Ecología, medio ambiente y energías renovables: hechos y no sólo palabras

Una tradición protocolar de larga estirpe establece que, durante la ceremonia en la que un nuevo embajador hace entrega de sus cartas credenciales a la Reina de Inglaterra, el diplomático departirá con Su Alteza Real solamente sobre el clima. Cabe imaginarse la pericia con que habrán debido manejarse generaciones de embajadores y monarcas a lo largo de los siglos, para administrar con sabiduría esos pocos y consabidos "el clima se ha vuelto loco" o "lo que mata es la humedad", estirándolos con maestría hasta alcanzar una respetable conversación de etiqueta.

Hoy en día, en cambio, el clima ya no es lo que era antes. El medio ambiente se ha convertido en un amplio abanico que comprende multitud de subtemas e infinidad de tópicos, que abarcan un sinfín de variaciones, sobre los que todo el mundo tiene una opinión formada. El calentamiento global, el agujero en la capa de ozono, el derretimiento de los polos y el "efecto invernadero". El ascenso del nivel de los mares, el efecto "El Niño”, el fenómeno "La Niña”, la escasez de agua y la crisis energética. La tala indiscriminada de árboles, el retroceso de los glaciares, el calentamiento de los océanos, el protocolo de Kyoto y la conferencia de Copenhague: todos los temas están en boca de todos. Parecería no haber político, medio de prensa o conversación de sobremesa que se precien de sí mismos, que no se embarquen en una sesuda disquisición sobre el cambio climático. Mucho se habla y se discute, todos debaten y vaticinan, todo está en tela de juicio. Pero excepto promesas no vinculantes de reducir la emisión de gases contaminantes en algún futuro lejano, "pateando la pelota" al campo de las generaciones venideras, no es mucho lo que se hace en concreto.

A continuación quisiera presentar la experiencia de Israel en lo referente a ecología y conservación del medio ambiente, por medio de tres aspectos en los que Israel va a la vanguardia: el aprovechamiento del agua, la producción de electricidad limpia, y el proyecto de un transporte automotor verde y amigo de la naturaleza.
1. Agua es vida

El agua, el bien más preciado y vital para la vida humana, escasea en Israel: más del 50% de su territorio es desértico. A pesar de eso –o quizás mejor, justamente por ello– Israel se ha convertido en líder mundial en ahorro, aprovechamiento, consumo consciente, tratamiento y producción de aguas. Israel es uno de los países desarrollados con más bajo uso de agua per cápita, producto de la concientización de la población y de la optimización en el aprovechamiento del agua, desde que ya en los años '60 Israel se convirtiera en referente mundial en técnicas avanzadas de irrigación por goteo y por aspersión: el consumo israelí es de unos 250 m3 por persona por año, comparado con España (864 m3), Uruguay (910 m3), Canadá (1.386 m3) o EEUU (1.600 m3). Israel marcha asimismo a la cabeza en materia de desalinización de agua de mar: con la inauguración a fines de 2009 de la planta desalinizadora más grande del mundo en Hadera –que se suma a las plantas preexistentes de Ashkelon (2005) y Palmajim (2007); ver sobre esta última el videoclip, en español al igual que los siguientes, en

el país ha alcanzado un volumen de desalinización del orden de los 300 millones de m3 anuales de agua potable, equivalentes a un 25% del consumo anual del país, que pasarán a ser 750 millones de m3 en 10 años vista.

En el mismo orden, Israel es líder mundial en materia de procesamiento de aguas servidas, con un 75% de aguas residuales recicladas, y se ha convertido en el principal exportador de tecnologías de alta complejidad en la materia (http://www.cidipal.org/index.php?option=com_content&task=view&id=3700&Itemid=85). El país se ha especializado igualmente en el aprovechamiento de aguas de aluvión provenientes de lluvias e inundaciones, por medio de la construcción de más de 200 embalses, represas y reservorios con una capacidad de acopio de 150 millones de m3 . El uso aprovechable de aguas que de otra forma hubiesen discurrido al mar, ha permitido entre otros la plantación de más de 220 millones de árboles –Israel es el único país del planeta que ha visto crecer su número de árboles en el transcurso del siglo XX– que han convertido a Israel en líder mundial en forestación inteligente, la búsqueda de paliativos naturales contra la contaminación ambiental –los árboles actúan como grandes absorbentes de gases nocivos y perjudiciales– y en la lucha contra el avance implacable de los desiertos, uno de los mayores flagelos a los que se expone la humanidad.

2. Energía limpia

Ya en 1949, en los mismos albores del Estado judío, el primer ministro David Ben-Gurión encomendó al físico Dr. Zvi Tabor el desarrollo de una técnica que lograse convertir el calor proveniente de los rayos del sol, en energía provechosa para el hombre. Desde la concreción del desarrollo y su lanzamiento a nivel industrial en 1955, Israel se convirtió en líder indiscutido en aprovechamiento de la energía solar, y en 1980 fue el primer país del mundo en obligar por ley la instalación de colectores solares en toda nueva vivienda. En la actualidad, más del 95% de los hogares israelíes cuentan con colectores de energía solar para agua caliente, lo que implica que un 4% del consumo energético total del país se base en energía limpia, saludable y gratuita, la alternativa de cuyo uso sería el derroche de una fuente inagotable de energía. Empresas israelíes exportan know-how y realizan inversiones en otros países en materia de energía solar, cuya máxima expresión es la instalación de un enorme campo solar en el desierto de Mojave en California, que provee de energía solar a una planta de producción eléctrica única en el mundo, y que permite abastecer de electricidad alrededor de medio millón de hogares de energía pulcra e inacabable. El sol sale para todos; es cuestión de aprovechar ese inestimable regalo del cielo.


3. El sueño del auto verde

En los últimos años, Israel ha redoblado su apuesta en favor de las energías alternativas y renovables, que habrán de reemplazar a los combustibles fósiles, extinguibles y altamente contaminantes. Se trata de una verdadera revolución democrática en el uso de la energía, que busca traspasar su control y su dominio de manos de unos pocos países y conglomerados empresariales que controlan las fuentes energéticas mundiales, sus condiciones y precios, a todos y a cada uno de los usuarios, incluyendo a países desprovistos de recursos naturales como Israel.
Los países desarrollados supieron en su momento dar el salto de la locomotora a carbón a los ferrocarriles eléctricos, veloces y limpios. Por alguna razón, se quedaron allí sin animarse a dar un paso más, de enorme significado para la humanidad: la eliminación de los vehículos a combustible fósil y su reemplazo por automóviles eléctricos . Israel ha resuelto dar ese salto cualitativo hacia adelante: mediante un acuerdo entre la compañía Better Place del emprendedor israelí Shai Agassi, el emporio automovilístico Renault-Nissan y el Estado de Israel, a instancias del propulsor más entusiasta de la idea, el Presidente israelí Shimon Peres, Israel se comprometió a colaborar con la empresa en la construcción de una vasta red de estaciones de carga de electricidad para coches a lo largo de todo el país, que permitirán efectuar el recambio de la batería por una recargada en apenas 1 minuto (http://www.youtube.com/watch?v=KKA4GhVn0a4); así como a desgravar los vehículos eléctricos fabricados por Renault-Nissan casi en su totalidad. (Ver reportaje pormenorizado en The New York Times, http://www.nytimes.com/2009/04/19/magazine/19car-t.html, en inglés).

Conclusiones

La naturaleza no ha prodigado a Israel con abundante agua, ni con frondosas forestas naturales, ni con yacimientos de fuentes tradicionales de energía; no todo era broma cuando Golda Meir rezongaba contra Moisés, "que nos liberó de Egipto y nos hizo vagar 40 años por el desierto, para traernos al único lugar del Medio Oriente en el que no hay petróleo". Aún así, Israel ha predicado con el ejemplo en estos primeros 62 años de vida que en estos días celebramos, y ha hecho de esas carencias precisamente el motor de su superación. Parafraseando nuevamente a Golda Meir, podríamos resumir: El secreto del éxito israelí, es no tener alternativa. Feliz día de la Independencia de Israel, Jag Atzmaut Sameaj.


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