¿Bailas?

Cuando bailar es una forma de conectarse con dios.

“En el principio el hombre danzó, y vio dios que era bueno”. Quizás este pasaje no lo hallemos en la Biblia, pero sin duda la humanidad desde su génesis utilizó su cuerpo para vincularse con lo divino. El canto, la danza y la percusión eran motivos de reunión y celebración en las que se buscaba –entre otras cosas- una conexión con lo trascendente. La humanidad desde sus albores bailó en comunidad alrededor del fuego, danzó para obtener una buena caza, danzó para que llueva, para que deje de llover y danzó para celebrar todos los acontecimientos de ritual y pasaje: nacimiento, adolescencia, casamientos e incluso la muerte.

Los ecos de aquellos pasos aún resuenan en la memoria de la tierra y muchas religiones buscan en la danza su conexión con el Creador.  Dentro del judaísmo existe también esta conexión a través de la danza y a fuerza de Oy oy oy, Meshiaj, meshiaj, meshiaj, llegan a sentir que están un poco más cerca del cielo. 

Dios se busca
¿Usted cree en algún dios?  Si usted cree… ¿Cómo se comunica con él/ella? A pesar del avance vertiginoso de los medios de comunicación, a dios no se le puede enviar un email, ni tampoco se le puede mandar un sms, o agregarlo al Facebook. 
Aún hoy, con los brillos del recién estrenado siglo XXI reflejando los prodigios de la tecnología, la humanidad continúa buscado en las danzas una forma de conexión con lo divino. Ejemplo de esto son los Mevlevi o Derviches Giradores quienes -bajo el brillo de luna creciente de Turquía y al son de flautas y tambores- rotan sobre sí mismos con los brazos extendidos en una ceremonia de danza-meditación llamada Sema.  Los bailarines buscan conectarse “con el flujo vital de la energía espontánea, para acercar la experiencia directa de la luz de dios y la ascendencia espiritual hacía la verdad, acompañados por el amor y liberados totalmente del ego". El origen de esta celebración se encuentra entre los místicos de la India y los sufís turcos.
Avanzando un poco hacia Medio Oriente y acercándonos a nuestro pueblo, encontramos detrás de los muros de Jerusalén a los jasídicas danzando y cantando mantras hebreos al Todopoderoso. El movimiento jasídico es una corriente mística inspirada en la Cábala el cual surgió bajo el liderazgo del rabino Baal Shem Tov a comienzos de 1700. El vínculo del pueblo judío con dios se expresa de distintas maneras: y el viejo kabalista Nachmanides proponía a sus seguidores que bailen. Bailar solos, bailar acompañados. La danza jasídica busca dar expresión a la dimensión espiritual que todos poseemos. Si bien el pueblo judío puede bailar siempre que lo desee, es en Simja Torah la ocasión por excelencias que se celebra bailando y cantando en jubilosa comunión con el Creador.
Samuel Lewis fue un místico que en pleno fervor de la psicodelia de los años ’70 tuvo un sueño alucinante: lograr recopilar las danzas religiosas de los pueblos para promover la paz y el amor. Este fue el origen de las “Danzas de Paz Universal” en las que se rescatan más de 500 danzas circulares de las tradiciones religiosas de la humanidad. En este círculo sagrado danzan de la mano todas las creencias: hinduismo, islamismo, budismo, judaísmo, cristianismo, danzas religiosas provenientes de África, Medio Oriente, Centro América, etc. Los participantes pronuncian  palabras sagradas de diversos credos, las cuales son usadas como mantras en el momento de bailar.

.  En cada casamiento judío, bar y bat mitzva  judíos, las primitivas danzas circulares vuelven a surgir como forma de celebración y de fiesta. (Pepeperepepepe… peperepepe)

Pero ignoramos que en ese acto estamos regresando a los orígenes mismos de la danza primitiva. Cuando se bailaba para conectarse con dios.  Pitágoras dijo “La divinidad es un círculo cuyo centro está en todas partes, y la circunferencia en ningún lugar”, en una frase cuya brisa filosófica y griega nos coloca justo en el eje de una interrogante: ¿Qué sucede en el círculo?  Para los filósofos el círculo nos iguala, nos une, nos lleva hacia el infinito, pues el círculo no tiene fin.   

Las danzas circulares sagradas pueden ser gitanas, hebreas, armenias, griegas, centroamericanas, africanas, etc. Emergen desde todos los rincones del planeta y son una herencia legítima para la humanidad.  Generaciones y generaciones han danzado esos mismo pasos  dejando una huella mística en la memoria de la tierra. 

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