Turquía, Hamas y las “Guerras Mediáticas” del siglo XXI

La acción de la Marina israelí sobre la “flotilla pro-palestina” del pasado lunes 31/05 derivó en un escándalo internacional a gran escala. Si a Israel se le impuso un choque armado que claramente no buscaba, y pudo finalmente detener los barcos que pretendían quebrar su soberanía, ¿por qué para el mundo entero Israel perdió esta batalla?; ¿y por qué Turquía y Hamas se anotan unos tantos a su favor? Un nuevo tipo de guerra está en desarrollo.

Buena parte de las guerras a lo largo de la historia han respondido al interés de los Estados en servirse de resultados mediáticos para objetivos políticos internos (y el Medio Oriente lo ha vivido repetidas veces). Sin embargo, emprender para ello “Guerras Convencionales” implica enormes riesgos para los límites territoriales y la propia estabilidad del régimen.

 Con la proliferación de las “Guerras de Guerrillas” y el “Terrorismo Armado” desde mediados del siglo XX, múltiples Estados apoyaron este método entendiendo que lograban similares beneficios “mediáticos”, pero arriesgando menos. Acertando o fracasando, no estaban en juego ni sus tierras, ni sus tronos. De modo que los ejércitos comenzaron a especializarse en enfrentar también este tipo de desafío.

La aparición desde inicios del siglo XXI de los medios de comunicación globales e instantáneos – que se expresan hoy en aplicaciones como Facebook, YouTube o Twitter posibles de conectar a video-teléfonos portables – han derivado en el surgimiento de un nuevo tipo de lucha aún más rentable: la “Guerra Mediática”. A través de ella se gastan menos recursos, se arriesga aún menos en términos militares y se consiguen mejores dividendos en términos político-estratégicos.

¿Cómo se emprende una “Guerra Mediática”? Veamos el caso reciente. Alcanza con organizar una flotilla de barcos bien equipada y preparar los posibles escenarios de victoria mediática. ¿Los soldados? Una combinación bien variada de activistas radicales pro-palestinos, militantes e immanes pro-Jihad, anarquistas anti-globalización y, por supuesto, entre ellos algún judío “tolerante” (si es israelí mejor). ¿Las armas? Desde la retaguardia, la transmisión en vivo de los canales de televisión. En el frente, celulares de última generación y cámaras de video, todos prontos para traspasar rápidamente la información a los medios de comunicación. Estos se encargarán del resto, mientras en paralelo comienza “espontáneamente” una cadena de manifestaciones de condena en todo el mundo.

La gran pregunta que surge es cómo combatirla. El ejército israelí pretendió inicialmente una operación “silenciosa”, abordando sin armas de fuego y esperando no recibir mayor resistencia, pero cuando se vio próxima al linchamiento de los soldados acabó derivando en todo lo opuesto: violencia y víctimas; ergo, una enérgica condena internacional.

Lo que parece no haber comprendido Israel es que en las “Guerras Mediáticas” no vence la Parte que “desarticula” a la otra en el lugar del acto como en otras guerras, sino quien logra salir más rápido y mejor posicionado ante las cámaras internacionales. Si ese es el verdadero campo de batalla en una contienda mediática, en este se debe estar pensando al planificar una operación de este tipo.

Como consecuencia, Israel fue herida de guerra por una batalla mediática impuesta por Turquía y Hamas (escudados detrás de la O.N.G. islamista turca I.H.H.), quienes obtienen amplios dividendos de esta batalla. En el primero, el partido pro-islamista del presidente Recep Tayyip Erdogan (AKP) consigue una ola de fervor popular en el preciso momento en que se pronosticaba un descenso en su apoyo. Y lo más importante, a pocos meses del plebiscito en torno a los cambios constitucionales, clave ineludible para aferrarse al poder y diluir la amenaza neo-kemalista.

 En cuanto al Hamas, sus principales líderes – Khaled Mashaal e Ismail Haniyeh -  consiguen colocar sobre la mesa el debate sobre el bloqueo y rescatar del olvido su gobierno en Gaza, en un momento en que el líder del Fatah y presidente de la A.N.P., Mahmoud Abbas, y el Primer Ministro de la A.N.P, Salam Fayyad, alcanzaban cada vez mayor legitimidad internacional y popularidad local.

 En Israel resta mucho por debatir sobre las características de la operación, pero lo esencial a analizar para el futuro es el cambio a realizar en las mentes de los principales tomadores de decisión a la hora de combatir “Guerras Mediáticas”.

 En el pasado los ejércitos nacionales debieron adaptarse a pelear también contra las guerrillas y el terrorismo. Igual proceso deberá suceder en torno a este nuevo tipo de lucha, que aparenta recién estar comenzando.

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