Marta Minujín: ¡Suceso en el Malba!

altFoto izquierda: Marta Minujín. Gentileza Malba.

El 25 de julio de 1965 no fue un día más para los vecinos del Estadio del Cerro, en Montevideo. Los diarios de la época narraban así el Suceso: “Se abrió el Estadio, 15 motos policiales rodearon a 200 personas y las llevaron al centro del mismo, haciendo sonar las sirenas. Un grupo de atletas elevaron a los concurrentes y los depositaron en tierra. Al mismo tiempo, un grupo de damas embetunaron a los atletas y hermosas chicas besaban a los espectadores. Luego un helicóptero arrojó gallinas, lechugas, globos y talco sobre la nutrida concurrencia perpleja. Los críticos se mostraron desconcertados”.
Los diarios más sensacionalistas hablaron de que “casi derriban” el Cerro.

Quien organizó este Suceso –así, con mayúscula-, fue la artista argentina Marta Minujín, cuya retrospectiva (1959-2010) se puede apreciar y vivenciar (ahora explicaremos el porqué del neologismo) en el museo Malba de Buenos Aires, hasta el 14 de febrero.

Decimos vivenciar, porque Minujín propone al arte como una bomba de sentidos, que provoca, genera sensaciones y presupone a un sujeto espectador activo y partícipe de la obra. “Para el armado de esta exposición, hemos recurrido al contundente archivo de Minujín, el cual nos ha permitido recuperar información sobre el dinamismo de obras originalmente concebidas, en su gran mayoría, para ser vividas por un espectador”, afirma en el catálogo de la muestra, Victoria Noorthon, curadora invitada. 

La muestra, presentada cronológicamente, comienza con el período informalista de Marta, que con apenas 15 o 16 años desarrollaba pinturas a las que de a poco les fue incorporando distintas texturas.
altFoto izquierda: Marta Minujín. "Revuélquese y viva". 1964-1985. Ambientación con colchones policromados y madera. Colección privada.

LOS COLCHONES

El visitante se topa con una serie de colchones tecnicolor pintados durante diversas etapas, desde los ´60 hasta la actualidad (“Mi vida tuvo que ver siempre con los colchones porque la gente se pasa el 50 por ciento de su vida en los colchones. Entonces son formas vivas”, explicó Minujín en una entrevista realizada por María Moreno a Página/12, en 2005). 

Algunos metros más adelante esa obsesión por los colchones logra su súmmum en la recreación de "The Soft Gallery" (happening realizado en 1973, en EE.UU.), un cuarto montado por completo con colchones y que invita al visitante a vivenciar la obra, previo retiro de sendos zapatos (una conocida marca donó los colchones, que a su vez serán donados a una entidad benéfica, al finalizar la muestra). Una madre intentaba, en vano, que su hijo abandonara el sitio: “¡Vamos! ¡Hay más chicos que quieren entrar!”, suplicó.

Este cronista increpó diplomáticamente a la señora y lanzó: “¡Y grandes también!”, tras lo cual ingresó en el fabuloso mundo de la obra de Marta Minujín, donde por momentos el mapa se confunde con el territorio. Sólo por momentos, porque al final ocurre que el espectador no tan espectador sale transformado, con un mensaje para nada unívoco, que cada uno recrea desde su subjetividad. No le vengan a Marta con códigos de comunicación lineales. Para ella “la vida es arte”.

Paradójicamente, la guía nos advierte que el dueño de la escultura “¡Revuélquese y viva!” cedió la obra para la muestra, a condición… “¡de que nadie se revuelque en ella!”. Es una de las pocas instancias “museificadas” de la retrospectiva. 
LOS HAPPENINGS EN EL DI TELLA

La cuestión de la multiplicidad de sentidos que despierta particularmente la obra de Minujín no es excepción en el caso de "La Menesunda", el happening que la artista realizó junto con Rubén Santantonín en 1965, en las instalaciones del célebre Instituto Di Tella, dirigido por Jorge Romero Brest. Ascensores de acrílico giratorios; luces de neón que se encienden y apagan psicodélicamente.

De la Menesunda original se proyectan registros fílmicos. Sólo se recrea el dormitorio, con wincofon, mesa de luz retro y una pareja de actores de carne y hueso recostada tras las frazadas que observan sin observar al grupo de visitantes. Cada uno de ellos manifestó diferentes sensaciones al ingresar a la sala. En 1965 los muebles de época formaban parte de lo cotidiano y por lo tanto pasaban desapercibidos. Hoy quizás distraigan en algo el acto de provocación, ya que el eje estaría puesto en “revivir los sesenta”. De todos modos, a muchos visitantes les causó incomodidad y les resultó difícil sustraerse a la mirada ubicua de los actores.   

Previo a "La Menesunda" Minujín había obtenido numerosas becas, una de las cuales la llevó a París, en 1961. Allí se vinculó a artistas informalistas y del Nuevo Realismo. En 1963 realizó en el baldío del Impasse Roussin La destrucción (“su primer happening”), en el que precisamente destruyó sus propias obras con artistas como Christo, Lourdes Castro y Jean-Jacques Lebel. La retrospectiva incluye material fílmico de dicha performance. 

Y EL MUNDO HIZO “POP”

Los ´60 fueron años de cambios culturales, sociales y políticos. El movimiento pop, máximo exponente del arte de la década, no resultó ajeno a Marta, que por esa época entró en contacto con algunos de sus principales referentes en EE.UU. como son Andy Warhol y Allan Kaprow.

De esta etapa también se destaca su incursión en los pujantes medios de comunicación de masas, a través de proyecciones como "Simultaneidad en simultaneidad"; "Three Country Happening", acción coordinada junto con Kaprow y Wolf Vostell, con el objetivo de realizarlo en simultáneo en Buenos Aires, Berlín y Nueva York. 

Otras de las performances incluidas o referidas en la muestra son: la cabina telefónica con efectos especiales “Minuphone” (1967) y la ambientación social en formato de videoinstalación “Minucode” (1968). Esta última, verdadero experimento sociológico-antropológico, consistía en la proyección de la filmación de cuatro cócteles realizados con integrantes de diversas sectores de la sociedad neoyorquina; “La academia del fracaso” (se exhibe el literal frac-asado (sic) requerido para ingresar, así como también divertidos formularios); fotos del kidnappening, realizado en el MoMA (1973), una ópera-happening basada en palabras del célebre Pablo Picasso (los actores se maquillaron como retratos cubistas), tras la cual –previo acuerdo- los actores “secuestran” al público y lo llevan a diferentes espacios de Nueva York.

Desde el arte, Minujín siempre enfrentó la opresión; algunos ejemplos de esto son la inclusión de botas, en una de sus obras (en el marco del enfrentamiento entre “Azules” y “Colorados”, dos facciones del Ejército argentino, en 1962); la construcción, en una de las principales avenidas de Buenos Aires como es la 9 de Julio, de un Partenón con libros prohibidos durante la última dictadura militar, hacia fines de 1983.

Del Partenón se incluye un registro fílmico en el que se ve a una Marta dando indicaciones por el megáfono, saludando al público y ayudando a entregar los miles de libros que formaban la estructura de la obra. También hay referencias a El obelisco acostado, una interesante subversión del orden “natural”, no casualmente expuesto en 1978, en el marco de la I Bienal Latinoamericana de Arte
de San Pablo.

En palabras de la curadora de la muestra, “Minujín construyó un obelisco de las mismas dimensiones del Obelisco porteño,recostado y recorrible por dentro. Con este gesto, buscaba ‘desplazar un mito de un paísa otro, alterar la ley de gravedad del mundo [transformar] lo vertical en horizontal y producir un estado de conciencia oblicua dentro del símbolo Obelisco. No es difícil de percibir, en este proyecto, la crítica que la artista enunciaba respecto del estado de las cosas vigente en la Argentina de ese momento y, específicamente, respecto del sistema verticalista por excelencia propio del régimen militar.”
altFoto izquierda: Marta Minujín. Pago de la deuda externa argentina a Andy Warhol. 1985.

WARHOL Y EL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA

En uno de los pasillos –cerca de la terraza donde se exhiben algunas de sus esculturas-  se observan las fotos en las que Minujín posa junto a Andy Warhol, sobre dos escaleras de albañil rodeadas de choclos. Allí Argentina le paga simbólicamente la deuda externa a Warhol (Primer Mundo). Luego de la sesión fotográfica, realizada en 1985, los artistas repartieron los choclos a los transeúntes que pasan frente a Wall Street. Otra vez, el mapa y el territorio simulan coincidir, para llegar a un efecto deseado: la provocación.

En el catálogo de la muestra la curadora Noorthon invita a los espectadores “a sumarse al maravilloso viaje Minujín y a estudiar sus propuestas creativas en la base de las cuales está una de las herramientas críticas más fuertes de todos los tiempos: el humor”.

Ese humor por momentos levanta carcajadas, en otras ocasiones posibilita al menos una mirada distinta, crítica, sobre la vida misma. Y se ancla fuertemente en una de las funciones tal vez más vitales del arte: estimular la mente y promover la construcción de nuevas realidades.  


Ficha
“Marta Minujín. Obras 1959-1989” (hasta el 14 de febrero).
Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Avda. Figueroa Alcorta 3415. Sala 5, Sala 3 y Terraza.
De jueves a lunes y feriados de 12:00 a 20:00. Miércoles hasta las 21:00. Martes cerrado. Ingreso hasta 30' antes del cierre.
Más info sobre la muestra: www.malba.org.ar



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