Comprometiéndonos con Israel: más allá de su defensa

Desde la Operación Plomo Fundido y el subsiguiente Informe Goldstone, ha habido un creciente sentido que la opinión anti israelí ha llegado más allá de la crítica de algunas de las acciones y políticas de Israel y ahora está quitando legitimidad a al proyecto sionista como en sí.  Nosotros los israelíes y los judíos no debemos tener ningún problema con la crítica constructiva.  Nuestra tradición nos ha enseñado que la crítica es primero que nada un acto de amor y lealtad.  Le damos la bienvenida como un necesario control para asegurar un comportamiento moral.  La verdad sea dicha, siempre hemos sido nuestros críticos más severos.  Cuando definimos toda crítica de la política de Israel como anti israelí o antisemita, no somos ni justos ni estamos sirviendo los intereses de Israel.

Sin embargo, socavar la legitimidad esencial del Estado de Israel como un Estado Judío o como el hogar del pueblo judío no es una crítica sino un peligro que debemos enfrentar y combatir.  

En Israel y en todo el mundo judío ha habido una convocatoria de fuerzas para desarrollar materiales, programas y nuevos defensores para presentar la causa de Israel.  La meta de estos programas es combatir la distorsión y presentar los hechos desde el punto de vista israelí.  Por más importantes y valiosos que sean esto esfuerzos, ha menudo no logran su fin.  Cuando la causa de Israel se basa solamente en una narración factual es a menudo poco convincente para aquéllos que tienen una percepción factual contraria.  En general, las posiciones pocas veces se forman puramente con hechos, sino que intervienen las propensiones ideológicas, morales y psicológicas que construyen la narración factual para reforzar un compromiso preexistente.

La concentración en la defensa de Israel mencionada más arriba, aunque es valiosa y educativa con los completamente desinformados, pasa por alto a un público en el que, en mi opinión, debemos concentrar nuestros mayores  esfuerzos, y para el que la defensa actual de Israel, o es innecesaria o es inefectiva.  Me refiero a la mayoría de la comunidad judía misma, que sido educada para querer a Israel y que ahora está encontrando que los fundamentos de su conexión están siendo socavados.
La realidad es que la mayoría de los judíos comprometidos, carecen en general de un lenguaje para entender y articular sus sentimientos acerca de Israel y su deseo de continuar apoyándolo.  Esto los hace vulnerables y expuestos a la campaña que trata de quitarle legitimidad, pues no poseen un marco desde el cual combatirla.

La razón por la cual se encuentran en este aprieto es el hecho que desde su comienzo los argumentos estándar para apoyar a Israel entre la judería mundial ya no tienen eco en la mayoría de los judíos, especialmente entre aquellos de 50 años o menos.  Estos argumentos pueden ser divididos en tres.  Debemos apoyar a Israel o porque:

1. Israel es necesario como un puerto seguro en caso de un nuevo Holocausto.
2. La supervivencia del Estado de Israel está en peligro.
3. Israel es el principal aliado en la guerra de occidente contra el “Eje del Mal.”

Además de ser mutualmente contradictorias son cada vez más irrelevantes.  La mayoría de los judíos de Norte América se sienten cada vez más en casa en sus sociedades y no se sienten llamados a combatir la urgencia de la amenaza de una potencial Shoá.  En segundo lugar, su conciencia política en cuanto a Israel no se formó por la angustia que precedió a la Guerra de Seis Días, o por la precariedad de la existencia de Israel expuesta en la Guerra de Iom Kipur.

Su primera guerra como adultos fue la guerra del Líbano en 1982 y después hubo la Intifada.  Crecieron con la historia de la fuerza y poderío militar de Israel.  Proteger a Israel des sus vecinos “más fuertes” no es un argumento que sea persuasivo o tenga sentido para ellos.  Finalmente, como lo reveló la forma de votar de la comunidad judía en Norte América, la mayoría no ven la guerra contra el “Eje del Mal” ni como central ni como algo de peso en sus vidas ni tampoco una empresa a la cual quieran contribuir.

Es hora de reconocer que la comunidad judía en general e Israel en particular no ha tenido éxito en la creación de una nueva narrativa judía para el pueblo judío alrededor del mundo en la cual basar su relación con Israel.  Las organizaciones judías e Israel se han aferrado a los tres argumentos antes mencionados porque tuvieron éxito en crear una relación con Israel centrada en la crisis que fue efectiva para recaudar dinero.  Estas acciones, sin embargo han hipotecado nuestro futuro en el altar de lo inmediato y de las necesidades institucionales a corto plazo.  Ahora le toca pagar a Israel y faltan los recursos.

La comunidad judía no necesita una campaña de defensa de Israel que abarque sólo hechos y números, sino también una nueva narración judía basada en ideas y valores judíos para comprometerse con Israel en una forma que ayude a integrar a Israel a una identidad judía moderna.  Los judíos hoy en día necesitan poder resolver preguntas cruciales para la cuales no saben la respuesta.  Por ejemplo: ¿Cuál es el rol de la “condición de ser un pueblo” en una identidad judía moderna? ¿Cuál es el significado y el propósito de la soberanía judía conectada a un territorio enraizado en la tierra de Israel para la vida judía moderna? ¿Cuáles son los requisitos de moralidad en la guerra, y cómo puede Israel usar su poder en una forma consistente con los más altos estándares de la moralidad judía? ¿Cómo equilibra Israel su legítimo derecho de autodefensa con los derechos de otros? ¿Se puede reconciliar un estado judío con los valores del pluralismo judío y la libertad? ¿Define la aspiración de un estado judía automáticamente a Israel como un estado racista, y apartheid?

Éstas son solamente algunas de las preguntas que necesitan ser resueltas y respondidas por esta nueva narración judía de Israel y el sionismo.  Si no podemos contestarlas, no existe ni un fundamento para conectarse con Israel ni la habilidad de mantener una relación viable y trascendente.  Debemos educar a la comunidad judía y darle las habilidades y herramientas necesarias para poder comprometerse con Israel en una forma que tenga sentido antes de pensar tan siquiera en pedirles que lo defiendan.

Traducido por Ría Okret


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