La guerra jaredí y secular todas las noches de los viernes

complejocineokCómo un cine abierto en Shabat desencadenó una batalla territorial en los años 80.
La batalla por Jerusalén llegó a su punto máximo a fines del verano de 1987, cuando cientos de manifestantes no religiosos se reunieron cada viernes para defender el primer cine céntrico que abría los viernes de noche y sábados (el Shabat judío).

 

 Los barrios ultra-Ortodoxos cercanos estaban rodeados por barreras y cientos de policías, para prevenir que los manifestantes jaredíes lleguen e intenten interrumpir las funciones.


La policía utilizaba frecuentemente gas pimienta y cachiporras para dispersar a los manifestantes. Pero a pesar de sus mejores esfuerzos, hubo muchos jaredíes que pudieron entrar y llegar a la manifestación secular – que estaba afuera del Teatro Beit Agron en el centro de la ciudad.


Uno de los manifestantes ultra-Ortodoxos, Aharon Gartner – un activista de tercera edad en Eda Haredit, en ese entonces – se paró en la entrada y le dijo a todos los que entraban al auditorio: “¡Shabbes, cualquiera que profane al Shabat será con seguridad ejecutado!”


Sa’ar Netanel, en ese entonces, un miembro del movimiento juvenil de izquierda Ratz y un manifestante regular – y luego un miembro del municipio de Jerusalén para el partido de Meretz – recuerda que “ver una película un viernes a la noche en Jerusalén durante ese período era realmente un acto subversivo. Sentía que era una rebelión juvenil, algo vanguardista.


El martes, 28 años después de aquellas batallas, el cine Yes Planet abrirá en el barrio sureño de la ciudad, Abu Tor. El cine que cuenta con 16 pantallas, se unirá a docenas más – además de más de 200 otros negocios, restaurantes, cafés, clubes y bares – que abren en la capital en Shabat.


Los hombres ultra-Ortodoxos protestan contra la apertura en Shabat del estacionamiento Karta.


Así que, ¿podemos finalmente declarar una victoria secular en la batalla por el Shabat en Jerusalén? Los optimistas dirán que sí, señalando que no hay otra ciudad en Israel, excepto Tel Aviv, con tantos negocios abiertos un sábado.


En respuesta, sin embargo, los pesimistas entre los no religiosos mencionarán la toma de poder de la Ortodoxia vecindario tras vecindario en Jerusalén. Y luego está el cambio del balance demográfico, y la pérdida de la población secular, y el sentimiento de incomodidad que enfrentan los no religiosos en algunos espacios públicos de la ciudad.


Rompiendo el status quo religioso
La batalla por el Shabat en Jerusalén está tejida en la historia de la ciudad en la era moderna. En la década de 1930, había manifestaciones de los jaredíes contra la profanación del Shabat en Jerusalén, y continuaron siguiendo la formación del estado. Pero el status quo religioso – observancia oficial de la ley judía sobre el Shabat y los feriados judíos – han sido estrictos en Jerusalén hasta la mitad de la década de los 80. Hasta donde sé, sólo había dos restaurantes abiertos en el oeste de Jerusalén antes de mediados de los 80 – y servían comida que estaba preparada con antelación y era pagada con cupones en antelación, antes del Shabat.


A mediados de los 80, sin embargo, hubo algunos intentos de abrir restaurantes en Shabat. Algunas veces estos intentos llevaron a manifestaciones por la ultra-Ortodoxia y contramanifestaciones por los no religiosos. Con el alcalde Teddy Kollek, el municipio ignoró en su mayoría estos intentos siempre y cuando los restaurantes operaran lejos de los barrios jaredíes.


El nuevo cine Yes Planet en Jerusalén, en construcción.
Pero las cosas cambiaron en 1986 cuando un empresario privado, Amatzia Kaplan, intentó abrir un cine los viernes de noche – violando una ley vigente hace 30 años. Esto le causó a la ultra-Ortodoxia un gran problema. Las enormes cantidades de tinta derramadas en esta batalla pueden ser atestiguadas en la enorme colección de afiches impresos por la comunidad jaredí. Estos se encuentran ahora en la Biblioteca Nacional de Jerusalén, donados por Yoel Kreus – el presunto “oficial de operaciones” de la organización Eda Haredit. “Escucha O Israel (Shma Israel),” uno proclama, “los enemigos de Dios y su Torah han declarado la guerra en el Shabat con el propósito de destruir a la sagrada Jerusalén…No se paren a un lado.”


A su altura, los grupos ultra-Ortodoxos se reunian a manifestar en no menos de 26 plazas e intersecciones en Jerusalén, dirigiendo servicios de rezos en masa. Kollek fue acusado de alentar a los cines a abrir en algunos de los afiches, que hizo que en varios casos se lo compare a “la serpiente Hitleriana”. A pesar de eso, intentó prevenir las transmisiones y hasta aprobó una ley municipal en su contra. Con el objetivo de evadir la nueva ley, las películas eran definidas como una “tarde cultural”. Como consecuencia, los espectadores fueron obligados a escuchar un corto discurso antes de que la película comience.


La batalla de la comunidad no religiosa por el Teatro Beit Agron fue uno de los momentos más destacados en las protestas seculares de la ciudad, y por muchos años después, continuó resonando en la escena política local. Todas las noches de viernes, cientos de manifestantes no religiosos se juntaban a protestar en la plaza frente al teatro, conocida coloquialmente como “La plaza de los gatos”: Esto se tornó en un gran evento de entretenimiento por sí solo. Dos grupos lideraban la protesta: El Movimiento Ratz (uno de los antecesores de Meretz); y Kol Ha’ir, un periódico local.


El punto de inflexión en las protestas no religiosas llegó a fines del año 1987, cuando la jueza Ayala Procaccia, quien en ese entonces trabajaba en la corte administrativa local en Jerusalén, actuó en la demanda hecha por la municipalidad contra el dueño del cine, Kaplan.


Procaccia anuló el estatuto local que prohibía la transmisión de películas en Shabat, y haciéndolo creó un nuevo status quo religioso en la capital. Esto permitió la apertura de restaurantes, cafés y otros lugares de entretenimiento los viernes de noche y los sábados.


Los manifestantes ultra-Ortodoxos se reunieron para protestar por la apertura del Teatro Beit Agron en Jerusalén, 1987.


A partir de entonces, muchos carretes de películas han sido proyectados en los proyectores de Jerusalén (bueno, antes de que el cine fuera digital) en Shabat – y restaurantes, bares, clubes y cafés abrieron a gran ritmo. Esta victoria para la comunidad no religiosa también encontró expresión en el éxito sin precedentes de los partidos de izquierda en la política de la ciudad: Ratz, Free Jerusalén y luego Meretz.


La guerra del estacionamiento
La última gran batalla en esta guerra de la ciudad ocurrió hace seis años, en la apertura en Shabat del estacionamiento Karta, cerca de la Ciudad Vieja. Esta batalla fue larga y difícil, pero también terminó con la derrota de los jaredíes.


Mientras tanto, la comunidad ultra-Ortodoxa tuvo que satisfacerse con el hecho de que Cinema City – el primer gran multicine que abrió en Jerusalén, en febrero de 2014 – permanece cerrado en Shabat. El alcalde Nir Barkat se opone a que abra los sábados, a pesar de las protestas de sus compañeros de coalición municipal en el consejo de la ciudad, una petición sobre el asunto en la Corte Suprema de Justicia, y hasta llama a la comunidad secular a un boicot del cine.


Ahora, la ultra-Ortodoxia está una vez más enlistada para pelear por el honor y la santidad del Shabat. Pero parece que la probabilidad de que se vuelva un gran movimeinto de protesta y que amenace la apertura del nuevo Yes Planet los viernes de noche y los sábados es mínima. La razón principal es que el nuevo cine es privado, y el municipio no puede influenciar la decisión de su apertura o cierre – contrario a Cinema City, que está ubicado en territorio que pertenece a la ciudad y al Estado.


Mayores batallas para pelear
Otra razón es la distancia entre el nuevo cine y los barrios ultra-Ortodoxos. En suma, parece que la energía y motivación que dirigió estas batallas hace 30 años, ya no existe.


Esto puede ser porque la época de los grandes rabinos involucrados en estas peleas – hombres como el Rabino Ovadia Yosef o Rabino Elazar Menachem Shach – ha pasado. O puede ser porque el presente liderazgo de las comunidades jaredíes está invirtiendo sus esfuerzos en batallas que parecen ser más importantes para ellos, como los presupuestos del gobierno o la lucha contra la inducción en las Fuerzas de Defensa Israelíes.


“La amenaza demográfica es algo de lo que es difícil hablar hoy en día”, dice Uri Ayalon, un rabino Conservador y defensor del pluralismo. “Los jaredíes de hoy no son los de la década de los 80, y no son los jaredíes de 20 años ¬¬[de ahora]. Ya no ven a Jerusalén como la ciudad sagrada por la que deben morir. La sociedad jaredí se encuentra en una gran crisis, y no está lidiando con estos problemas del Shabat. De hecho, todo lo contrario: la familia ultra-Ortodoxa promedio, una donde los niños trabajan, está feliz de que la ciudad permanezca pluralista. Es una ciudad abierta que puede abrirse aún más. El único problema es que somos cautivos de esta narrativa de ‘Jerusalén cerrado’ y ‘Tel Aviv abierto’. Todo lo que necesitamos es librarnos de esto”, añadió Ayalon.


Fuente: Haaretz.com

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