El corazón del rey

Yhwh dijo a Moisés…Levanta tu bastón, y extiende tu mano sobre el mar  y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por  medio del mar. Yo, mientras tanto, endureceré el  corazón de los egipcios para que sigan (a los israelitas), y me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en sus caballos; y sabrán los egipcios que yo soy Yhwh, cuando me glorifique a costa de Faraón, de sus carros y de sus caballos (…)

·Y Yhwh derribó a los egipcios en medio del mar.

·Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y los caballos, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras (los israelitas) en el mar; no quedó de ellos ni uno. (Exodo 14: 15 – 28)

·El corazón en ritos judíos y cristianos
     

El episodio del corazón duro de Faraón constituye un momento central, tanto en la celebración hebrea como en la cristiana. Entre los judíos, mientras trascurre la familiar cena de Pésaj, se significa el pasaje o salto de los hebreos desde Egipto a la tierra prometida. Así, se cocinan alimentos que simbolizan los que se comieron durante el tránsito. Y se pregunta a los niños sobre el corazón duro del rey, su aniquilamiento y el viaje al territorio prometido. Entre los católicos, la noche del Sábado Santo se considera la más Importante del año. En ella se celebra la Pascua del Señor, el salto del Dios hombre, que se lleva los pecados del mundo. La misa despliega una metáfora. Se compara la travesía de los hebreos hacia la tierra de la promesa con el viaje de Cristo quien sube a reunirse con el Padre.  En esa misa de resurrección, el texto sobre la dureza de Faraón se interpreta como advertencia de Dios. Tal será el castigo para el que hace mal uso de su libertad. En el marco de la cotidianeidad, entre los protestantes alemanes, aun el  huevo duro de  Pascua se asocia con el corazón inclemente del rey.    

La conformidad del corazón

Conforme con la Biblia hebrea, los humanos no toman conciencia  del bien y del mal con rosh, la cabeza. Quien comprende y decide es lêb, el corazón. De él emergen el sufrimiento y la alegría, el  coraje, el odio y el amor.  Pero lêv no designa sólo los sentimientos. También el alma y el intelecto. De ese modo, en el Tanaj, la intención y la ética del ser humano se encuentran en el corazón. Por consiguiente, lêv es el espacio donde Dios ejerce su  influencia. Así, según el libro del Exodo, lo que Yhwh endurece es el centro cardíaco del rey. Es con el corazón  que Faraón elije el mal. En el Catecismo, donde se exponen la fe y la moral católicas, el mal se define como falta de conformidad con el plan de Dios. Así, cuando una creatura inteligente, que conoce la ley divina, deliberadamente rehúsa obedecerla, surge el mal. Como consecuencia, de él emerge el castigo de Dios contra Faraón, su gente y  sus caballos:…no quedó de ellos ni uno .Del exterminio de los hombres y las bestias mana la gloria de Dios: me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en sus caballos.
La palabra con la que, en hebreo, se designa a la gloria de Yhvh es kavod, que connota la idea de lo pesado. Por eso, la imagen clave de esa gloria sería la balanza. Kavod se asocia, asimismo, con la abundancia. Según algunos comentaristas, esa copiosidad alude a las muchas obligaciones de Dios frente a su creación. Sería por su condición de supremamente responsable y equilibrado que Dios merecería el culto humano. Así, su gloria se hace presente cuando el hombre libre lo pesa en su corazón.

 
El corazón del dios

Sin embargo, el Libro del Exodo denota que no hay libertad. El dios que allí se representa entra hasta lêv,  lo más íntimo del  ser humano. Y allí coloca el mal, para castigarlo más tarde. Contrario al catecismo, Yhwh  no tiene conformidad con su propio plan divino. En ese contexto, las imágenes de la balanza y la responsabilidad no parecen asociarse con su gloria. A eso se agrega que Yhwh  endureció el corazón humano, porque es el único en conocer el bien y el mal. Entonces: ¿por qué matar a los caballos? Sin embargo, es de ese paisaje de cuerpos ahogados que  emerge K/V/D, la gloria de Dios.


Imaginar el corazón


El panorama bíblico connota  imágenes de nuestro presente: la guerra y la destrucción de la naturaleza. En ese contexto ¿qué simboliza la gloria de Yhwh?  Hoy, las disciplinas humanísticas empiezan a interesarse por la psicología de la violencia. Se vislumbra que la represión, por dura que sea,  es insuficiente para hacerla desaparecer. Tal vez lo único que pueda transformarla sea la comprensión. Desde esa perspectiva, la semiótica del citado pasaje de Exodo, con la figuración endiosada de un aniquilamiento, puede esclarecer en algo el impulso de muerte.

    * En 1989, un cineasta judío, Woody Allen, presenta su filme Crimes and misdemeanors, cuya traducción sería Crímenes y ofensas menores.
    * En esa película, desde una borrosa pantalla televisiva, el profesor Lewis Lévy habla de Dios. Así mediatizado, el tema divino se significa como   
       lejano de la experiencia humana. El profesor dice:
    * La cosa excepcional que ocurrió a los israelitas es que concibieron un dios que se preocupa por ellos... Sin embargo, a pesar de milenios de
       esfuerzo, no hemos logrado crear una real y completa imagen de un Dios amante. Eso está por encima de nuestra capacidad de imaginar.
    * Sin embargo, en contra de lo que dice Lévy, en otros textos bíblicos, Dios se relaciona con imágenes de amor. En Deuteronomio 6,5 la voz
      divina ordena:

Ama a Yhvh, tu Dios.De ese modo, la Biblia  representa un dios que conoce el amor humano y que parece necesitarlo. Antes, en Levítico 19:18, lo divino se vincula con una idea  más abarcativa de los sentimientos. Dios no quiere ser el único amado. También ordena:

    * No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yhvh.
    * Así, Yhwh pone el amor por encima del odio. De todos modos ese amor es sólo para los hijos de su pueblo. El otro permanece excluido.

La idea de un Dios que no sólo pide, sino que asimismo siente amor aparece en otro texto judío. Así,  en Juan 13: 34 – 35, Cristo  dice: Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los  amo, deben también amarse los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo conocerá que son mis discípulos. En la imagen de Juan, Dios se figura como completamente amante. De ese modo, el modelo que da al humano es el de sí mismo representado como alguien que ama. Y su identidad se significa mediante el vínculo recíproco de amor.

 

    * En el siglo V a. J.C., el Dios Uno del filósofo Jenófanes no tiene nada humano. Ello se debe a la actitud  reverente que Jenófanes tiene frente
      al misterio de lo divino. Así, señala que los hombres atribuyen a los dioses sus propias características. Según él,  Dios permanece misterioso.  
      Aunque, algunas veces, se manifieste en el corazón de los vivientes.


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