Sara y el Shofar. Parte II.

El Midrash nos cuenta que los egipcios quedaron ciertamente asombrados de la belleza de Sarai, y cuando el faraón oyó hablar de ella decidió hacerla su concubina, pagando a Abram un gran precio en bueyes, vacas, ovejas, y esclavos..

Asegurado por Sarai de que era hermana de Abram, la condujo al dormitorio real. Abram lloró durante toda la noche, y lo mismo Lot, oraron para que Sarai conservase su virginidad. En respuesta Dios envió un ángel, y cuando el faraón trataba de abrazar a Sarai recibía un golpe de una mano invisible y así durante toda la noche y el faraón nada pudo hacer. Al amanecer vio señales de lepra en las paredes, las vigas y las columnas de su dormitorio. Sarai confesó entonces: “Abram es no-solo mi hermano, sino también mi marido.” Y el faraón no hizo más tentativa para poseerla. Aplacó a Abram con dones todavía más valiosos  que los anteriores y dio a Sarai una sierva llamada Hagar, hija suya con una concubina. Entonces desapareció la lepra.

Este es un pasaje difícil sin duda, ¿cómo resistió Abram que se le pagase por estar con su mujer? ¿Qué siente Sarai? De la que se nos dice que no   solo es hermosa, sino sabia y prudente. ¿Es acaso un ejemplo de la mujer objeto? ¿Su esposo y ella saben del valor de su belleza y la explotan para obtener riquezas?  O  por el contrario es la antítesis de la mujer objeto, es el ejemplo de mujer ideal para una pareja, un “ezer kenegdo” una compañera, que entiende del peligro que pende sobre su esposo y lo ayuda aún a riesgo de su propio honor. Sin duda es una pareja con un sentido de misión, el texto deja en claro que Abram no desconfía ni por un momento de que Sarai le sea infiel y sabedor de la misión que D´s les encomendó confía en que pueda sobrepasar esta prueba como pasó las anteriores y las que aún la vida les deparará.

El texto nos introduce un nuevo personaje: Hagar hija del faraón que es entregada a Sarai como sierva.  |Hagar la egipcia cumplirá un rol muy importante. Al cabo de diez años de residir en la tierra de Canaan, la esposa le dice a Abram , “He aquí que D´s  me ha impedido parir”…en su desesperación por  tener descendencia,  le ofrece a su  sierva , Hagar, como concubina. Abram que tiene 85 años de edad acepta el regalo.. El dolor de su situación lleva a Sarai a estar constantemente pendiente y planifica

Utilizar a su sierva para lograr por esta vía lo que D´s le niega por el camino natural. Ahora es el cuerpo de otra mujer el que va a signar el relato, el útero de Hagar  será el que le permitirá a Sara realizar su anhelo. Y efectivamente inmediatamente después de la primer noche, Hagar queda encinta. ¿Cómo se puede sentir Sarai? Podemos pensar  que es feliz, su esposo va a tener descendencia, pero…no es tan sencillo jugar al papel que le cabe a D´s…

¿ Y cómo afecta esto a  Hagar? Hasta ahora una sierva que es elevada al status de concubina y que sabe que lleva en su vientre el fruto tantos años anhelado? ¿Cómo mirará ella a su ama? Para entender mejor a Hagar se debe analizar el significado de su nombre.

Hagar en Bereshit Raba 25,3,  significa: “residente extranjera”, en otros midrashim aparece como  “conversa”. En arameo proviene su nombre de “agrij”  que significa “ adquisición” (te compré o te vendí) su padre la vendió a la casa de Abram, quien la adquirió. En realidad las tres acepciones interpretan tres aspectos de este personaje, es una extraña, y para Sarai se transforma en “la otra”, pero también es una conversa  que va a tener un contacto directo con D´s y los ángeles en contraposición a cómo es vista por Abram y Sarai, es decir como  una sierva adquirida.

El Midrash cuenta que  Hagar comienza a destratar a Sarai : “ ¿Cómo es posible que Sarai durante años haya intentado  lo que yo logré en una sola noche?” Si el embarazo es visto como una bendición y la esterilidad como  un castigo o enojo de D´s , Hagar se considera  afortunada y en cambio D´s ha ocultado su rostro a Sarai … Hagar siente que la vida que lleva en su vientre le da nuevas fuerzas, endereza su espalda y eleva su vista, ya no debe  mirar hacia abajo, ya no se siente esclava, el embarazo la hace una mujer libre…

Sarai por su parte se llena de enojo y frustración. ¿Con qué derecho su sierva le habla en esos tonos, la mira de esa forma? ¡También su esposo es responsable! ¿Cómo él acaso no ve lo que está ocurriendo? ¿Porqué no hace nada? En su mente y en su corazón se ha clavado el cuchillo de esa noche que pasaron juntos. Ella estuvo con el faraón, pero su cuerpo y su corazón siguieron fieles a su marido, ¿qué habrá sentido él un hombre de 85 años al estar con esa joven egipcia?  Sarai enfrenta a Abram con duras palabras: “¡La injusticia que sufro recae sobre ti! Yo misma entregué a mi sierva en tu seno, mas cuando vio ella que quedó encinta, perdí estima a sus ojos. Juzgue D´s entre yo y tu.”  Abram le responde: “Haz lo que quieras con Hagar. ¿Acaso no es tu esclava?” Sarai le tomó la palabra  y atormentó a Hagar tan cruelmente que huyó. D´s disfrazado de ángel, la encontró junto a la fuente del desierto entre Cadesh y Berid, y le preguntó por qué había venido allí. Hagar le contó. D´s le dijo que volviera y sufriera en silencio, prometiéndole que sería madre de una raza de guerreros. Y continuó “Haz concebido y parirás un hijo, y le llamarás Ismael, porque ha escuchado D´s tu aflicción. Ismael vivirá en el desierto como un asno salvaje, y se mantendrá con la fuerza de las armas”

Es a Hagar a quien D´s escucha y con quien habla,  con Sarai nunca va a hablar directamente. D´s no libera a Hagar de la penuria inmediata, le pide que regrese a la casa de su ama, pero le promete un futuro promisorio para su simiente. Sarai le dijo a Abram que D´s juzgue entre ellos, D´s  intervino y resolvió el conflicto. Pero  en esta intervención se encierra una ironía dramática.  Desde las apariencias, el pedido de Sarai de volver a ser la ama se cumple, Hagar regresa a su casa como su sierva. Pero en cambio es Hagar la que recibió la revelación divina y la elevación de su posición. El relato concluye: “Parió Hagar a Abram un hijo. Llamó Abram el nombre de su hijo—que parió Hagar—Ismael”

Catorce años vivió  Hagar en esta situación. Luego de este período,  D´s recordó a Sara, ( D´s en el ínterin les cambió el nombre por Abraham  y por Sara), y tuvo Sara un hijo en su ancianidad, a Itzjak. Pero, el texto nos dice que: “Vio Sara al hijo de Hagar, la egipcia, que había parido para Abraham, que se burlaba. Dijo a Abraham: Echa a esta esclava y a  su hijo, pues  no habrá de heredar -- el hijo de esta esclava-- junto con mi hijo, con Itzjak” Abraham escucha a su mujer como consejo de D´s y Hagar es expulsada.

Abraham se levanta temprano, da a Hagar un pan y un odre de agua y la envía con Ismael en brazos al desierto de Beersheba. Cuando se acaba el agua del odre, Hagar pone a Ismael bajo un arbusto  y va a sentarse a la distancia de un tiro de arco, diciéndose  “No quiero ver morir a mi hijo”. Ismael, es salvado milagrosamente por un ángel.

La actitud de Sara para con Hagar y su hijo esta muy lejana a la piedad,  no hay rajamim, para Hagar.

Pero Sara misma deberá sentir más adelante lo que significa que su hijo, su único hijo esté en peligro de muerte, cuando D´s le ordena a Abraham  que sacrifique a su hijo, que lo suba a un altar y se lo entregue en sacrificio.  Abraham cumple con la voluntad divina, pero no le dice nada a Sara. ¿Qué le puede decir? , ¿Cómo se lo va a decir? El fruto anhelado y que tanto dolor le causó, va a ser sacrificado

El texto nada nos dice sobre la actitud de Sara, salvo que inmediatamente de relatarnos la Akeda, “la atadura de Itzjak”, se nos relata que Sara murió a la edad de ciento veintisiete años.

Rashi, comentarista bíblico, nos explica, que “la muerte de Sara es narrada directamente luego de la Akeda, porque, como consecuencia de que su hijo haya sido llevado al altar  y haya estado al borde de ser sacrificado por su padre,  su alma salió de su cuerpo y murió. Y completa este comentarista: “ Sara es la verdadera víctima de la Akedah, su muerte es su inexplicable costo”

Sara muere en el mismo momento en que Abraham sacrifica un carnero en lugar de su hijo, y con el cuerno de éste construye el Shofar, que recordará  a D´s en los días austeros la obediencia de Abraham, pero Sara también está aquí presente.

Avivah  Gottlieb Zornberg en su  libro  “The beginning of desire”3  explica que existe un midrash con tres versiones para explicarnos qué ocurrió, la primera versión encontrada en Pirkei de Rabi Eliezer 32 nos dice:

           “Cuando vino Abraham del monte Moriá, se enojó Samael que vio que no pudo evitar  que Abraham realizara el sacrificio. ¿Qué hizo? Fue y le dijo a Sara, “hola Sara, no has escuchado lo que pasa en el mundo?”. Le contestó ella, “No”. Él le dijo: Tu anciano esposo tomó al joven Itzjak y lo sacrificó en el altar. Y el joven llora y grita, porque no se puede salvar. Ella inmediatamente comenzó a llorar y gritar. Lloró tres llantos, correspondiendo a las tres Tekiot, las notas del shofar, y ella gritó, tres veces, correspondiendo a las tres Ievavot, las notas de stacato del Shofar. Y dejó ir su alma y murió.

Abraham regresó y la encontró muerta, como está  escrito “Y vino Abraham para endechar a Sarah y a  llorarla”

El segundo texto es de Tanhuma Vayera 23:

          “Justo cuando Abraham estaba a punto de tomar el cuchillo, una voz celestial se apareció y le dijo: “No extiendas tu mano sobre  el niño”. Si no hubiera sido por eso, él ya hubiera sido sacrificado. En ese momento Satán fue a ver a Sara disfrazado de Itzjak. Cuando ella lo vio, le dijo, “ Hijo mío, ¿qué te ha hecho tu padre?”  Él le respondió, Mi padre me ha llevado por montañas y valles, hasta que llegamos a la cima de una montaña, donde construyó un altar, lo preparó, arregló la madera, y me ató sobre él,  y tomó el cuchillo para degollarme, si D´s no le hubiera dicho “No extiendas tu mano sobre el niño”  yo ya estaría degollado. Satán no pudo terminar el relato, cuando Sara murió.”

En estos midrashim, se da una situación irónica, Sara ve que Itzjak vive, cuando el  le cuenta la insoportable saga  del intento de asesinato de su padre a él. Antes de terminar, Sara muere,  porque ella no puede soportar el final de la historia. Ya  que él ha destruido,  con gran precisión, la visión de Sara de su marido y la misión de su vida. La pregunta  insondable es “ ¿qué te ha hecho tu padre?”.

     El  tercer Midrash se encuentra en Vaykra Rabá 20-2,:

         “Abraham no se alegró en Mi mundo y tu buscas alegría?” Él tuvo un hijo a la edad de cien años. Y en el final D´s le dijo, “ toma a tu hijo…” Entonces Abraham tomó a Itzjak, su hijo, y lo llevó por montañas y valles, hasta llegar a la cima de una montaña donde  construyó un altar, arregló la madera, y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Y si no hubiera sido por el ángel  que lo llamó desde el cielo, hubiera sido degollado. Debes saber que esto fue así, porque luego Itzjak retornó a lo de su madre y ella le dijo, “¿Dónde has estado hijo?”. Él respondió, “mi padre me llevó por montañas y valles…” Ella le dijo, “¡Oh pobre de ti, hijo de una madre enloquecida! Si no hubiera sido por el ángel, ¿ ya estarías degollado?. Él contestó, “Si” En ese momento ella gritó seis veces, correspondiendo  con las seis Tekiot. Ella no había terminado de hacer eso, cuando murió. Como está escrito, “Abraham vino a endechar a Sara y a llorar por ella”.

Aquí  la pregunta que se destaca es “ ¿dónde has estado hijo?” Sobre esta interrogante escribe Aliza Elion4 escribe:

          “¿Dónde has estado hijo?  ¿Si no hubiera sido por el ángel ya estarías degollado? Bueno Itzjak, este es tu mundo. No, ya no es mi mundo. No tengo lugar en él. Pero ahora tu estás vivo y eso es bueno.

Y yo no veré más tu rostro. Ya  no te arrullaré  en tu sueño desértico con mis canciones. No voy a conocer a tus hijos. No voy a bailar en tu casamiento. Yo pensé que cuando serías novio haríamos un gran banquete, como en tu brit milá, y vendrían muchas personas. Y habría una enorme mesa llena de cosas apetitosas: Miel—para que tengas  una vida dulce. Una gran cabeza de cordero, chorreando  sangre,  y cuyo ojo se dirige directamente al cielo—para que tengas fuerza. Nueces no, porque su valor numérico es el mismo que pecado. Y leche—para la bondad.

¿Dónde has estado hijo?

Tu rostro está demudado. Pero sigues siendo tan parecido a tu padre. Este parecido fue una gran suerte, porque tu nacimiento fue un gran milagro. Nadie creía. ¿Una mujer de noventa años embarazada? Yo sentí  como que  la naturaleza misma se confundía en mi interior.

Dicen que en el mismo día que quedé embarazada, todas mis arrugas desaparecieron. Mis blancos cabellos volvieron a ser cobrizos. También tu padre, que en su juventud  tenía la altura de 74 hombres  parados uno sobre otro, y que ahora estaba encorvado y anciano, se enderezó en toda su altura. Y nuevamente fuimos como en nuestra visión maravillosa, dos antiguos reyes del desierto. Un hermano y una hermana que se transformaron en esposo y esposa y tuvieron un hijo. Y yo río, y río…

Pero las almas buenas en las tiendas decían: “este niño no es de ella”. Entonces tu padre organizó un enorme banquete. Invitó para el brit a todo el mundo. Reyes, príncipes, y allí delante de todos, tu padre que era el más tímido de los hombres, me dijo: “No es momento de pudor!” Y yo me senté y amamanté a todos los niños del mundo. La leche brotaba de mí como montañas, cerros, y para regar a los árboles y a los arbustos. Los árboles dieron frutos. Las grandes tierras desérticas  florecieron repentinamente con miles de flores. Mujeres estériles tuvieron hijos. Una bendición vino al mundo todo.

Y todos sabían que yo era la madre.

(Empieza a bailar) Ven baila. Yo no voy a bailar en tu casamiento. Pero aquí, ahora, ven a bailar con mamá. Baila, baila hijo mío.

Que tengas muchos niños. Hijas. Hijos. Como las estrellas del cielo. Como los peces en el mar. Que seas como un árbol recostado a la vera del agua.

Baila Itzjak, baila. ( Se sienta sin fuerzas)

Hay algo más que debo decirte. Yo pido perdón. ( mira al público) pido perdón a todos. En los libros que escribieron sobre mí, no me dejaron hablar… estaba parada allí, dura como la ley. “Vete Hagar! Le dije. “Ahora vete. Y la dejé ir con su hijo al desierto. Solo un ángel te puede ayudar ahora” Grité tras de ella, “Y debes saber que este conflicto  no es solo entre tu y yo. Si no que por todas las generaciones que vendrán, detrás de nosotras.”

Y tuve razón. Si Itzjak, tuve razón. Porque esta pelea no es solo por un lugar…

Pero debe haber otro camino que no termine con una madre que esté sentada a la distancia de un tiro de arco, viendo a su hijo moribundo. Tu debes….Y algo más…
Gritó

Gimió

Truá

Tekia

Suspiró

Y en su voz, la voz del Shofar
Salvaje

Trajo desde su interior

Una Bendición.”

En Rosh Hashaná  el mundo es creado, en Rosh Hashaná Sara muere, pero sus gritos y llantos se transformaron en los sonidos del Shofar. Porque  un Shofar es, en su esencia, como dijo Maimónides,  un instrumento  con una cavidad en su interior. Como una mujer.

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