Los bocetos del padre de Maus

“Si al dibujar produces suficientes errores, eso, ¿puede llamarse estilo?”. Lo irónico de la frase es doble: quien lo afirma es un personaje que el historietista Art Spiegelman improvisó para “Be A Nose”, una serie de tres cuadernos con bocetos recientemente publicada en español por Mondadori.

Y vaya si este artista gráfico no necesita demostrar que tiene un estilo, una marca distintiva. Maus, su mayor obra, aquel comic que da cuenta de la tragedia del Holocausto, le valió alzarse con el Pullitzer en 1992.

De tono autobiográfico Maus relata la vida del Vladek Spiegeleman –padre de Art- un judío polaco sobreviviente de los campos nazis. Allí los personajes son representados como animales: los judíos con forma de ratones; los nazis como gatos; los polacos como cerdos, entre otros.   

EL AURA

En tanto producto industrial masivo, “Be a Nose” responde de manera inevitable a los requerimientos de la reproducción técnica. Sin embargo, se vislumbra cierto “aura” de la obra de arte original al que hace referencia el filósofio Walter Benjamín. Por ejemplo, en el diseño (cada uno de los tomos con distintos tamaños); en hojas que aparecen arrancadas e invitan al lector a dudar si corresponde reclamar a la librería. Pero no, se trata de una broma de Spiegelman.

ART

Art Spiegelman nació en Estocolmo, Suecia, en 1948, hijo de dos sobrevivientes de la Shoá. Tres años más tarde la familia se radicó definitivamente en Nueva York. Formado en la School of Art and Design de Manhattan, comenzó a publicar historietas a los 16 años. De joven atravesó una fuerte crisis nerviosa que lo llevó al psiquiátrico; también soportó el suicidio de su madre. A partir de allí comenzó a publicar en medios alternativos. 

Es el creador, junto a su esposa, de la revista vanguardista Raw, en la que a partir de 1980 publicó por entregas su obra cumbre: Maus. El reconocimiento no se hizo esperar. Además de obtener un Pullitzer y una beca de la Fundación Gugghenheim, Maus se expuso en una de las catedrales del arte neoyorquinas: el Museo de Arte Moderno (MoMA). 

En el cuadernillo que acompaña los tres tomos de “Be a Nose” se reproduce la respuesta de Spiegelman ante la pregunta de si él es el padre de la novela gráfica moderna. “Que me hagan un análisis de sangre”. 
PALABRAS Y DIBUJOS

Un artista gráfico con tan redundante nombre de pila no podía dejar de jugar con las palabras. Por empezar, cada tomo está bautizado con cada una de las palabras del título.  

En la tapa de “Be” (una edición de un relato gráfico incluído en McSweeney´s Quarterly en 2007), por ejemplo, se incluyen ilustraciones de dos abejas (en inglés, bee). Dentro del tomo encontraremos humanos con cabezas de animales, al mejor estilo Maus, todo regado del más fino humor negro.  

En “A” aparecen los Oxomoron, una familia que tiene tatetís marcados en sus rostros (nótese nuevamente el juego de palabras: OXO o tatetí; Oxímoron, figura retórica; y moron, que significa idiota en inglés); el boceto de un “non kosher pig”; y personajitos de historieta cualesquiera rondando la calle Steinberg esquina “Muerte”. Aquí, un guiño a los entendidos: el norteamericano de origen judío Saul Steinberg, pionero del humor gráfico moderno, es un referente para los profesionales del dibujo. Este segundo volumen es de 1979, momento en el que Spiegelman comenzó a dibujar Maus.

“Nose”, que incluye un “ex libris” fechado en marzo de 1983, contiene dibujos publicados en RAW. Montado sobre un cuaderno cuadriculado con hojas en blanco al final, da una idea de continuidad que se alinea con la búsqueda de un efecto de “original”. Marcadores negros. Lápices, tintas, todo sirve para plasmar ideas. Y hasta para anotar sumas y restas.  

También hay escenas imperdibles como la de un cavernícola comentándole al otro una cita de Faulkner: “Me imagino en qué medida la gente continuará leyendo novelas, la gente continuará escribiendo novelas o viceversa; a no ser, por supuesto, que finalmente las revistas ilustradas y las tiras cómicas atrofien la capacidad del hombre para leer y la literatura realmente esté en su camino de regreso a la escritura pictórica de las cuevas de Neanderthal”.  

Spiegelman, cuyas líneas pretende mostrar como improvisadas, pone en duda –justamente- la idea de improvisación. Sus aciertos, incluso ahí donde un artista se puede permitir errores –como es en el caso de los cuadernos de bocetos- son los que le otorgan un estilo. O un aura que no se pierde en absoluto, incluso cuando la obra se reproduce masivamente en una imprenta. (Por Sebastián Scherman)

FICHA:

“Be a Nose”

Editorial Mondadori.

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