'Iamim Noraim' y las conversaciones de paz No tan terribles

Si bien los días que transcurren entre el nuevo año judío y el Día del Perdón se llaman tradicionalmente  "los días terribles" ("iamim noraim") nada tienen de terribles para algunos. Por ejemplo, los dueños de bicicleterías. A las tradicionales connotaciones religiosas, filosóficas, psicológicas y espirituales inherentes al Día del Perdón, la realidad israelí le agregó una arista absolutamente prosaica: la víspera de Yom Kipur (el Día del Perdón) es el día de mayor ventas de bicicletas de todo el año. El motivo: los niños de Israel adoptaron por costumbre, sana para algunos, irrespetuosa para otros, de invadir las desérticas calles y rutas con dos, tres o cuatro ruedas, según edad y destreza.

Ante este panorama ciclista que se apodera del país de punta a punta, año tras año (salvo barrios ultrarreligiosos) un turista extranjero desconocedor de las tradiciones israelíes podría llegar a suponer, con justa razón, que se trata del día del niño o del día de las bicicletas...

Pero los bicicleteros no son los únicos beneficiados. También las agencias de turismo y viajes suelen romper récords de ventas en estos días terribles, que resultan no serlo tanto. Eso en la medida que haya quedado algún pasaje disponible, lo que raramente sucede.

Uno de los temas más álgidos de estos días es el "reloj de invierno".  En la mayoría de los países –que adoptaron la costumbre de adelantar / atrasar los relojes, según la época del año, con el objetivo principal de ahorrar energía–  el cambio de horario se lleva a cabo en octubre o noviembre. En Israel esto sucede durante 'los días terribles', con el fin de aliviarle a la comunidad religiosa sus visitas a los templos a la madrugada y sobretodo el ayuno del Día del Perdón (ayuda psicológica ya que si bien dura lo mismo, termina una hora antes).  Las protestas de diferentes sectores, sobretodo industrial y comercial, originaron este año una original propuesta de parte del ministerio del interior, pasar al reloj de invierno en vísperas del Día del Perdón, retomar el de verano después de la fecha, para volver al de invierno un mes más tarde. La propuesta finalmente no cristalizó. (Parece ser que hay límites para las soluciones creativas y/o ridículas.)

A estos aspectos pintorescos –que lejos de quitarle signficado al "Día del Perdón", lo amplían– se le sumó este año una veta particular. "Iamim Noraim" fungieron como escenario de la segunda cita de los líderes de la región en el marco de "las conversaciones de paz", que comenzó el 14 de septiembre en Sharm El Sheik (Egipto) y continuaron al día siguiente en Jerusalén, incluída una cena en el domicilio del premier israelí.

Tal como en el inicio de esta nueva vuelta al diálogo directo (a principio de mes en Washington) también en esta ocasión el premier israelí Benjamín Netaniahu y el presidente palestino Mahmoud Abbas (Abu Mazen) se reunieron bajo el bastón de mando de la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton.


Después de esta nueva ronda de reuniones –y a pesar de que la energía propia de la atmósfera espiritual de "los días terribles" podría haber resultado especialmente propicia para llegar a un acuerdo– aún persiste la nebulosa acerca de qué pasará en los próximos días, prácticamente horas, cuando venza –el domingo 26.9– el plazo de congelación de la construcción israelí en Cisjordania, que entró en vigencia diez meses atrás. En un principio Abbas amenazó con interrumpir las conversaciones si no se renueva la moratoria, pero según se estima, el líder palestino no haría efectiva su amenaza.

El Hamás, que domina la Franja de Gaza, expresó abiertamente su oposición a las conversaciones amenazando con una nueva ola de violencia y disparando misiles contra el sur de Israel, sin causar víctimas.

Hillary Clinton sugirió a Israel que prolongase el congelamiento por tres meses, durante los cuales las partes supuestamente llegarían a un acuerdo básico respecto al tema de los límites. Este acuerdo, a opinión de la Secretaria de Estado, permitiría delinear qué asentamientos quedarán en poder de Israel, y por lo tanto se podrá renovar en ellos la construcción, y cuales no.

Si bien es el más candente por la cercanía de la fecha de vencimiento, el tema del congelamiento de las construcción no es el único protagónico de los encuentros. Están también, entre otros, el de los misiles; las fronteras; Jerusalén; los refugiados palestinos y otros tantos...

Del lado de Israel, el proceso de diálogo goza del abrazo protector del presidente Shimón Peres, que se comenta por aquí que prolongó su estadía actual en Nueva York con el fin de colaborar activamente con las conversaciones. Peres llegó a EE.UU. con motivo de su discurso pronunciado el lunes pasado (20.9) en el marco de la cumbre de la ONU sobre los  "objetivos de desarrollo del milenio", que pronunció bajo su conocida mantra optimista: "Estamos, ahora, negociando con los palestinos, con el fin de lograr una solución de dos estados: un estado Judío, Israel. Un estado árabe, Palestina. No existe otra alternativa pacífica. Y creo que vamos a tener éxito".
Pero difícilmente se pueda deducir de ella, ¿qué decisión tomará el gobierno israelí, respecto a la reanudación de la construcción en los asentamientos de Cisjordania?

El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, aportó también su "granito de arena" al proceso cuando en su discurso del jueves (23.9) en las Naciones Unidas además de reiterar el pedido de prolongar por tres meses el congelamiento, instó a la comunidad internacional a apoyar las conversaciones de paz en Medio Oriente, que de resultar exitosas permitirán tal vez que el próximo año el organismo internacional cuente con una nueva integrante, "un estado palestino independiente que vive en paz con Israel."

Un sueño para muchos. Una pesadilla o una utopía, para otros, según desde que orilla del Jordán hayan escuchado sus palabras.

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