asegurarnos que nuestra comunidad continuamente busca la excelencia, exige más de todos y brinda un judaísmo que puede ser inspirador para las elites. A diferencia de otros, ellos están dispuestos a escucharnos. Para ellos la continuidad judía depende de la calidad del contenido judío. Cuando aprendemos no sólo a actuar sino también a pensar en esta multifacética forma estamos sentando los precedentes para un futuro judío fuerte

Anhelábamos una era en la que los judíos fueran aceptados como iguales, ahora necesitamos aprender a no temerla.  Podemos competir en un mercado libre de ideas. Podemos sobrevivir en una era de elección y desarrollar  y ofrecer la opción de una tradición que pueda inspirar esa elección. Depende ahora de las elecciones que hagamos como comunidad y del nivel de aspiraciones al que deseamos llegar.

Fuente: El judaísmo no es una religión que se presta a ser diseminada por twitter.


· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos