Los niños del limbo

Un pequeño departamento. Libros de piso a techo, una única ventana con la cortina rota, impidiendo que entre la luz. Cercano al parque Rivadavia existe un taller de escritura creativa. Los participantes se encuentran súbitamente enredados en una trama policial que involucra desde un atentado fallido al planetario hasta una diva de la televisión y su columnista estrella Un taller de escritura y una profesora que ha leído todo, que conoce esa biblioteca de pies a cabeza. Y claro, siempre sabrá en qué libro, en qué autor, ya hasido dicho aquello que pensamos, que decimos, que deseamos. Una buena intelectual de clase media. Y esa es su isla.


Pero de qué servirán esos conocimientos, esas palabras, si no para comprender la realidad que como la luz siempre se filtra.

Tantos años con la cortina rota, ya no reconoce la luz cuando se filtra. No hasta que sea demasiado tarde. Y entonces, ya de nada le servirán sus libros. No cuando ya se derrumbó todo bajo el peso de la realidad.

Los niños del limbo es un constante juego de niveles, de textos que se reflejan unos sobre otros: la biblioteca, la realidad-obra y nuestra realidad, la del espectador.

La obra de Andrea Garrote, es muy rica principalmente gracias a la elección y el trabajo de los actores sobre los caracteres de sus personajes ya que permite generar los contrastes que dan lugar a escenas muy elocuentes: una madre con su hijo con problemas mentales y con talento para ser dibujante, una licenciada en letras, un periodista de chimentos, un editor y una estrella de la televisión. A este particular grupo se le suman dos personajes enigmáticos sin referentes explícitos.

Niños del limbo por momentos logra ser una sátira sobre aquellas situaciones que contingentemente nos ponen a prueba para interrogar nuestra capacidad de acción. Existe un prejuicio bastante instalado que es la idea de relacionar a la comedia con la superficialidad y a lo solemne con lo profundo. Niños del limbo es una comedia.

Segun la directora de la obra: "Pertenecemos a una clase media ilustrada tal vez en peligro de extinción, tal vez en resistencia. Más allá de los reverses económicos sufridos, están los culturales- producto de desapariciones, exilios y políticas de vaciamiento cultural- que se vienen sucediendo desde que yo tengo memoria.
Esta clase media humanista y laica- ya que existe otra clase media en mi país- comete muchas veces el pecado de la omisión, de escindirse de la participación activa en la realidad de su comunidad. Sin ir más lejos pienso en los teatristas de mi ciudad, en mí misma, ensayando encerrados a pocas cuadras de crisis civiles, de cambios de jefes de gobiernos, de levantamientos. Sintiendo conmocionados pero ajenos y sorprendidos por los accionares tanto del “pueblo” como del “campo”. Allí en nuestro limbo, libres de culpas por no ser ricos, alimentándonos de ficciones, sin sentir ningún tipo de conexión representativa con algún grupo o acción masiva. Un pesimismo político crónico ya no pensado, que peca de soberbio, que paga grandes consecuencias. Pero por otro lado la resistencia puesta en estéticas sublimatorias. Los modos de relación interpersonales que genera el teatro como arte colectivo. O los grupos de poesía, o de cinéfilos, o de los eternos estudiantes de filosofía.

Había una vez un lugar por fuera del sistema infierno-purgatorio-cielo.
Una vez fuimos niños del limbo."


Actor:
Amanda Busnelli, Andrea Garrote, Guillermo Jacubowicz, Alejandro Pérez, Javier Rodríguez, Mariano Sayavedra y Alejandro Zingman
Autor:
Andrea Garrote
Dirección:
Andrea Garrote
Escenografía:
Santiago Badillo y Pedro Piana
Iluminación:
Santiago Badillo y Pedro Piana
Música Original:
Federico Marquestó
Vestuario:
Romina Cariola
Teatro: El camarín de las musas

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