Señalando claramente con el dedo acusador

Una puede caer en el error de pensar que los medios de comunicación, al informar sobre el medio oriente e Israel, sopesan con profundidad y confirman la veracidad de sus afirmaciones. Nada más lejos de la realidad. Menos aún, si se tratan de medios de comunicación latinoamericanos. Basta con acceder a la página que ofrece EFE (de España) a los periodistas para confirmar que el 95% de las palabras que utilizó el diario provienen de esta o de otras agencias. Si de imagines filmadas se trata, los resúmenes diarios de AP o de Reuters se reflejarán en las cadenas que no cuentan con medios propios en la zona y por lo tanto se confirman con lo que hay. Entre paréntesis, esas imágenes que usted ve en su tele, que las sacaron de AP, suelen haber sido filmadas por una cámara palestino, individuo que no destaca por su profesionalidad y menos por su imparcialidad a la hora de decidir que imágenes toma.

Si bien muchos conocen la paupérrima situación mediática en la sección de "internacionales", existe también un perfil filosófico definido que guía a los analistas, e incluso a usted o a mí, en el momento que valoramos el conflicto en el medio oriente.

La primera corriente se centra en el fenómeno de la conquista. En dicha línea convergen los influenciados por las ideas marxistas y socialistas, los anti imperialistas, los "progresistas superfluos" y también, ¿por qué no?, los ignorantes de siempre. Para ellos, el conflicto se centra en la conquista de Israel sobre los territorios palestinos (1967) siendo que la solución pasará siempre por la descolonización. Ante el fenómeno del terrorismo palestino elevarán la voz preguntando ¿qué motivo al pobre palestino a llegar al estado en el que llegó? Ante un ataque militar israelí contra células del Hamás acudirán corriendo a proteger a aquellos que fruto de la humillación del apartheid al que se ven oprimidos optan por actos de legítima defensa.

Sus discursos se basan en estas premisas. Sus políticas se traducen en exigir cosas que han demostrado ser irrelevantes a la larga en el proceso de paz. Un ejemplo de esto es que exigirán el cese de la construcción en los asentamientos judíos como condición fundamental para llegar a una paz. ¿Cómo si el problema fuesen las colonias judías (la conquista)? Si, en este grupo se encuentra el Presidente de Estados Unidos Barack Obama.

Si por casualidad el personaje que defiende esta tesis es también judeófobo o sufre la carga del atrofiado ADN antisemita (ya sea de izquierda o de derecha), entonces nos toparemos con un peso pesado en el arte de la consabida difamación anti israelí.

La segunda línea de pensamiento se centra en lo político y hasta en lo emocional. No se centra en la conquista sino en la aceptación mutua. Analiza el conflicto como el de dos pueblos que dicen tener derecho sobre el mismo territorio, un enfrentamiento que debería solucionarse cuando exista un mutuo reconocimiento que facilite la división de riquezas.

Una persona que piense de este modo, se preguntará ante todo ¿existe un reconocimiento palestino a un estado judío en Eretz Israel? ¿y un reconocimiento judío para un estado palestino independiente?

En este caso, no bastará con fijar el génesis de la desgracia palestina en 1967 sino que se deberá retornar al comienzo del sionismo y "redescubrir" la nula aceptación del derecho judío por parte de los árabes desde la palestina otomana. En la actualidad, incluso el Primer Ministro del Likud Benyamín Netanyahu acepta la creación de un estado palestino. eso sí, pide a cambio el reconocimiento de Israel como el estado de los judíos. Asentamientos judos, refugiados palestinos, límites. Se elevan "excusas" que pretenden tapar el problema madre, que es "la falta de reconocimiento".

Llegados a este punto, nos toparemos también con los acólitos de la primera escuela que refutarán las teorías de siempre y esgrimirán que incluso en el comienzo del sionismo los judíos conquistaron y echaron a los locales, a aquellos que tenían derechos superiores sobre estos sionistas. Y en ese momento. En ese mismo instante. Nos mostrarán su verdadera cara. Ese rostro odioso y perverso que nunca, en ningún momento, aceptó que el pueblo judío poseía derechos legítimos sobre la tierra de sus antepasados, la patria de la que fue expulsado y hacia la que ningún otro pueblo dirigió sus rezos.

Y será entonces cuando nos duela. Y nos preguntaremos ¿con qué derecho un español cuestiona las prerrogativas nacionales de un pueblo mucho más antiguo y que - sin lugar a dudas - le regalo más sabiduría y aportes concretos para beneficio de toda la humanidad?, ¿y con qué otro derecho un uruguayo, una sociedad y un país recién nacido, pone en tela de juicio el derecho de alguien con más de 5000 años de vida creativa?

Y será entonces en donde nos sentiremos diferentes. Nos sentiremos, el judío entre los pueblos.


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