Dalia Silberstein, nurse premiada

Cortesía del Semanario Hebreo.

- Dalia Silberstein, 50 años. Casada con Claudio Macadar, 2 hijas: Gal de 23 y Dana de 18.
- Hizo aliá en 1979, al kibutz Gazit durante 3 meses y luego a la mejina de la Universidad de Tel Aviv.
- Vive en Kfar Saba, trabaja en el Hospital Meir de la misma ciudad, es enfermera (Nurse) y dirige el proyecto de Cuidados de apoyo al Desarrollo del bebé prematuro en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de dicho hospital.
- La curiosidad y la búsqueda en el campo profesional llevaron a Dalia a ser la primera profesional con formación NIDCAP en Israel (una formación
internacional reconocida en el ámbito neonatal tanto en los Estados Unidos como en Europa, cuya esencia es la promoción tanto del neuro-desarrollo del bebé prematuro como del vínculo entre el prematuro y sus padresl) .
- Dalia: “ Mi trabajo en el campo del apoyo al neuro-desarrollo en la Unidad, en muchos aspectos pionero en Israel, llevó a que tenga el honor de ser galardonada con el Premio Ziva Tal a la Excelencia e Innovación en Enfermería hace algunos años”.

P: Dalia, cuando uno se conoce desde chicos, habiendo compartido tantas vivencias en nuestra generación en la Escuela Integral, tiene presente esos años, esa edad tan especial. Pero hace ya unos 30 que estás en Israel y has hecho acá una vida, con muchos logros.
¿Cuál te parece que es tu tarjeta de presentación? ¿El Doctorado en Enfermería y la especialización con neonatales? ¿Las distinciones que has recibido? ¿El destaque con el que te han distinguido por tu profesionalismo en el trabajo?

R: Todos llevamos, al menos así se dice en hebreo, distintos
«sombreros»; a veces llevamos puesto uno y otras, otro. A me-
nudo, más de uno. Supongo que esos sombreros son nuestra tarjeta de presentación. Soy Dalia, hija de José y Ruth. Madre de Gal y Dana. Nurse neonatal. Doctorada en neuro-ciencias por la Universidad de Bar Ilan. Bióloga. Apasionada por los aspectos humanos y relacionales de mi profesión.

P: Lindo resumen… Claro que no se puede, en este marco, dar una conferencia entera sobre el tema, pero ¿podrías compartir un poco conlos lectores de qué se trata tu trabajo en el Hospital “Meir”de Kfar Saba con neonatales?

R: Todas las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (vamos a llamarlas UCI-N, para abreviar) se especializan en brindar tratamiento y cuidados a bebés prematuros (por definición, prematuros son aquellos bebes que nacen antes de la semana 37 de gestación) o a bebés nacidos atérmino que presenten complicaciones médicas. Lo que caracteriza la Unidad del Hospital Meir es, además de la excelencia ampliamente reconocida a nivel nacional en el tratamiento médico que ofrece, la atención y preocupación en relación a los aspectos que tienen que ver con el desarrollo temprano del bebé prematuro durante la hospitalización. Esta manera de encarar el cuidado no debe darse por sobreentendida, por obvia.

P: Justamente te iba a preguntar si no es natural que eso
sea así…

R: Es que desafortunadamente, y aunque debería ser lo lógico y natural, las UCI-N «tradicionales» o «convencionales», están sumamente centradas en el tratamiento médico intensivo y prestan poca atención a temas relacionados con el desarrollo que de hecho están ahí, a florde piel, porque el bebé prematuro  es – además de un paciente complejo desde el punto de vista médico – un ser en pleno y acelerado desarrollo. Ese desarrollo tiene lugar en un entorno que no es necesariamente el idóneo para ello – a menos, claro está, que prestemos atención también a esa dimensión del tratamiento y el cuidado y efectuemos los cambios pertinentes.

P: ¿Podrías darme un ejemplo?

R: Por supuesto. Las UCI-N «convencionales» son sitios de muchísima actividad, de mucho ruido y mucha luz. Lugares donde se manipula al prematuro infinidad de veces al día, donde se considera poco el ciclo de sueño delbebé, donde la proximidad y cercanía entre la madre y el bebé hospitalizado no es necesariamente una prioridad, donde se piensa poco en elstress y el dolor al que puede estar sometido el bebé, y se reflexiona poco sobre los efec- tos de ese stress sobre su cerebro en desarrollo. En las últimas décadas, sin embargo, se ha investigado y escrito mucho sobre los efectos que este tipo de entormo y estilo de cuidados puede tener sobre el cerebro en desarrollo, que es un órgano sumamente vulnerable en esas etapas. Y así, ha surgido un nueva forma de entender al pre-
maturo y una manera distinta de enfocar los cuidados neonatales, que es el enfoque de apoyo, el neuro-desarrollo que se maneja en muchas Unidades del mundo. En esas Unidades los padres son una presencia permanente, utilizan el método «Canguro» para tener a sus bebés prematuros en contac- to piel con piel, las incubadoras se tapan parcialmente con cober- tores que impiden la entrada de luz potente, los médicos, enfer- meras y padres utilizan un tono de voz muy bajo, se evitan los
ruidos.

P: Ya suena diferente…

R: Así es. Pero además, lo que más caracteriza este tipo de enfoque, es la capacidad de reco-
nocer a cada prematuro como un ser individual, y me gustaría intentar aclarar un poco más ese concepto. La capacidad de un profesional para identificar la individualidad del bebé prematuro y responder a ella, no es producto de su filosofía o su ideología, y no debería tener que ver con la personalidad y el temperamento del profesional, con el hecho de que sea más o menos tenso, educado, o misericordioso. Tiene que ver con la biología misma: un prematuro de 30 semanas (por poner un ejemplo concreto, pero los hay de muchas menos semanas también) es un ser biológicamente inmaduro, con un cerebro y sistema nervioso destacadamente inmaduros, que ha de desarrollarse en un medio extra-uterino en el cual, en principio, no se dan las condiciones para las cuales ese ser estaba «biológicamente programado». Y por eso es importante adaptar el entorno, hacerlo mucho más moderado, y adaptar la manera de tocar y manipular, para reducir el stress, proteger ese cerebro y promover el desarrollo. Los conocimientos están ahí. Escritos, publicados. También las experiencias de otros colegas en el mundo. Sólo hay que utilizarlos. Y también sentir cierto placer en innovar y ayudar a aquel que lo necesita – el prematuro, sus padres. Ese es el motor de todo.

P: Suena realmente como un gran desafío y cuando oigo tu explicación, parece extraño que sea necesario aclararlo… En este tema vi que has disertado y escrito mucho en relación al aspecto de la alimentación y el pasaje de una etapa a otra, algo que sin duda no es sencillo más que nada para padres primerizos.¿Te puedo pedir traducir tu experiencia en consejos concretos, prácticos?

R: Bueno, sí…, mi tesis doctoral trataba acerca del desarrollo de la conducta de alimentación del bebé prematuro durante el primer año de vida, y unos de los temas que más me interesaban a mi en ese contexto eran los aspectos relacionales entre el bebé y su madre que podían afectar, para bien o para mal, esa conducta de alimentación . Hay quiense interesa por la parte nutricional del tema, que es importantisima: el aporte de calorías, la introducción de alimentos sólidos, la composición proteica, etc. A mí, quizás a la vez como investigadora y como madre, aunque no de prematuros, me interesó el aspecto relacional, pienso que es fascinante y que explica muchos éxitos y dificultades en el ámbito de la alimentación. ¿Consejos concretos? Ya sabés que en «ciencia» no nos gusta dar consejos, sino más bien discutir las diferentes opciones, plantear el abanico de posibilidades. Y como profesionales de la salud , ya hace tiempo dejamos de «enseñar» y nos dedicamos más bien a «guiar», «anticipar», «apoyar». Pero aún así, si tuviera que elegir dos consejos, diría: Primero, si eres madre o padre de un prematuro, aprende a «leer» a tu bebé, y aprendea hacerlo desde los primeros días en la Unidad, en el hospital. Aprende a identificar cuándo tubebé está a gusto, tranquilo, y es capaz de interaccionar contigo. Aprende a detectar cuándo está cansado, sobre-estimulado,queriendo un «break». Te lo de-
mostrará a través de diferentes conductas, movimientos de bra zos y piernas, sutilezas en la mirada, gestos faciales. El llanto no es el único signo de malestar, los bebés utilizan muchos otros, y los prematuros aún más, ya que no siempre cuentan con la energía suficiente para llorar. Si aprendes a «leerlo» y respetarlo, esto te guiará siempre, en todas las etapas. Y como segundo consejo: ojo con ser una madre/padre demasiado insistente, intrusivo, impositivo. Muchos trabajos sugieren que esta característica no es idónea para un desarrollo sano en las relaciones de alimentación. Y ya se sabe que la alimentación «colorea» muchas veces las relaciones en otros campos.

P: ¿Tuviste claro siempre  que este sería tu campo?

R: Me parece que no. Primero fui bióloga y me interese en especies en peligro de extinción, trabajé con tortugas marinas. Buscando analogías, si bien es verdad que los bebés prematuros no están en peligro de extinción, por el contrario, si es verdad que tanto ellos como las tortugas marinas son, sin duda, sobrevivientes. Así que he trabajado con sobrevivientes, con criaturas únicas. Creo que un determinante claro en mi cambio de dirección profesional fue experimentar el parto de mi hija, la vivencia de eso que llaman diada madre-bebé, y el exponerme al medio hospitalario con su potencial para dificultar o facilitar la relación de esa diada. Mi trabajo consiste en facilitar. De vez en cuando lo logro. Y esos días salgo con una sonrisa amplia en la cara y en el alma.

P: Dalia, aunque en la “ficha” ya están los datos generales… como ahí son más fríos que en una conversación, te comento que yo recuerdo hasta ahora, de la época de la NCI, tu noviazgo con Claudio, tu esposo.Creo que fueron de los primeros de esa generación que se “arreglaron” y siguieron…

R: Si, es verdad, a la antigua usanza, una relación de décadas...!! Yo hice aliá un par de años antes que él, jugaba a la chica independiente, aunque no supiese hacer ni un huevo frito aún, y ahí dejé padres, hermano, amigos y claro está ... también novio (un chico estupendo!), y me vine a Israel. Corría el año 79. Encuentros, desencuentros. En el 85 nos casamos en Israel, un país donde al Disc Jockey tenías que pedirle expresamente que no hable demasiado por el micrófono y dirija toda la fiesta, que te diga cuándo bailar, cuándo sentarte y cuándo comer el primer plato. Le tuvimos que convencer que el público sudamericano sabe divertirse solo y en forma espontánea. El acató y se calló, y la fiesta estuvo muy divertida.

P: Suena cómica y muy exacta tu descripción…. Ustedes vivieron un tiempo en España y vos te dedicaste a tu carrera también allí, dando clases inclusive, en Cádiz. ¿Lo que los llevó ahí fue el trabajo de Claudio?

R: Vivmos en España 8 años, concretamente en Andalucía, donde llegamos por el trabajo deClaudio como agrónomo especializado en el tema de flores y bulbos. Ocho años llenos de trascendencia, donde mis hijas pasaron su primera infancia y donde yo me fui formando como madre. Vivimos en una pequeña ciudad de talante muy pueblerino, muy andaluz. Te interesará saber que en ese momento éramos allí los únicos judíos en muchísimos kilómetros a la redonda. En una oportunidad viajamos
a Sevilla a conocer a la comunidad judía de allí, que contaba apenas con unas 100 personas y cuya sinagoga funcionaba en un apartamento alquilado para ese fin. Para todos nuestros amigos éramos los primeros judíos a quien ellos conocían en forma personal. Ellos siguen siendo amigos del alma hasta el día de hoy.

P: ¿Has tenido alguna posibilidad de transmitir en Uruguay parte de lo que has desarrollado en tu carrera?

R: Hace un par de años me recibieron muy amigablemente en el Pereira Rossell, me enseñaron la unidad de prematuros, el hogar de madres adyacente, que es una experiencia singular que nosotros no conocemos en Israel. Y se interesaron mucho por el enfoque profesional que manejamos aquí en nuestra Unidad.

P: ¿Qué extrañas de Uruguay? ¿Qué quisieras importar a Israel?

R: Extraño el aire limpio y fresco, el olor a mar, y el verde del campo. Los nidos de hornero en los postes de la carretera. Las rocas de la estacada, donde se forjó mi relación de pareja. La comida, casi toda, ni que hablar. Extraño un hogar familiar, una casa a la que regresar, donde buscar refugio. Como hija de...Como madre más bien has de brindar refugio... Extraño unos padres y hermano que te vean en la diaria, y no de tarde en tarde, como diría Machado (creo).
Extraño la humildad uruguaya.
Y eso es lo que importaría a Israel– un poco de humildad, menos soberbia, saber escuchar. E importaría agua, ríos, mucha agua!

P: ¿Podrías compartir con nosotros algunos de los momentos más difíciles que hayas vivido en Israel? ¿Y algunos de los más emotivos y satisfactorios?

R: Difícil fue sin duda ser una niña (hoy lo digo con determinación, una NIÑA!!!) de 18 años y comenzar a vivir sola, sin tener idea de cómo hacerlo. Enfrentarme con tener que llevarme a mi misma y una casa, por más precaria que fuere. En fin, estar sola, desprotegida. Eso fue difícil.
Difícil es acordarme que cuando nació mi hija mayor irrumpió la primer intifada, y sentir que aún estamos – ellos y nosotros - cocinándonos en el mismo jugo, en la misma olla.
Difícil ha sido y seguirá siendo la gente bruta y desconside- rada que a veces crea este país (si, y también cualquier otro país). Difícil es darse cuenta que todos siguen repitiendo a sus
hijos: «cuando llegues a los 18 años, ya no habrá necesidad de ejército», y ver que la necesidad sigue en pie. Emotivo es darme cuenta que en muchos sitios geográficos puedo decir «aquí había esto y lo otro, pasaba tal camino, o estaba tal naranjal» ; darme cuenta que soy parte de esta historia que se llama Israel. Emotivo es saberte «de fuera» y a la vez darte cuenta que sos uno más, que tus ideas e iniciativas no sólo son respetadas; son admiradas y adoptadas.
Emotivo es conocer a lo largo de los años a aquellos que llamamos «el israelí lindo», esas gentes que te muestran el lado sensible, cálido, orgulloso y ca- riñoso de este país. Emotivo es la canción, desgarradora, de Ehud Manor: Ein Li Eretz Ajeret gam im admati bo’eret (No tengo otra tierra
aunque mi tierra esté ardiendo).

P: ¿Qué es lo que más te gusta en Israel y qué es lo que más quisieras cambiar o corregir?

R: Me gusta la relación que establece alguna gente con la naturaleza, el amor por la tierra. Escuchar hablar a Amos Oz, y por supuesto leerlo. Me gusta escuchar el buen hebreo, y tratar de incorporar nuevas expresiones, hacerlas mias. Me gusta lo incansables que son algunas mujeres aquí – no les llego ni al tobillo. Cambiaría, claro está, la política, el inmovilismo en el que estamos. Cambiaría guerra por paz. Es casi trivial decirlo. Cambiaría la anormalidad de estepaís por la normalidad de los andaluces y los suecos. Quiero abrir el canal de TV y ver a Gilad Shalit caer en brazos de sus padres.

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